La imagen lleva 432 años presente en esa tierra
Concluye así el
año Jubilar liderado por la Orden de Predicadores –guardianes del Santuario y
del milagroso lienzo–, con diversas manifestaciones de fe que han congregado a
un significativo número de devotos de la Virgen de Chiquinquirá,
particularmente entre el 6 y 9 de julio.
(Agencias/InfoCatólica) Además de ser una de las
advocaciones más importantes de Colombia, la Virgen del Rosario de
Chiquinquirá, es un referente histórico y cultural para el país, pues la imagen
renovada lleva 432 años presente en estas tierras.
MARÍA: EJEMPLO DE PERSEVERANCIA EN LA FE
Con una misa multitudinaria,
el 6 de julio comenzaron los festejos por los 100 años de la coronación de la
Virgen de Chiquinquirá, Patrona de Colombia, tal como han informado los
organizadores de la programación compartida en la página web del Santuario.
Más de 70 obispos del país,
autoridades civiles, militares, policías y cientos de fieles participaron de la
eucaristía, que fue presidida por monseñor Óscar Urbina, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia
(CEC). La misa se celebró en la basílica de Nuestra Señora del Rosario de
Chiquinquirá.
«María, hoy de
nuevo, como en el silencio al pie de la cruz en el calvario, ante el inmenso
dolor de la muerte de su hijo, no pierde la fe en el Dios de la vida. Si tienen
fe, como un pequeño grano de mostaza, moverán montañas», dijo monseñor en su homilía.
DOMINICOS: CUSTODIOS DE LA VIRGEN DE CHIQUINQUIRÁ
Por la tarde se realizó el
descenso del lienzo con la imagen de la Virgen para que pudiera ser venerada
por los feligreses y fue llevada en procesión, por una escolta, a través de las
calles de la ciudad.
Los dominicos que custodian la
sagrada imagen de la Virgen de Chiquinquirá recuerdan que en 1908 el
provincial, Fray Vicente María Cornejo, y el Prior del Santuario, Fray José Ángel
Lambona, con la recomendación de la Conferencia Episcopal de Colombia, pidieron
a la Santa Sede la coronación canónica.
CORONACIÓN DE LA PATRONA
La petición fue despachada
favorablemente el 9 de enero de 1910 por el Capítulo de la Basílica Vaticana.
El Papa San Pío X firmó el decreto que fue enviado a Mons. Eduardo Maldonado Calvo, Obispo de
Tunja, quien dispuso la coronación para el 9 de julio de 1919, día consagrado
por el clero colombiano para honrar a la Madre de Dios.
Como preparación para esa fecha,
los dominicos realizaron una extensa peregrinación con una copia del cuadro de
la sagrada imagen por Boyacá, Santander, Cundinamarca, Caldas, Huila, Tolima y
Antioquia.
La coronación se realizó en la
Plaza de Bolívar de Bogotá el 9 de julio de 1919. En presencia del Nuncio
Apostólico y del presidente de Colombia, Mons. Maldonado tomó las coronas y las
puso en las cabezas del Niño y de la Virgen, mientras decía: «Así como hoy os coronamos en la tierra, así merezcamos
ser coronados en el Cielo».
DISCURSO DEL PRESIDENTE IVÁN DUQUE
Para la conmemoración
asistieron al Santuario de Chiquinquirá, en el departamento de Tunja, diversas
autoridades eclesiales y civiles, como el presidente de Colombia, Iván Duque.
Antes de iniciar la Eucaristía, el mandatario dirigió unas palabras a los miles
de fieles presentes.
«Vengo esta
mañana como un peregrino. Vengo a rendirle honor a la Patrona de nuestro país,
a esta maravillosa Virgen que ha iluminado a Colombia en todos los momentos,
los de alegría, los difíciles, pero siempre ha sabido guiar a esta nación por
la senda del bien y en medio de las adversidades», dijo Duque.
El presidente expresó su deseo
para que «surja una Colombia de fe, una Colombia
grande, una Colombia de gente buena que hoy viene a rendirle tributo a su Virgen,
a su Patrona, a esta Virgen de Chiquinquirá que está presente en el corazón de
toda la nación».
«Vengo a pedirle
a nuestra Patrona que ilumine a aquellos que han estado en el camino errático
de la violencia, para que dejen ese camino oscuro y vean el destino de la
legalidad y el destino de la concordia como la única forma de construir una
verdadera y genuina paz en todo el territorio», continuó.
