La reciente Carta del Papa al Pueblo de Dios sobre
los abusos sexuales está escrita en clave teológica. Aquí proponemos unas
pautas de lectura para comprender mejor la propuesta del Pontífice para
combatir los abusos de menores en la Iglesia.
- DOS LÍNEAS DE SOLUCIÓN. En
la carta
fechada el 20 de agosto reciente, el Papa Francisco propone soluciones a
la crisis de los abusos en dos niveles. El primero es el penal, pues en la
carta reitera que se dé aviso a las autoridades civiles, que no se encubra
a los abusadores y que se les aleje de la comunidad para que no haya
posibilidad de que repitan esos crímenes.
El
segundo nivel es combatir una errónea noción de Iglesia que dio pie a que
sucedieran los abusos y que posibilitó los encubrimientos. Se trata de una
distorsión que Francisco llama “clericalismo”. Por
eso, el Papa vuelve a explicar la noción de “Pueblo
de Dios”, como solución a la corrupción en la Iglesia.
- LA NOCIÓN DE IGLESIA SEGÚN FRANCISCO. El Papa argentino ha cultivado una visión de
la Iglesia que promovió el Concilio Vaticano II, conocida como el Pueblo
de Dios. La idea clave es que a ese Pueblo está compuesto por los pastores
y por los fieles, de manera que los fieles también participan activamente
en la vida de la Iglesia, no por ser ministros, sino por vivir la fe.
Así, el “santo Pueblo fiel de Dios” está constituido por
obispos, sacerdotes, religiosos y una gran mayoría de fieles laicos. Estos
últimos también reflejan siempre en su vida cristiana la fe verdadera.
- EL CLERICALISMO. Con
esta expresión, el Pontífice quiere advertir el peligro de reducir la
Iglesia a sus pastores (obispos y sacerdotes), a los dirigentes de grupos
eclesiales, a superiores religiosos, etcétera, dejando de lado a la gran
multitud del resto de los fieles.
En la
carta, Francisco explica que este clericalismo es una “manera anómala” de
entender la autoridad en la Iglesia, y que tal clericalismo ha sido “tan común en muchas comunidades en las que se han dado
las conductas de abuso sexual, de poder y de conciencia”.
Por eso,
el Obispo de Roma con toda firmeza escribe que el clericalismo “genera una escisión en el cuerpo eclesial que beneficia
y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos. Decir no al abuso,
es decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo.”
- LA RESPUESTA DEBE PROCEDER DE LA IGLESIA COMPLETA. Si el clericalismo, o sea la formación de
camarillas de poder o de pequeñas élites, fue lo que dio pie a los abusos
y a su encubrimiento, la solución que propone el Papa es que intervenga
todo el Pueblo de Dios.
Escribió:
“La magnitud y gravedad de los acontecimientos
exige asumir este hecho de manera global y comunitaria… hoy nos vemos
desafiados como Pueblo de Dios a asumir el dolor de nuestros hermanos
vulnerados en su carne y en su espíritu”.
Para el
Papa, resultará imposible un cambio en el modo de actuar de la Iglesia “sin la participación de todos los integrantes del Pueblo
de Dios”. Por eso, además de las medidas judiciales, el Pontífice
explica que “es necesario que cada uno de los
bautizados se sienta involucrado en la transformación eclesial y social que
tanto necesitamos.
EPÍLOGO. Quienes buscan en la reciente carta del Papa sólo
frases de autocrítica y humillación, se sentirán defraudados. Los que buscan la
causa de los abusos en el celibato sacerdotal seguramente se desconcertarán
porque no es ni mencionado.
En
cambio, quien observe con atención descubrirá que el Papa va a una de las
raíces profundas de la crisis, que es el clericalismo, y por eso hace una
propuesta a todos los católicos para que se involucren en la vida de la
Iglesia, y así desaparezcan los grupos de poder que han dado pie a los abusos y
a su encubrimiento.
Luis Fernando Valdés
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