jueves, 23 de agosto de 2018

CÓMO FUE EL MILAGROSO HALLAZGO DE LA CASA DE LA VIRGEN MARÍA EN ÉFESO


Principio del formulario
Una tradición consistente sitúa a la Virgen María viviendo en Éfeso. Llevada por el Apóstol Juan una vez que su hijo desaparece de este mundo. Lo cual resulta también consistente con el evangelio del mismo Juan, que cuando Jesús agonizaba en la cruz le dice: “Ahí tienes a tu madre… desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa” (Jn. 19, 27).
Incluso los últimos días del propio Juan son ubicados tradicionalmente en Éfeso, donde habría muerto sobre el año 100.
Había incluso varios documentos que lo sostenían.
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Que están contenidos en el Concilio de Éfeso (431), en un escrito del obispo Abulpharagius del s. XIII, y en la proclamación del Papa Benedicto XIV (1740-1758).
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Pero los siglos borraron el recuerdo factual y quedó simplemente como una tradición que cayó en el olvido.
Pero en el siglo XIX hizo aparición en escena la religiosa agustina Ana Catalina Emmerick (1774-1824), beatificada luego en el 2004 por Juan Pablo II. La que tuvo varias visiones de episodios del evangelio muy detallados y verosímiles, que incluso inspiraron la película “La Pasión de Cristo” de Mel Gibson. Mel Gibson al igual que nosotros nos informamos de sus visiones a través de la recopilación que hizo el escritor alemán Clemens Brentano, entre los años 1818 y 1824, publicada en varios libros.
En “La vida Oculta de la Virgen María” Sor Catalina describe la casa en la que habría vivido María en la ciudad turca de Éfeso.
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La que sitúa en la falda de una montaña, cercana a un arroyuelo, con vistas a la ciudad y al mar.
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La describe de piedra, planta rectangular, con un ábside y una chimenea.
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Pero hay que acotar que Sor Catalina nunca visitó Turquía, ni antes ni después.
A partir de ahí y con esta descripción, los padres paúles H. Jung y Eugene Poulin, y sor Marie de Mandat-Grancey organizan una expedición a la zona. Como veremos más abajo, casualmente son conducidos por unos lugareños a tomar agua a un arroyuelo. Lo que milagrosamente los pone frente a una casa que coincidía con la descripción de Sor Catalina.
Y lo más increíble es que la casa tenía en el ábside una estatua de la Virgen María.
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Relatando los lugareños que efectivamente había una tradición en la zona, e incluso una peregrinación a esa casa, que se pensaba era en la que había vivido la Santísima Virgen.
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Esto sucedió el 29 de julio de 1891.
Los arqueólogos, cuando la estudian, concluyen que es una edificación del siglo I d.C., sobre la que en el siglo IV se habría superpuesto una pequeña iglesia. En 1914 el Papa Pío X ofrece indulgencia plenaria a los peregrinos que visiten la Casa de Éfeso. En 1951 Pío XII la declara como un peregrinaje a una reliquia. En julio de 1967 Pablo VI se convierte en el primer Papa que la visita. Al que luego seguirá Juan Pablo II en noviembre de 1979. Y Benedicto XVI en noviembre de 2006. Es llamativo que  esta reliquia sea un lugar de culto común de cristianos y musulmanes. Y que exista la tradición de que los musulmanes hagan una peregrinación el 15 de agosto, cuando los cristianos celebramos Asunción de María. Veamos la historia del descubrimiento de la casa.

LOS ACTORES
Esto sucedió a través de los escritos místicos de Anna Catherina Emmerick.
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Cuyos diarios contenían una descripción muy detallada de donde María pasó sus últimos días.
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Y llevó a dos equipos diferentes de investigadores al mismo lugar.
Vamos a centrarnos en cómo el equipo – liderado por el Padre Eugenio Poulin de Esmirna – encuentra un tesoro verdaderamente incomparable. Y también su relación con sor Marie de Mandat-Grancey, a quien se abrió la causa para su beatificación. Fascinante es leer cómo este sacerdote y estudioso (Eugenio Poulin), inicialmente intensamente escéptico de Emmerich, incluso hostil, vino a corroborar lo que ella había escrito. Y como, con las oraciones y la insistencia de una santa monja llamada sor Marie de Mandat-Grancey, finalmente resultó en un campeón del descubrimiento.
Los increíbles acontecimientos parecieron comenzar cuando el padre Poulin, superior del monasterio Vicentino donde vivió Sor María, tropezó con un viejo libro de Emmerich llamado El sufrimiento, la pasión y muerte de Jesucristo, cuando estaba mirando en su biblioteca.
Este es el libro que inspiró la película reciente La Pasión de Mel Gibson, quien describió la crucifixión con detalles tremendos e insoportables, como fueron vistos místicamente por Emmerick. No era algo que el padre Poulin había o podría haber leído. Como un conocido estudioso de los clásicos, el vicentino, de hecho, denostaba el misticismo y se burlaba de él cuando el tema era planteado. El padre Poulin sentía “repulsión” por el trabajo de Emmerick y lo empujó a un lado con desprecio, de acuerdo con el nuevo libro La vida de Sor María y la Casa de María en Éfeso.

