El Papa Juan Pablo II, cuando era cardenal, le gustaba salir disfrazado a las calles para escuchar al pueblo, y una de esas veces escuchó a un hombre hablar mal de la Iglesia para un grupo que lo escuchaba.
El
cardenal se acercó a él y le dijo que su blusa estaba sucia y se preguntó si en
su casa no había agua y jabón. El hombre, todo avergonzado ante sus amigos, le
respondió que sí. Entonces Juan Pablo II le dijo: "Ya
ves, el problema no está en tu casa, pues allí encuentras todo lo que
necesitas, el problema está en ti que no te cuidas". Así es la
Iglesia.
Ante la
Iglesia podemos tener actitudes buenas o malas, podemos murmurar o edificarla,
Lo mejor es seguir el ejemplo de San Francisco de Asís, que vio todos los
errores del pueblo de la Iglesia, pero no la abandonó, porque la Iglesia es
madre, y madre no se abandona.
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