Con motivo de la celebración de las fiestas centenarias de la ciudad de Huacho, el 23 de enero de 1966, en el banquete organizado en el Club Tennis, el presidente Belaúnde manifestó no haber realizado ninguna obra en beneficio de la provincia de Chancay, invitando a sus alcaldes distritales a una reunión para contemplar su desarrollo.
En esos días la Cooperativa "Pampa de Ánimas"
había recibido una notificación de la Dirección de Aguas, que en forma
terminante conminaba a sus miembros probar ser los primeros denunciantes de las
tierras del Estado en esa zona.
En caso contrario se pronunciaría a favor de los terratenientes de Santa
Rosa. Debiendo aclarar definitivamente este derecho, como presidente de la
cooperativa decidí presentarme a esa reunión como alcalde de Pampa de Ánimas,
llevando como secretario al señor Fortunato Nicho.
Con ese motivo nos presentamos al almuerzo de trabajo para el desarrollo, en la
Escuela Naval de la Punta.
AI llegar a la entrada de esa institución, hacían guardia dos tenientes
de Marina. Suscitándose este diálogo:
- Buenos días señores, ¿dónde ofrece el señor
presidente de la república el almuerzo a los alcaldes de la provincia de
Chancay?
- ¿Es usted alcalde, señor?
- Sí, teniente.
- ¿De qué parte?
- Del distrito de Pampa de Ánimas de la Campiña de
Huacho.
Señor, el almuerzo es en el Casino de oficiales. El
señor presidente no tardará en llegar.
Pidiendo permiso a su compañero, gentilmente él mismo nos condujo al
Casino. El teniente informó a los cadetes que hacían guardia quiénes éramos e
inmediatamente nos hicieron pasar. Al ingresar al salón de recepciones
alarmamos a los 20 alcaldes allí reunidos. Lo primero que hicimos fue saludar
al alcalde provincial. Igual hicimos con los demás, pero al llegar donde el
Alcalde de Carquín, condiscípulo mío, exclamó fuerte para que todos lo
escucharan: -¿Qué hacen ustedes aquí?- esta reunión es
para nosotros los alcaldes. (Una vez oí decir al padre Iván Pardo
Figueroa, asesor nuestro, que después del alcalde provincial, el presidente de
la Cooperativa Pampa de Ánimas era la segunda persona más importante en la
ciudad).
La mayoría miraron asombrados a los intrusos. Preguntados quiénes
éramos, alguien dijo: -Es el presidente de la Cooperativa Pampa de Ánimas con
su secretario-. Ante la pregunta imponente del alcalde de Carquín, respondí
rápidamente: Debes saber que tenemos una invitación
especial del señor presidente de la república. Estas palabras
convencieron a todos y seguimos con nuestros saludos.
Mi secretario estaba saboreando unos deliciosos anticuchos ensartados en
palos gigantes, en el preciso momento que el conserje anuncia: El Señor presidente de la república. La sorpresa y la
solemnidad del momento, hizo que lo soltara cayendo al suelo. Mientras Belaúnde
acompañado de dos contralmirantes de Marina avanzaba saludando. Fortunato con
el pie empujaba el palo de anticucho debajo de uno de los sillones. Los alcaldes
saludaban al Presidente dando el nombre del distrito al cual pertenecían.
Al llegar donde estaba, por lo bajo, para que sólo el presidente lo
escuchara le digo: alcalde de Pampa de Ánimas.
Luego, el presidente nos invitó pasar al comedor, subiendo al segundo piso por
una escalera de caracol, a la gran terraza del Casino donde se dominaba la
bahía y estaba anclada la escuadra.
Los contralmirantes de pie. Los intrusos íbamos a ocupar sus asientos
estábamos detrás de las sillas sin sentamos. Entonces uno de ellos me dice: "Por favor siéntese, señor alcalde". A la
segunda vez de este ofrecimiento, me senté. Luego escuché este ofrecimiento,
hecho por tercera vez a mi secretario. No podía creerlo, ¡estábamos reemplazando en los asientos a los dos
edecanes del Presidente de la república! quienes con los mozos se
hicieron improvisar una mesa para ellos.
La agenda de este almuerzo de trabajo comprendía: escuelas y caminos. Por norma de educación no se
podía tratar otro tema. En la conversación previa, dirigiéndose el presidente
al lado izquierdo de la mesa donde estaban los alcaldes andinos y también me
encontraba, preguntó: "¿Señores alcaldes, conocen
ustedes la “muía” mecánica?". "¡La emplean en su distrito!". Se
formó un silencio vergonzoso, nadie atinaba dar una respuesta. Al alcalde de
Pampa de Ánimas no le convenía sobresalir en la charla, pero para hacer quedar
bien a sus "colegas" respondió: "Señor presidente, la "muía mecánica" o
"muía española" es un implemento agrícola muy importante para los
pequeños agricultores en el cultivo de la tierra. Complacido Belaúnde
felicita al de Pampa de Animas diciendo: “comprendo
que su distrito es bien progresista".
Después vino la agenda conversando sobre la conveniencia de escuelas y
caminos en los distritos. Anotándose los acuerdos tomados.
En seguida se sirvió el almuerzo. Mientras comía, pensaba como cumplir
con nuestra misión, en que momento abordar al presidente. Dándome valor tomaba
copa tras copa de un delicioso vino tinto francés asentando un especial asado
que se sirvió como primer plato. Luego el vino blanco con el pescado.
Al concluir el almuerzo, Belaúnde se levantó. Rápidamente me coloqué a
su lado y juntos empezamos a bajar la escalera caracol. Abordándole le dije: "Señor presidente, tengo un encargo especial de la
Asociación de Agricultores de la Campiña de Huacho, hoy convertida en Cooperativa
Pampa de Ánimas. Presentó en la primera
reunión de Lima en palacio de gobierno un expediente de concesión de tierras.
Resulta que en la Secretaría de palacio se ha dado por perdido este documento y
ahora aparecen terratenientes de Santa Rosa como primeros solicitantes,
pretendiendo arrebatarle estas tierras a los campesinos. Señor presidente: ¡No
puede ser posible que en el propio palacio de gobierno, suceda este hecho! le
ruego hacer justicia. Llegábamos al salón de la primera planta. El
alcalde de Sayán, Dermis Culinfe, yerno de don Edgardo Seoane, Vicepresidente
de la república, bajaba al otro lado del presidente. En la mesa conversaron de
tú y vos. Le dijo para que le aclare el panorama: "¡Cooperativa
Pampa de Ánimas! Respondiendo: Estuve en el Ministerio de Agricultura, al
preguntarle al ministro cómo estaba su tramitación, el documento fue sacado del
lado izquierdo del armario (todo documento de este lado está archivado). ¡En el lado izquierdo! expresó extrañado Belaúnde. Sí,
Señor presidente.
Luego Belaúnde me dice: "Señor alcalde,
todo será aclarado". Gracias, Señor
presidente.
Mientras
los demás alcaldes hacían nuevas peticiones al presidente, Dermis me tomó del
brazo y conduciéndome a una de las ventanas me felicitó por la audacia y valentía,
que todo líder debe tener para enfrentar los problemas por más difíciles o
imposibles que parezcan.
De Alberto Bisso Sánchez (1992).
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