PERO ALGO LE EXIGE LEER EL LIBRO DE CATALINA EMMERICH
Fue entonces cuando los acontecimientos extraordinarios se iniciaron.
Esa misma tarde – cuando el padre Poulin regresaba de clases, el libro de Emmerick, de alguna manera había encontrado el camino de regreso a su escritorio.
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Él lo volvió a su estante. Pero la noche siguiente estaba allí de nuevo.
Perturbado (¿era alguien jugando una broma?), el estudioso tiró el libro al último rincón del cuarto, donde permaneció durante una semana entera. De alguna manera, el libro no fue recogido. El sacerdote lo dejó allí, extrañamente contento con mirarlo como una basura. Después de la misa, sin embargo, le despertó un deseo repentino, inexplicable y sorprendente de echar un vistazo a La Pasión... De hecho, por extraño que parezca, era tan fuerte el remordimiento que sentía que la sangre golpeaba en sus venas.
Sin embargo, temeroso de que un estudiante u otro sacerdote entrara, el padre Poulin se resistió a esta extraña necesidad.
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Hasta que finalmente cedió a leer un poco y luego todo.
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Quedó asombrado de que no podía dejar de leerlo y de que no pudo encontrar un solo error teológico.
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Y que de hecho encontraba la interpretación mística de la beata Emmerick intensa y poderosa.
Pero más notablemente aún fue que estaba promoviendo la revelación a otros con los que se reunió, sucediendo lo que temía, la risa burlona de los sacerdotes más jóvenes que eran tan escépticos como lo había sido él. Lo habló con un sacerdote anciano que sí creía y que le recomendó a otro libro de Emmerich, La vida de la Santísima Virgen.

EL PADRE POULIN LLEGA AL LIBRO SOBRE LA VIRGEN MARÍA Y ORGANIZA LA EXPEDICIÓN
Aquí es donde llegamos al quid de esta extraordinaria historia.
En este segundo libro de revelaciones, Emmerick se había centrado en María.
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Y describe la ubicación, las vistas, las marcas, el terreno y las características de la última casa de la Madre de Dios, no tan lejos del monasterio, en Éfeso.
Era prácticamente una hoja de ruta del sitio, en una colina con vistas a la ciudad llamada Samos. Las revelaciones fueron exactas. Un equipo dirigido por el padre Poulin (que había caído enfermo y no pudo ir) encontró el lugar el 29 de julio de 1891.
Pero esto requirió otro hecho extraordinario.
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Hallándose los expedicionarios en la región de Degirmerdere y muertos de sed, preguntan a unos paisanos donde pueden encontrar algo de agua.
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Y cuando son conducidos a un arroyuelo, se aparece ante sus atónitos ojos una casa que coincidía perfectamente con la descripción realizada por la monja alemana.
Y para colmo de las coincidencias, tiene en el ábside una estatua de la Virgen María. Lo que obliga a aceptar la existencia de una tradición inveterada y probablemente ininterrumpida en el lugar. Razón por la que el culto era más antiguo de lo que se nos presenta. Incluso había un pozo artesiano que Emmerich, que vivió en Alemania, y desde luego nunca se había aventurado a un lugar ni siquiera cercano, había representado también. Un misterio que había perdurado durante siglos fue resuelto. Y pronto, el sitio fue excavado y restauradas las partes de la casa, de tal manera que ahora es un lugar de peregrinación muy importante (en especial para los musulmanes). De hecho, fueron dos musulmanes turcos, que ayudaron al equipo de búsqueda y los protegieron contra los bandidos.

CUAL FUE LA VERDADERA COLABORACIÓN DE SOR MARIE DE MANDAT-GRANCEY
Sor Marie de Mandat-Grancey nació en Dijon el 13 de septiembre de 1839, en una familia de las que se da en llamar “de rancio abolengo”. Que acostumbraba a pasar seis meses en París, y el resto del año en el Castillo Grancey de su propiedad. Y en cuyo árbol genealógico figuraban personajes eclesiásticos de la talla de San Bernardo de Claraval, el Gran Abad del Cluny San Hugo, o Pedro el Venerable. En mayo de 1857, a la edad de dieciocho años, entra en la comunidad de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl. En 1870, la vemos gobernando como superiora un orfanato en Pecq, cerca de París. Y en 1886, a sus cuarenta y siete años de edad, es asignada a la misión francesa en Turquía, sirviendo en el Hospital Naval Francés en Esmirna, el cual mejora a sus expensas. Apenas cuatro años después, la vemos convertida en la madre superiora de la comunidad en el Hospital.
Estando en Esmirna, Sor Marie hace suya la causa de la Casa de la Virgen en Efeso, de la que había oído hablar, impulsando con vehemencia la expedición que a partir de los datos aportados por las visiones de la monja alemana Sor Catalina Emmerick.
Habría de insistir a sus compañeros de orden, los padres H. Jung y Eugene Poulin, – que en todo momento se habían conducido con extraordinario escepticismo sobre el tema -, a descubrir, a apenas 75 kms. del hospital en el que servían, la que hoy día se venera como la Casa de María en Efeso.
No sólo eso, sino que una vez hallada, Sor Marie hace una rápida visita al hogar paterno al solo objeto de recabar los fondos necesarios para comprar, de su propio peculio, la totalidad de la montaña en la que aparece.
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Cosa que hizo el 15 de noviembre de 1892, para después donarlo a la orden a la que pertenecía.
Al proceder a la restauración del edificio, aparecieron tres piedras del ábside que se decían construidas por los apóstoles. Una de las cuales fue entregada a la familia Mandat-Grancey, que la colocó en la capilla familiar de su casa en Francia.
Convencida de que la Casa de la Virgen era la verdadera razón de su existir, todavía hará por ella una tercera cosa.
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Funda la Orden de la Casa de María con el solo objeto de preservar y cuidar el extraordinario monumento hallado en Efeso.
Sor Marie murió el 31 de mayo de 1915 en plena Guerra Europea, a los setenta y cinco años de edad. El 21 de enero del 2011 se abrió la causa de su beatificación.

