No es cierto que solo el cristiano ama, pero si es cierto que solo es cristiano el que ama.
Tratar
de localizar a un cristiano en el barroquismo de las mil y una prácticas
religiosas sería tan ingenuo como tratar de definir a un hombre por la montura
de sus gafas o el color de sus corbatas.
No
te juzgaran por tus prácticas religiosas sino por tus relaciones sociales: «Todo lo hicisteis a uno de estos…, a mí me lo hicisteis»
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