Durante unos años llevé grupos
de escuela de padres. El cartel con el que comenzamos tenía una frase que jamás
he podido olvidar: “Los hijos no obedecen, imitan”.
Tanto me impactó, que la he repetido muchas veces en reflexiones y
homilías.
La gente escucha de muchas
maneras. Lo que se habla llega más o menos, pero lo que confirma o no las palabras del hablante es la coherencia entre lo
que dice y lo que vive. De nada vale que un padre insista a sus hijos en
la necesidad de leer si jamás tomó un libro entre sus manos. De nada que hable
de alimentación sana si no sale de la hamburguesa y la lata de cerveza.
UN PADRE LE DIJO A
SU HIJO: “TEN CUIDADO POR DONDE CAMINAS”… EL HIJO LE RESPONDE: “TEN CUIDADO TÚ,
RECUERDA QUE YO SIGO TUS PASOS”
De nada sirve que los sacerdotes hablemos de oración si jamás rezamos, de austeridad si somos
comodones o de frugalidad cuando nos pasamos el día en el bar de copa en copa.
Los fieles no obedecen, imitan y se creen o no las cosas dependiendo, en una
buena parte, de la coherencia de sus pastores. Ya sabemos, por supuesto, que la fidelidad a Cristo no depende del
sacerdote, pero… un comportamiento incorrecto escandaliza y puede mover a la
infidelidad o al menos a que nos digan que andamos justitos de
vergüenza.
Lo digo del sacerdote y desde
ahí hacia arriba con más motivo. Los fieles, también los curas, miramos a nuestros obispos con afecto pero
también con atención para descubrir, no en sus palabras, sino en sus actos, lo
que de verdad para ellos es importante. Por ejemplo, los obispos nos
recuerdan a los sacerdotes la necesidad de ejercicios espirituales, pero
malamente haremos caso si ellos, por ejemplo, y lo digo ahora que comienzan una
tanda, no los hicieran. Es que si los obispos dijeran una cosa y luego hicieran
otra, sería, cuando menos, triste y descorazonador.
Suelo hablar claro, para bien
o para mal. Y saben que hay portales de
información religiosa que me gustan más que otros. Y que Religión Digital no me
gusta. Hasta ahí, sin problemas. Cada uno tiene el derecho a sus gustos
y disgustos. La razón para un servidor es que no me gusta la teología que se defiende desde ese portal, y no me
gusta porque algunos de sus teólogos de
cabecera y de portada han sido desautorizados por la propia Iglesia. ¿Por ejemplo? Masía, Castillo, Pikaza… Y
despotricando cada día contra la doctrina de la Iglesia. No entro en otras
cuestiones.
Pero claro… A uno le quedan
dudas. Porque de las páginas de
información religiosa digital más leídas, independientemente de sus
formas, las hay ortodoxas del
todo y la hay heterodoxa del
todo o al menos bastante heterodoxa. Sorprende
que los obispos apoyen con dinero, foto, amores y abrazos solo a una o muy
especialmente a una. Claramente la página más favorecida en fotos
episcopales, publicidad y todo tipo de gestos, es Religión Digital. ¿Nos están diciendo los
obispos, al menos algunos, que la pastoral y la teología que hemos de favoreces
y recomendar es la de Religión Digital? ¿Qué la comunión eclesial pasa por
Vidal y Bastante?
A uno con sus años de cura ya
no le escandaliza nada. Simplemente que veo
cosas que me sorprenden. Nada más. Posiblemente el problema es mío. No hay que
dar más importancia.
Jorge
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