Tras alentar al cuidado de la
casa común como un camino para el desarrollo, el presidente pidió a la Patrona
de Colombia «que siembre en cada hogar de nuestra
Patria un sentido de respeto fraterno y de devoción por la familia como núcleo
de la sociedad para que no tengamos más niños víctimas para que no veamos más
abusos en la tierna niñez arrebatando su inocencia, para que logremos que desde
la familia colombiana sembremos los valores que deben perdurar en el tiempo».
Luego de pedirle a la Virgen
«100 años más de protección para todos los colombianos», el presidente terminó
su intervención con una oración que elevó a la Madre de Dios.
EL CARDENAL BRASILEÑO RAYMUNDO DAMASCENO ASSIS,
ENVIADO ESPECIAL.
Al iniciar la Misa, el Nuncio
Apostólico en Colombia, Mons. Luis Mariano Montemayor, leyó la carta con la que
el Papa Francisco nombró al Cardenal Damasceno como su enviado especial para
esta celebración.
«Fomentamos de
corazón el culto a la Virgen Maria y gustosos apoyamos las iniciativas que en
todo el mundo surjan para aumentar la piedad a la Madre de Dios. Insigne
monumento de esta piedad hacia ella es el Santuario Nacional edificado por los
católicos en honor de Nuestra Señora de Chiquinquirá en Colombia y visitado por
multitud de peregrinos a lo largo de los siglos, albergue de la milagrosa
imagen de la Patrona de Colombia que nosotros mismos hace dos años hemos
venerado en Bogotá», señala el Santo Padre en su carta.
En su carta, el Pontífice pide
al Cardenal que promueva entre los fieles la «asidua
recitación del Rosario y la constante devoción a la Santa Madre de Dios para
que ella obtenga de nuestro señor Jesucristo una vida recta, un acatamiento de
la voluntad divina, la paz, la reconciliación, la capacidad de perdonar, la
pacífica convivencia con todos y la confianza en el cumplimiento de las
promesas divinas».
LA HOMILÍA DEL CARDENAL DAMASCENO
«Al saludar con
afecto quiero de modo especial manifestar mi más sincero sentimiento de unidad
a cada uno de los devotos, en la experiencia genuina de su fe, que vienen a
este noble santuario para celebrar los 100 años de la coronación», dijo el Cardenal Damasceno en
su homilía este 9 de julio.
«Así como Dios
me concedió la gracia de ser el Arzobispo de Aparecida en Brasil, donde
convivía con los devotos de Nuestra Señora Aparecida, Patrona y Reina del
Brasil, hoy así me siento aquí en Chiquinquirá, un peregrino que ha venido a
celebrar la Eucaristía y a rezar el Rosario con ustedes, queridos devotos de la
Virgen del Rosario de Chiquinquirá».
El Cardenal brasileño dijo que
«muchas veces rezar el Rosario en familia o en
comunidad es bastante difícil, pero quiero decirles que los efectos que esta
oración causa en nosotros son de incalculable beneficio».
«Detenernos un
poco para rezar el Rosario nos ayuda a superar las situaciones difíciles que
enfrentan nuestros tiempos», subrayó.
«El rezo del
Santo Rosario hace de nosotros personas mucho más contemplativas. Así lo diría
San Juan Pablo II (en 1978): ‘El Rosario es mi oración predilecta, oración
maravillosa en su profundidad’. Tomemos confianza y en las manos el Rosario,
descubriendo nuevamente la Escritura, en armonía con la liturgia en el contexto
de la vida cotidiana».
El Cardenal agradeció a los
dominicos que administran el Santuario de la Virgen de Chiquinquirá, por
hacerlo «un lugar de esperanza para Colombia. Se
han dedicado a propagar esta bella devoción como un espacio para los pobres,
los simples y los pequeños».
«Como enviado
del Santo Padre Francisco, quiero consagrar a esta nación a la Virgen de
Chiquinquirá. ¡Cómo no detenernos delante de esta imagen y suplicarle que siga
sustentando y fortaleciendo al pueblo colombiano!», expresó.
El Arzobispo Emérito de
Aparecida dijo que al celebrar este 2019 «el
bicentenario de la independencia de Colombia podemos regocijarnos en el Señor
por este tiempo de gracia y júbilo. Podemos expresar que construir la paz es un
verdadero motivo de encuentro fraterno y solidario; y para ello necesitamos de
la ayuda de María nuestra Madre».
Luego de dar la bendición
apostólica, el Cardenal Damasceno alentó a pedir «que
la Virgen Santa de Chiquinquirá nos cubra con su manto y nos ayude a rezar como
lo hacemos ahora».
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