De niño nunca me entusiasmó Tintín. Por supuesto que me leí todos los álbumes, pero me gustaba mucho más Astérix. Yo había comenzado con la colección Dumbo. Una colección que se imprimió de 1965 a 1978. Qué momentos tan emocionantes pasé entre sus páginas. En un niño de seis años, esos comics eran emoción pura.
La portada
que pongo en este post fue el primer comic que tuve de esta colección. Tebeo que leí y releí hasta sabérmelo de memoria.
Inspeccioné sus dibujos, me metí en la historia. Era hijo único en un piso. Ese
y los comics que siguieron fueron mis “viajes” afuera
de mi casa, de mi Barbastro. Se trataba de una
lectura con una plena concentración. Una lectura a la que me entregaba sin la
más leve distracción.
Ahora
recuerdo esa sencillez de niño con ternura.
P. FORTEA
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