En este artículo
presentaré una propuesta de esquema de todo el discurso del pan de vida que
pronunció Nuestro Señor Jesucristo en la sinagoga de Cafarnaúm.
Por: Mons. Salvador Martínez Ávila | Fuente: Siame.mx
El capítulo sexto del Evangelio de san Juan
forma una gran unidad que desarrolla el tema del liderazgo de Nuestro Señor
Jesucristo, como nuevo Moisés. Este capítulo consta de un importante discurso
en la sinagoga de Cafarnaúm, que abarca del versículo 22 al 71.
El discurso consta de una introducción narrativa
de los versículos 22 al 25. En ella sabemos que es entre Jesús y aquellos que,
el día anterior, habían comido de los cinco panes y los dos pescados.
- La primera parte del
discurso abarca del versículo 26 al 34; en esta primera parte, Jesús trata
de que las personas se enfoquen en interpretar la multiplicación de los
panes como una señal milagrosa, y entonces trabajen por el pan que baja
del cielo, que da vida eterna.
- La segunda parte va
del versículo 35 al 56, Jesús declara abiertamente que quien no come su
carne y bebe su sangre, no tendrá vida eterna, esto provoca una reacción
adversa, en primer lugar porque las personas se rehúsan a evolucionar en
su relación con Jesús. Ellos murmuran diciendo que conocen su origen, y
por ello no aceptarán su origen trascendente.
- La tercera parte del
discurso que va del versículo 59 al 66, y nos presenta la primera
conclusión que pone puntos claros: Jesús dice
que sus palabras son espíritu y vida, la carne no sirve para nada.
Sus oyentes se escandalizan y lo abandonan.
- La última parte del
discurso abarca los versículos 67 al 71, y es la segunda conclusión donde
Jesús confronta a los doce: “¿Ustedes también
se van?”. Entonces Pedro declara su fe en el maestro, aunque el
evangelista nos aclara que habría un traidor entre ellos.
En la segunda parte del discurso, El texto
inicia con la frase “la gente murmuraba…”,
esto nos hace referencia al camino del pueblo por el desierto, en el Éxodo,
puesto que ante la gran cantidad de peligros y dificultades que debió afrontar,
nos dice el autor sagrado que el pueblo “murmuraba
contra Dios y contra Moisés” por haberlos sacado de Egipto.
Entonces, el hecho de que las personas se
resistieran a reconocer a Jesús como el pan vivo bajado del cielo, es tomado
como una forma de murmuración contra el nuevo Moisés. Jesús declara la meta de
este nuevo éxodo: “quien crea en mí tendrá vida
eterna” y esto se alcanzará en la medida que cada persona decida
establecer una relación íntima de participación con Cristo, asumirlo como “el pan de vida”.
Artículo publicado
originalmente en SIAME.mx
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