jueves, 17 de enero de 2019

CARTA DE MARÍA


¿Cómo una madre que ha perdido a su hijo por culpa de mis pecados puede preocuparse por mi corazón?

Por: Katlheen Velasco | Fuente: Catholic.net
El sábado santo es ése día de Semana Santa que no se sabe exactamente con que sentimientos debe vivirse, estas triste porque Jesús está muerto, pero también sabes que la resurrección está tan cerca que la luz del cirio de la misa de fuego nuevo te asegura la redención de tus pecados y la victoria de tu Salvador.

Así que tomando en cuenta un poco éstos sentimientos, pensando en cómo María había pasado éste día hace dos mil años y con la inspiración del Espíritu Santo, tomé la pluma y cuando el reloj marcó las 15:00hrs. del reciente Sábado Santo escribí lo siguiente.

Querido Jesús:
Han pasado ya veinticuatro horas desde que expiraste en la cruz por tus hermanos. Me has dejado  a Juan y junto con él a todos ellos a mi cuidado de Madre para llenar el vacío de no tenerte ahora en mis brazos, pero el dolor de perderte y no tenerte junto a mí es grande, la espada que el viejo Simeón predijo me atravesaría el corazón ha dejado una herida grande por tu partida.

Sé que tú qué haces todas las cosas nuevas le darás un sentido santo y hermoso a la muerte, pero éstas horas sin ti han sido desalentadoras.

¡Ven pronto a redimirnos!, no tardes más, que mi corazón te anhela como el día en que Gabriel ha venido a anunciar tu llegada. Sé que debo ser paciente porque te estás encargando de los asuntos de tu Padre, pero en ésta tierra has dejado a una Madre que llora tu silencio, ausencia y partida con un corazón esperanzado y deseoso de tu regreso.

Ven pronto Jesús. Tus hermanos se están desesperando. No tardes más, no permitas que la tristeza de tu ausencia y la incertidumbre del futuro penetren en sus corazones.

Acuérdate pues de tus hermanos que esperan por ti con más desesperanza que la oveja perdida. Yo los cuido y consuelo, pero sus corazones no aguantarán tanto, querrán verte pronto. Ven pues a consolarlos.
Te ama.
Mamá

Dejé la pluma a un lado y releí el escrito. Entre el dolor que puedo intentar imaginar pasa una madre por perder a su hijo, en María existía la plena confianza y completa sabiduría de la resurrección sin dejar de sufrir dolorosamente por la partida del Salvador. Entre dicho dolor María con la nueva misión de ser madre de todos nosotros no deja de preocuparse por nuestros corazones y pide a Jesús venga pronto a consolarnos. ¿Cómo una madre que ha perdido a su hijo por culpa de mis pecados puede preocuparse por mi corazón?, ¿Por qué no puedo dejar de pensar en mí y comenzar a pensar más en mis hermanos cómo María conmigo?

Pues bien, luego de la peculiar carta que creo pudo haber escrito María a Jesús aquel sábado tengo la firme certeza de querer ser cada vez más como ella y amar al crucificado más que a la cruz.

No hay comentarios: