INTERESANTE ANÁLISIS DEL SOCIÓLOGO JÉRÔME FOURQUET SOBRE EL CATOLICISMO EN FRANCIA, PERO NO SÓLO
Jérôme Fourquet es un reputado sociólogo y analista político francés. Es director del departamento de “opinión y estrategias corporativas" del IFOP, el Instituto Francés de Opinión Pública, donde su trabajo está centrado en el comportamiento y las actitudes políticas en relación con las religiones, la inmigración y las cuestiones de identidad.
En su último ensayo La France sous nos yeux (Francia a nuestros ojos),
Fourquet analiza, entre otras cosas, la capacidad de
la Iglesia católica para hacer oír su voz en la Francia contemporánea, donde la huella del catolicismo va
desapareciendo pese al enorme patrimonio religioso que atesora.
En estos últimos años no ha sido
infrecuente escucharle o leerle en distintos medios de comunicación advirtiendo
de la “fase terminal” del
catolicismo en su país o de cómo se ha “llegado a la fase final de la
descristianización”, cita que pronunció cuando en Francia ardieron en pocos
meses varias catedrales y templos emblemáticos.
En una entrevista con Famille Chretienne este
sociólogo analiza el cambio producido en Francia, que en cierto modo y con
pequeñas diferencias, se está produciendo simultáneamente en todo Occidente.
LA
PÉRDIDA DE INFLUENCIA DE LA IGLESIA
En su opinión, se ha producido “un colapso de la matriz católica en el panorama
espiritual francés”. Y
lo explica asegurando que “como la naturaleza odia
el vacío, algunos franceses buscan otra cosa”.
Citando una encuesta reciente de
su instituto demoscópico para la revista francesa Mission afirma
que “uno de cada dos franceses se encuentra en
alguna forma de búsqueda espiritual”.
“Vemos a nuestro
alrededor nuevas formas de religiosidad y espiritualidad que son muy flexibles y
poco restrictivas. Si el yoga ha tenido
tanto éxito es porque es totalmente plástico. Está en sintonía con un enfoque
inspirado en el budismo que no impone nada”, añade
Fourquet.
Es más, este sociólogo añade que
una cuarta parte de la población se entrega al yoga que aunque “es principalmente una actividad deportiva para
muchos va acompañada de una dimensión espiritual”. Es un
sustitutivo de la fe. En su libro también habla de otros elementos mucho más
minoritarios como la corriente neochamánica o el crecimiento de la brujería y
el esoterismo.
Para la Iglesia, pese a tener
todavía cifras importantes, es una situación prácticamente sin precedentes el
ser ya una minoría como lo es ahora en Francia. Jérôme Fourquet lo analiza
utilizando vocabulario del Marketing: “había una
‘marca’ católica que estaba en una situación de monopolio y hacía muy bien su
trabajo. Esta marca histórica
está tratando ahora de resistir, pero está sujeta a la competencia de nuevos
participantes. La Iglesia, actor histórico, mira lo que se está haciendo en
otros lugares y trata de responder, en particular inspirándose en los métodos
de ciertas corrientes carismáticas y evangélicas como se vio en el Congreso Misión del
pasado mes de octubre”.
No cabe duda de que la Iglesia
Católica en general, y en Francia en particular, ha vivido crisis importantes y
ha logrado recuperarse. En el caso concreto de su país, Fourquet reconoce
que “la gran prueba fue la Revolución Francesa.
Ha habido muchos golpes duros antes, pero nunca con
tanta intensidad. Es cierto que la Iglesia, con el apoyo de los regímenes
posrevolucionarios, fue reconstruida en el siglo XIX”.
Ciertamente también admite que
hubo lugares “donde la población se descristianizó
definitivamente en ese momento, pero el catolicismo en general había encontrado
una base sólida”.
Sin embargo, este sociólogo del
IFOP cree que “la
situación hoy no tiene nada que ver”,
pues “nunca habíamos estado en números tan pequeños
en términos de practicantes o personas de la Iglesia: alrededor de 11.000
sacerdotes hoy contra casi 100.000 a principios del siglo XX” además de
la menor influencia que antaño.
"LA
IGLESIA NO HA DICHO SU ÚLTIMA PALABRA"
Aún así opina que la Iglesia “no ha dicho su última palabra” aunque en Francia se enfrenta “a una de sus mayores crisis en 1.500 años”.
¿Cree que la
Iglesia puede superarlo? Jérôme Fourquet afirma que a
tenor de las cifras “si la Iglesia quiere
sobrevivir, el esfuerzo de evangelización ya no puede depender únicamente de
los sacerdotes. Si quieren mantener una presencia algo sustancial en el país,
los laicos ya no pueden conformarse con bautizar a sus hijos, ir a misa y dar
dinero en el culto. Los laicos también son mensajeros de Cristo. ¡Probablemente tendrán que ir a la plaza, al lado del supermercado, para
difundir la Buena Noticia como los testigos de Jehová!”.
Es en este punto donde este
sociólogo habla de las posibilidades. A su juicio, la alternativa para los
católicos es “misión o bastión“.
Tiene claro que los católicos "se encuentran en una encrucijada a medida que el número de fieles baja y envejece, y
la base demográfica del catolicismo en Francia se ha reducido drásticamente”.
Un fenómeno francés muy
reciente es el del éxito de los "tradismáticos": jóvenes
que asisten a la misa tradicional y realizan evangelización carismática
DOS
ALTERNATIVAS
Como analista asegura ver sólo
dos opciones de cara al futuro.
La primera es la que pasa –cuenta
Fourquet- por la misión “en un modo más
o menos carismático” aplicando
los métodos que ya utilizan con cierto éxito algunos grupos evangélicos. Esto
provocaría un cambio en cómo se encuentra organizada la Iglesia Católica.
Francia ya no es la hija
primogénita de la Iglesia, afirma este analista, sino que es “una tierra de misión profundamente descristianizada. De
alguna manera, esto puede ser un desafío estimulante para
algunos católicos”. En esta Francia el papel de los misioneros
prácticamente se “remontaría a la época de los
pioneros”.
Esta obra misionera –agrega
igualmente- “podría desplegarse en torno a verdaderos
puntos de apoyo: quedan iglesias, prensa católica, escuelas y tejido
asociativo”, pero dada la descristianización de una gran
parte de la población sería empezar casi de cero. De hecho, cita una encuesta
reciente de IFOP según la cual el 90% de los menores de 35 años no sabían lo
que era Pentecostés.
La segunda opción
sería la de hacer un “bastión”, replegarse y organizarse. En
esta alternativa, Fourquet considera que “el
católico puede darse cuenta de que la situación colectiva ya no puede
rectificarse. Se puede decir que la sociedad francesa se ha descristianizado
por completo, que dadas las fuerzas presentes, es ilusorio esperar influir en
la trayectoria nacional. En este contexto, sería imperativo continuar
transmitiendo la fe a familias y comunidades en una perspectiva
conservativa en el sentido cuasi-museístico del término. En esta opción, a la
espera de mejores días, seguiríamos teniendo islas donde se produce la
transmisión”.
¿Podría haber una
tercera vía en esta teoría propuesta? Este sociólogo asegura que su tesis es
teórica y radical pero “nada impide a los católicos, de hecho,
perseguir ambos objetivos al mismo tiempo. Por tanto, puede
surgir un tercer escenario”.
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