Sacerdote católico conversa con Ayuda a la Iglesia
Necesitada
El gobierno de
Eritrea quiere que la Iglesia deje de presar servicios en el campo educativo y
sanitario. «Nuestro trabajo debe quedar limitado a los templos», ha dicho el
sacerdote católico Mussie Zerai en una conversación con la Fundación pontificia
internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada.
(ACN) «Las brutales
acciones del gobierno de Eritrea tienen como objetivo privar a la Iglesia de
todos los servicios que ofrece en el campo educativo y sanitario. Según él,
nuestro trabajo debe quedar limitado a los templos». Esto ha dicho el sacerdote
católico Mussie Zerai en una conversación mantenida con la Fundación pontificia
internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada. Zerai vive en Roma y desde allí
coordina el trabajo pastoral eritreo y las comunidades extendidas por Europa. Cada año, miles de personas abandonan el país.
Tras las despiadadas acciones
del gobierno contra instituciones cristianas en este país del noreste de
África, aún podrían sucederse otras. A mediados de junio, el ejército eritreo ocupó por la fuerza y cerró 21
hospitales y centros médicos de la Iglesia.
Los pacientes fueron literalmente arrojados de la cama. Los
militares destrozaron ventanas y puertas y presionaron a los empleados, según
explica Zerai. La directora de un hospital del norte de Eritrea, una religiosa
franciscana, fue incluso detenida por resistirse.
MÁS QUE EL PERSONAL
DE LA IGLESIA SUFREN TODAS LAS PERSONAS NECESITADAS
«No hay ninguna
justificación para estas acciones del régimen. Castiga a los que se preocupan
por los más pobres», expone Zerai. Porque las más de 200.000 personas que son tratadas
cada año en los centros médicos eclesiásticos sufren incluso más que el
personal de la Iglesia. «La mayoría de los pacientes no eran
católicos, sino cristianos ortodoxos, musulmanes y miembros de otras
religiones. Los centros frecuentemente se encuentran en áreas remotas», dice el sacerdote.
La actuación del gobierno no
es nada nuevo: según comenta, el año pasado se cerraron ocho centros médicos.
Pero lo que sí es nuevo es la brutalidad con la que actúa. Sin embargo, los motivos no están claros.
Observadores extranjeros sospechan que el gobierno del presidente Isaias Aferweki
considera que la Iglesia, en su compromiso por el proceso de paz con Etiopía,
ha adquirido demasiada confianza en sí misma. Para Zerai, la situación es
clara: «El gobierno está obsesionado con controlar
todo y a todos. Considera a la Iglesia católica como una amenaza porque estamos
conectados internacionalmente y cuestionamos asuntos».
EN UN ESTADO DE
CORTE ATEO SUFREN TODAS LAS RELIGIONES
En Eritrea viven, como máximo,
entre 120.000 y 160.000 católicos. La mitad de la población es cristiana;
además de la Iglesia católica, solo la ortodoxa y la evangélico-luterana están
toleradas por el Estado como comunidades religiosas, junto al Islam sunita. A
diferencia de muchos países del norte de África, en Eritrea el Islam no es
religión oficial. Según explica Zerai, el país «tiene un carácter
ateo; si fuera por el Gobierno, no habría ninguna religión. En definitiva,
procede de la misma escuela que China».
Este sacerdote puede hablar
libremente tan solo por el hecho de vivir en el extranjero. No le está permitido
volver a su país. El Gobierno ejerce una y otra vez presión sobre los obispos
del país, donde hay cuatro diócesis. Sin embargo, esto no es óbice para que
protesten vehementemente contra la ocupación de las clínicas. Según dice Zerai,
en las cárceles eritreas hay miles de cristianos, pero también musulmanes. «Frecuentemente, sin aducir los motivos; los familiares
no saben dónde están ni siquiera si todavía viven».
Una situación particularmente
difícil es la de los fieles de las iglesias «libres»,
no reconocidas por el Estado. Pero también
el Patriarca de la Iglesia ortodoxa se encuentra en arresto domiciliario desde
hace 14 años. Recientemente fueron detenidos cinco monjes ortodoxos, tres de
ellos mayores de 70 años. Es imposible llevar a cabo una
labor de oposición en el país contra tales violaciones de los Derechos Humanos,
dice Zerai: «cualquier tipo de resistencia, aunque
solo se insinúe en lo más mínimo, es sofocado inmediatamente». Por este
motivo, la mayoría de las denuncias de violaciones de los derechos humanos en
Eritrea proceden de refugiados. A las organizaciones internacionales se les
niega o se les dificulta enormemente la entrada en el país.
NI CONSTITUCIÓN NI
DERECHOS FUNDAMENTALES
«La razón por la
que cada vez más jóvenes eritreos se trasladan al extranjero es que Eritrea no
es un Estado de Derecho», expone Zerai. Todavía hoy en día, el país carece de Constitución
vigente. «Por este motivo, se puede detener sin
motivo a personas en su propia casa. El servicio militar se ha convertido
además en una esclavitud legalizada. A los jóvenes se les priva de tener una
posibilidad de futuro», expone Zerai. El intento de la comunidad
internacional de ejercer presión sobre el gobierno de Eritrea en relación con
la situación de los Derechos Humanos no ha prosperado hasta el momento. El país
está prácticamente aislado. «Actualmente, los
Estados intentan integrar más a Eritrea a nivel internacional, para conseguir
así una apertura», ha expuesto el sacerdote. En octubre de 2018, el país
fue elegido por la Asamblea General de las Naciones Unidas para formar parte
del Consejo de Derechos Humanos.
Al
igual que la situación de los Derechos Humanos en general, también la libertad
religiosa se encuentra muy limitada y marcada por la arbitrariedad. «Hay libertad
para ejercer la religión pero solo para algunos, no para todos. Algunas veces,
la cooperación es mejor; otras, peor», en palabras de Zerai. A pesar de la escalada actual, este sacerdote
tiene claro que «la Iglesia católica continuará no
solo su labor pastoral, sino también social. Ya lo dice la Biblia: la fe, sin
las obras, no es nada. Privar a la Iglesia de su posibilidad de ejercer la
caridad es como si se le amputara un brazo».
Desde
2016, la Fundación pontifica Ayuda a la Iglesia Necesitada ha financiado en Eritrea
44 proyectos aportando fondos por casi 900.000 euros. Entre los proyectos se
encuentran ayudas para la construcción de capillas y centros eclesiásticos,
estipendios, automóviles para facilitar la movilidad de sacerdotes y ayudas a
la subsistencia para religiosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario