Estamos
frente a algo inexplicable para la ciencia. Un pañuelo que tiene de un lado una
imagen que parece la cara del Padre Pío y del otro lado la cara de Jesús. Que
no tiene rastros de pintura y que apareció de una manera milagrosa.
Es un pañuelo que tocó la cara del Padre Pío un año
antes de su muerte.
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Y cuyas imágenes comenzaron a formarse un año después de la muerte del Padre Pío.
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Y cuyas imágenes comenzaron a formarse un año después de la muerte del Padre Pío.
¿Y CUÁL ES LA HISTORIA DE LO QUE AHORA
SE LLAMA EL “SÍNDOME DE CONEGLIANO?
Durante 30 años un exitoso empresario de la ciudad de Conegliano, Italia, había
conservado el pañuelo de algodón. En 1998, luego del anuncio que el padre Pío
sería beatificado, Francesco Cavicchi
decidió exponerlo a la luz pública, llamando a un periodista para
contarle la historia. Francesco Cavicchi había hablado de la historia del
pañuelo entre gente conocida e incluso lo
había usado para sanar a personas como una reliquia del Padre Pío. Pero
ahora quería contar la historia sobre cómo
quedaron inexplicablemente impresas lo que parece ser la cara del Padre
Pío y la cara de Jesús. Luego de su muerte los frailes capuchinos comenzaron a
hacer investigaciones científicas sobre
el pañuelo. En este artículo te contamos la fascinante historia.
PRIMER
ENCUENTRO CON EL PADRE PÍO
Francesco
Cavicchi visitó al Padre Pío en San Giovanni Rotondo por primera vez en junio
de 1967 junto con su esposa. Aunque él
se había confesado hacía tres días, y la norma en ese momento era que la
confesión se debía hacer cada 7 días, igual se puso en la línea del
confesionario del Padre Pío. Pero cuando se acercaba su turno para confesarse se puso agitado por el remordimiento. Entonces
el padre Pío lo vio y le dijo:
“Ven, hijo mío, te he estado esperando por mucho
tiempo”.
Luego le
preguntó directamente cuántos días
habían pasado desde su última confesión y él le respondió que no
recordaba.
Entonces el
padre Pío le dijo: “Tienes poca memoria, ¿no? Pero permíteme preguntarte esto. ¿Recuerdas el bombardeo en Rímini
muchos años atrás? ¿Recuerdas el
refugio antiaéreo? ¿Recuerdas el trolebús? ¿Pero por qué te estoy
pidiendo que retrocedas en el tiempo? ¡Ni siquiera puedes recordar lo que
hiciste hace menos de una semana!” Fue cuando Francesco recordó que tenía
28 años, en noviembre de 1943, y viajaba
en un trolebús con un monje de mediana edad y otras personas. Comenzaron a caer bombas, lo que les
llevó a ir a un refugio antiaéreo. El
monje capuchino le ayudó a Francesco a bajar del trolebús porque había quedado
trancado y pensó que iba a morir. Cuando
llegaron al Refugio el capuchino comenzó a rezar el rosario y esto dio
confianza y calma a todos los presentes. Cuando terminó el ataque el capuchino desapareció. Entonces
Francesco le pregunta al Padre Pío: “¿Usted era ese monje?” Y el padre Pío le contestó: “Bueno, ¿quién crees que era?”
Desde ese momento Francesco Cavicchi se convirtió
en su hijo espiritual.
Un año
después comienza la historia del Síndone de Conegliano.
