UNA
CASUALIDAD LLEVÓ A CHRYSTEL HASTA LA LECTURA DE LOS EVANGELIOS
CHRYSTEL SITIÓ CURIOSIDAD POR LOS EVANGELIOS TRAS
VER UN ESPECTÁCULO MUSICAL SOBRE JESUCRISTO.
Chrystel creció en una familia no practicante, apenas acudían a misa. Lejos
de la práctica religiosa, en la adolescencia empezó a acudir a videntes y médiums: “Quería conocer mi futuro”, explica, “porque estaba convencida de que la verdad se encontraba
en ese tipo de personas”.
Continuó haciéndolo durante doce años.
UNA
MÚSICA VENIDA DEL CIELO PARA ELLA
En 2017, sin embargo, un hecho providencial acabaría teniendo consecuencias muy
importantes en su vida.
Tenía previsto esa semana asistir
a dos espectáculos teatrales, uno de ellos
protagonizado por un médium, pero ambos fueron cancelados: “Me encontré sin
nada, salvo que había un espectáculo musical que se iba a representar en París
y se llamaba Jesús".
Se trata de Jesús, de Nazaret a Jerusalén,
un musical del compositor Pascal Obispo con una escenografía muy cinematográfica que
le supuso un gran éxito.
“No tenía
ningún interés en él”, confiesa Chrystel
a Découvrir Dieu, “pero como me gustan las obras musicales decidí ir a
verlo”.
CRISTO
VIVO
La obra despertó su interés
por Jesucristo, y empezó a leer los Evangelios:
“Realmente quería conocer la vida de Jesús. Leer
ciertos pasajes me impactó y empezaron
a brotarme las lágrimas”. La joven se sentía “transformada”
pero también expectante: “Me dije, ¡realmente
Jesús está vivo, está aquí!”.
Para comprobarlo empezó a
ver testimonios en internet: “Quería saber si había personas que habían tenido un
encuentro con Cristo vivo”.
Los encontró, y la convencieron
tanto que acudió a un lugar de
peregrinación en Borgoña para
profundizar en su naciente fe.
ROMPER
CON EL PECADO
“Un día estaba en
oración y sentí verdaderamente la presencia viva de Jesús”, recuerda. “Empecé a llorar y decidí
confesarme con un sacerdote”.
Pero antes de eso dio un paso
fundamental: tiró a la basura todos los libros que tenía
sobre videncia y espiritismo.
“Tras la confesión
me sentí liberada de todos los pecados que pudiera tener”, celebra: “Encontré la fe y la Iglesia, vi
que uno no está solo”.
Y está convencida de que Dios
quiso demostrárselo: “Tras esa peregrinación estaba
a la expectativa. Busqué trabajo y encontré un empleo no lejos de casa y, sobre
todo, no lejos de mi parroquia. Creo que es un pequeño guiño que
el Señor quiso hacerme”.
“Ahora miro al
futuro con mayor serenidad”, concluye: “Sé que Jesús siempre está a nuestro lado, aunque a
veces uno no le sienta. Siempre está cerca. Es un amigo con quien se
puede contar y que nunca nos abandonará”.
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