El Obispo de Avellaneda-Lanús (Argentina), Mons. Rubén Frassia, afirmó
que Jesús presente en la Eucaristía “es la fuerza
de un catequista”, quien podrá cumplir con su misión siempre y cuando
pase “por la experiencia del encuentro con Él y de
la conversión”.
“No pongan límites a la gracia de Dios, no se
queden en excusas superficiales, el Espíritu Santo está soplando muy
fuertemente”, animó el Prelado en la Jornada
Catequística Diocesana del 25 de agosto, realizada en el colegio María
Auxiliadora de la ciudad de Avellaneda.
En la Misa, Mons. Frassia explicó a los catequistas que sin un encuentro
con Jesús, “vamos a decir muy poco a los demás.
¿Saben por qué? Porque no estamos convencidos”.
“A veces la tarea apostólica está agarrada
superficialmente con alfileres: con algunos datos, con algunas costumbres, con
alguna cercanía de las personas, con una cierta estructura de la parroquia o de
la capilla; está todo agarrado con alfileres. Y cuando viene la crisis grande,
cuando viene un viento fuerte, si no hay raíces, ‘uno se va al tacho’”, advirtió.
Frente a esto, el obispo animó a preguntarse “¿a
quién seguimos?”. “No seguimos fórmulas, no seguimos doctrinas, no seguimos
ideologías. ¡Seguimos a la persona por excelencia: Jesucristo, el Hijo de Dios
y el Hijo de María Virgen! Una persona que está viva y no muerta”,
afirmó.
En ese sentido, el encuentro con Jesucristo en estos tiempos difíciles “da el fundamento a todo”, por lo tanto urge
buscarlo en su Palabra “que nos alimenta, nos
nutre, nos poda, nos purifica, nos robustece”.
Sobre todo Jesús está “en la Eucaristía”, y
“cuando lo adoramos, cuando lo contemplamos, cuando
le hablamos, cuando escuchamos, cuando estamos en silencio en la adoración,
estamos recibiendo mucha fuerza, mucha gracia; estamos recibiendo la vida, pero
una vida que no tiene ocaso, no termina”, aseguró.
“La Eucaristía es la fuerza de un creyente, es la
fuerza de un catequista; es la fuerza de las horas hermosas y de los momentos
difíciles; es la vida que tiene esos altibajos, pero Él está presente en la
Eucaristía. Es la persona por excelencia y de allí mana toda la fuerza del
Espíritu de Dios”, insistió Mons. Frassia.
Finalmente, cuestionó: “¿Qué excusa uno
puede poner? ‘Estoy tentado’, ‘no tengo ganas’, ‘me hicieron esto y aquello’,
‘me defraudaron los demás’ o ‘me hicieron a un lado’ o ‘me peleé con el cura’ o
‘me pasó tal cosa’; nosotros ¿seguimos esas razones? ¡Son insuficientes!
¡Nosotros seguimos a Él! Y al seguirlo a Él todo lo demás se pone en segundo
lugar”.
Finalmente, el obispo pidió a los catequistas preocuparse “para que la fe crezca siempre en ustedes” y
recordar que fue Jesús quien “misteriosamente
irrumpió nuestra soledad, quebrantó nuestro egoísmo, nos sacó de la oscuridad y
nos hizo ver la luz”.
Redacción ACI
Prensa
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