CÓMO
COMIENZA LA HISTORIA DEL SÍNDONE DE CONEGLIANO
En junio de 1968 Francesco, Carla su esposa y unos amigos fueron a San Giovanni Rotondo,
porque él quería pedirle un consejo al
Padre Pío sobre un problema que tenía. Cuando fueron al convento les
informaron que el Padre Pío debía
permanecer en su celda porque no se sentía bien. Pero igual se quedaron
unos días en San Giovanni Rotondo para descansar. El día de su regreso Francesco fue a ver al superior del convento
para que le entregara una carta al Padre Pío. Y el superior le dijo que hablará
con él porque ya estaba repuesto y en
poco tiempo bajaría a confesar, y que lo esperara en la puerta del
ascensor. Entonces Francesco se puso al lado del ascensor a la espera. Pero estaba nervioso, porque le
parecía que lo que él le iba a preguntar al Padre Pío podría considerarlo un
tema sin importancia. Y entonces sacó
del bolsillo un pañuelo para secar sus manos transpiradas por el
nerviosismo. En ese momento se abre la
puerta del ascensor y se ve la figura del Padre Pío. Entonces Francesco se arrodilla y le toma la
mano para besarla. Y el Padre Pío le dice: “Hijo,
si no te levantas, ¿cómo voy a pasar?” Y cuando se levantó el Padre Pío le tomó el pañuelo que tenía en
la mano.
Lo cual le dio una inmensa alegría, porque pensó
que cuando se lo devolviera, iba a tener una reliquia del que él consideraba
que era un santo.
Ambos fueron
caminando hasta el confesionario y le contó el problema que tenía, a lo cual el
padre Pío le respondió de una manera precisa y tajante. Cuando se acercan al
confesionario la multitud rodea al
Padre Pío y este se seca la cara con el pañuelo como si estuviera sudando
aunque era invierno. Y entonces lo llama de lejos para que venga a
buscar el pañuelo, se secó la cara por segunda vez lo dobló y se lo entregó, mirándolo con ternura a los ojos. Cuando
Francesco lo recibió no había ninguna
marca inusual en el pañuelo, pero sintió que había recibido un gran
regalo. Lo consideraba una reliquia,
y lo mostraba a las personas con orgullo, llevándolo siempre consigo.
Sin embargo con el paso del tiempo y el manoseo, el
pañuelo se fue ensuciando.
Y aquí
sucede el milagro.
EL
DESCUBRIMIENTO DE LA IMAGEN
El Padre Pío
fallece el 23 de septiembre de 1968, y exactamente en la misma fecha de 1969 los Cavicchi y unos amigos van en peregrinación
a San Giovanni Rotondo. La peregrinación entra a la iglesia y Francesco se
siente inusualmente cansado, de modo que se sienta en un banco a descansar, se duerme y comienza a soñar con el
padre Pío. Esto es lo que Francesco contó: “Lo vi partir del altar mayor y venir hacia mí.
Él estaba sonriendo. Al llegar frente a mí, con sus manos abrió el hábito mostrándome la herida del
costado. ‘Toca’, dijo. No quería, tenía miedo de hacerle daño. Pero él
insistió: ‘Toca’. Así que puse mis
dedos en la herida. Cuando me retiré, estaban sucios con una especie de una película blanca, pegajosa.
Instintivamente intenté limpiarlos, pero no sabía dónde.
De repente, apareció un trozo de tela blanca, una
especie de pañuelo, y me limpié los dedos con ese pañuelo.
Pero
esa película blanca dejó marcas negras
en el pañuelo. Y no sé por qué, mirando
las yemas de los dedos, vi al Padre Pío en ellas“. En ese momento su esposa lo
despierta y él decide ir a refrescarse
la cara a una fuente fuera del templo. Había alguna gente en la fuente
porque consideraban que tenía el agua
del Padre Pío. Francesco se lava la cara y saca el pañuelo para secarse. Una mujer al lado de él ve que el
pañuelo está muy sucio y le sugiere
lavarlo con el agua del Padre Pío. Y extrañamente en acepta, aunque siempre se había negado a lavarlo. Entonces
la mujer empieza a verter agua de una
botella sobre el pañuelo y de repente empieza a gritar: “Padre Pio, Padre Pio”. Y Francisco le pregunta: “¿Dónde?” “Ahí, en el
pañuelo”. Entonces, ante el escándalo que se forma, Francesco se va temeroso que le quiten el pañuelo,
pero ni siquiera lo mira, lo dobla y se lo pone en el bolsillo. Cuando llega al
hotel despliega el pañuelo para ver si tenía alguna cosa extraña y vio unas marcas oscuras, qué podrían
asemejarse a una cara, y le hizo recordar lo que había visto en el sueño. En
ese momento comprendió qué estaba
pasando algo misterioso en el pañuelo. Y lo extendió sobre el tocador
para secarlo, pero sin decirle nada a su esposa.
A la mañana siguiente fueron a misa y le rezó al Padre
Pío para qué lo iluminará sobre el significado de lo que había sucedido con el
pañuelo.
Entonces pudo oler una fragancia de perfume fuerte
y tuvo la convicción que debía contarle todo a su esposa. Cuando volvieron al
hotel le contó lo sucedido su esposa y le muestra el pañuelo que ya estaba
seco, preguntándole que veía. Entonces la
mujer le dijo que veía el rostro de Jesús, y él por su parte dijo que para él
era el rostro del Padre Pío. Entonces ambos se dan cuenta que la imagen de cada lado del pañuelo tenía
diferencias.
Que las manchas de la noche anterior se habían
convertido en líneas que mostraban, de un lado una cara que parecía ser la de
Jesús y del otro lado una cara que parecía ser la del Padre Pío.
¿Qué hacer
con todo esto? Para tomar una decisión Francesco habla con varios religiosos y con el obispo y se sorprendieron al
ver el pañuelo.
Y le aconsejaron que lo mantuviera oculto, para no
generar una ola de fanatismo que podría entorpecer la causa de la beatificación
del Padre Pío, que ya había comenzado.
Mientras
tanto los Cavicchi hicieron un pequeño
santuario en su casa, poniendo como centro el pañuelo con las imágenes,
y sólo los íntimos de la familia estaban en conocimiento de lo que había
sucedido. Francesco Cavicchi y su
esposa guardaron silencio por 30 años, hasta que se anunció que iban a
beatificar al Padre Pío Padre Pío, ceremonia qué realizó Juan Pablo II el 2 de
mayo de 1999. El anuncio era también para Francesco, que debía divulgar la
existencia de ese pañuelo milagroso.
LA
HISTORIA SALE A LUZ PERIODÍSTICAMENTE EN 1998
Francesco entonces se contacta con el periodista y escritor Renzo
Allegri en 1998, y escribe
un artículo muy detallado donde cuenta la entrevista. “Cuando fui a verlo, me recibió en su casa, en las
afueras de la ciudad. Me hizo sentar en la sala e inmediatamente entró al tema.
‘Tengo un retrato especial del Padre
Pío, que el mismo religioso me ha regalado, haciéndolo aparecer misteriosa e
inexplicablemente con un pañuelo normal’, me dijo. ‘Es una imagen
extraordinaria, una reliquia muy valiosa que he estado guardando durante casi treinta años. Hablé de esta imagen con
algunos frailes capuchinos y también con mi obispo, pero siempre me
aconsejaron que no publicara la historia porque podría tomarse por fanatismo y
dañar la causa de la beatificación del padre.
Pero ahora que el proceso de beatificación ha
terminado, me han dado permiso para hablar y dar a conocer esta imagen
misteriosa’.
El
Commendatore Cavicchi se puso de pie y me condujo a una habitación al lado de
la sala de estar. Encendió las luces, abrió una pequeña puerta. ‘Aquí está la
preciosa reliquia’, dijo. La imagen estaba preservada en una esquina de la
habitación, transformada en una pequeña
capilla. La tela, sobre la cual podíamos ver la imagen, era la de un pañuelo normal, marcado
en los bordes por un característico diseño a rayas, típico de los viejos
pañuelos. Estaba suspendido entre dos
cristales, unidos por un gran marco dorado y montado en un pedestal
giratorio, de modo que se podía ver la
imagen en ambos lados. Todo alrededor, fotografías y muchas ofrendas votivas“.
Y
da sus impresiones de lo que vio. “Indudablemente
era el retrato de Padre Pío. Una cara ligeramente borrosa, pero que
recuerda las líneas somáticas del rostro del fraile con los estigmas de una
manera inconfundible.
Si te acercas a él, la imagen casi se desvanece. Si
vas para atrás, toma contornos más precisos.
Como
se ve la Sábana Santa… Al girar la imagen en el pedestal, se podía ver el revés
de ese pañuelo.
Mientras que, por un lado, la imagen recordaba
perfectamente el rostro del Padre Pío, por el otro, ese rostro revelaba un
sorprendente parecido con el rostro tradicional de Jesús.
Aunque
las líneas esenciales seguían siendo las del rostro del Padre Pío”. Entonces Cavicchi le cuenta la
historia que hemos narrado arriba. Y le comenta que le gustaría que se hiciera
un examen completo del pañuelo.
EL
EXAMEN CIENTÍFICO DEL PAÑUELO
Francesco
Cavicchi muere en el 2005 y su esposa en el 2009, y el pañuelo es entregado a una comunidad capuchina, que un tiempo después
convocan a un experto para que analice la imagen. El convocado es Giulio Fanti, matemático y catedrático de
Mecánica y Mediciones Térmicas en la Universidad de Padua, un científico
de renombre internacional que incluso trabajo para la NASA.
También es uno de los grandes expertos
de la sábana Santa y ha escrito libros sobre ella y sobre las imágenes
acheropita (no hechas con manos humanas). Realizó los estudios del pañuelo con las técnicas más modernas de
análisis fotográfico en lo visible, ultravioleta, infrarrojo, análisis químico,
análisis de microscopía electrónica, etc. Y concluyó que es imposible que esas imágenes sean obras humanas.
“Estas imágenes no son el resultado de la
‘pigmentación’, sino de la ‘falta de pigmentación’.
Si
pinto una tela y luego la examino bajo un microscopio, descubro que las fibras
en el área de la imagen son de color mientras que el resto de la tela no. En el
pañuelo Cavicchi, sucede lo contrario. En el lugar de la imagen, las fibras
parecen estar ‘descoloridas, es decir que han perdido el color natural de su
sustancia. La imagen, por lo tanto,
está dada por la ‘pérdida’ de color de las fibras en ese punto preciso. Es
realmente difícil pensar que haya alguien que pueda ‘hacer’ tal intervención. Pero
hay más, incluso en el nivel de fibrillas. Las fibrillas son los filamentos de
la tela que componen las fibrillas y
tienen un diámetro de diez milésimas de milímetro.
En el área de la imagen, las fibrillas no están
“descoloridas” en toda su longitud, sino sólo en algunos lugares, aquellos
útiles para formar la imagen.
Ninguna
persona, de ninguna manera conocida hoy
en día se podría realizar tal intervención en las fibrillas“.
Y sentenció que tiene las características típicas
de la Sábana Santa, que no se ha pintado ni se ha dibujado, ni se encuentran
rastros de color u otras sustancias en la tela.
Además
agregó:
“La imagen de Jesús es más débil, pero uno puede
discernir en el ojo derecho un corte, como si se tratara de un látigo, similar
a lo que está en la Sábana Santa”.
Y recomendó que los monjes dieran permiso para hacer
análisis más profundos, que incluso podrían llevar a cortar un trozo de
la tela, lo que hasta ahora no se hizo.
Fuentes:
- https://it.zenit.org/articles/la-sindone-di-padre-pio/
- http://divinefiat.blogspot.com/2018/08/the-shroud-of-padre-pio.html
- http://caccioppoli.com/Close encounters of a
special kind with Padre Pio around the world, without leaving the convent..html
- http://www.sangiovannirotondonet.it/?p=1323
- https://www.lalucedimaria.it/fazzoletto-ritrae-padre-pio/
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