¿FUE AQUÍ DONDE LA SANTÍSIMA VIRGEN FUE ASUNTA AL CIELO?
Como resultado, la Iglesia ha sospechado durante mucho tiempo que Éfeso fue residencia definitiva de María. Y ya en el año 431, un concilio ecuménico se celebró en Éfeso, en el que a María se le dio el título de “Madre de Dios” (Theotokos). La reunión fue en la Iglesia de la Virgen María, que había sido construida en el siglo II y hoy está en ruinas.
Mientras tanto, después que el Padre Poulin y la expedición que él había enviado encontró la casa, se envió un informe a Roma.
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Y el Papa León XIII suspendió las indulgencias antes asignadas a la “tumba” de María en Jerusalén y en cambio ahora, obviamente, favoreció a Éfeso como el verdadero último lugar de María.
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Su sucesor, el Papa Pío X, incluso se reunió con la hermana Marie.

UN RECORRIDO POR LA CASA DE LA VIRGEN MARÍA EN ÉFESO
Meryemana Evi, la Casa de la Virgen en Efeso, Turquía, cerca de Kusadasi, hoy es una peregrinación islámico-cristiana.
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Se encuentra la casa a 8 km. de Selcuk, en el monte Aladaj.
‘La casa de la Virgen’ estaba hecha de piedras cuadradas, redondas u octogonales y de ladrillos.
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La “Meryemana Evi”, tiene dos habitaciones contiguas.
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En la mayor, llena de ex-votos cristianos y de velas, se dice la misa.
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Mientras que en la segunda, en la que penden cintas de seda coloreada, que tienen la misma función de ex-votos, se encuentran alfombras de oración musulmanas.

Estatua de María da la bienvenida
¿Qué mejor lugar de peregrinaje que la Casa de la Virgen, Meryem Ana Evi, en turco, situada en Efeso? Y ¿qué lugar más propicio para comenzar la peregrinación interior, o dicho de otra manera para retornar, que esta Casa donde Juan, al que Jesús amaba, condujo a su «madre», que el Señor le había confiado al morir; sobre esta montaña de Efeso donde, quizás, ella tuvo su Dormición?.
La Casa de la Virgen, en Éfeso, en tanto que santuario, es el lugar de un encuentro excepcional entre los cristianos y los musulmanes.
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En el que los Católicos celebran la misa, mientras que los Musulmanes oran en la habitación adyacente.
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Los diversos ex-votos muestran que la Virgen otorga milagros tanto a unos como a otros.
Pero también de manera simbólica, ella prefigura la unanimidad de todos los Ahl al-Kitab, de todas las Gentes del Libro.
Es así como Frithjof Schuon escribió: Madre de todos los profetas y matriz de todas las formas sagradas, ella (la Virgen María) tiene su lugar de honor en el Islam siempre perteneciendo a priori al Cristianismo. Por este hecho, ella constituye una especie de unión entre las dos religiones, las cuales tiene en común que intentan universalizar el monoteísmo de Israel”

Y Louis Massignon, en 1961, en la revista Notre-Dame d´Ephèse decía: Efeso debe llegar a ser, antes de la reunión final en Jerusalén, para todos los grupos cristianos y musulmanes, el lugar de la reconciliación en «Hazrat Meryem Ana» (Nuestra Madre, en turco), esperando que Israel, reconociéndola finalmente como la gloria de Sión, reúna esta unanimidad tan deseada”.

El gobierno turco construyó una carretera hasta lo alto de la montaña para ayudar a las peregrinaciones. Puede parecer sorprendente que los musulmanes superan en número a todos los demás que visitan la Casa de María, más no cuando se sabe que Ella tiene un lugar venerado en el Corán. Una raya de pintura roja marca la separación de las piedras antiguas de la casa original y la parte reparada de la Casa de María. La Administración del Museo para la reconstrucción proporcionó materiales del siglo VII donde pudo hallarlos.
La pequeña vivienda estaba dividida por un hogar.
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Una pequeña capilla en la parte de atrás fue ampliada después de la vida de Nuestra Señora, probablemente en el siglo VII.
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A la derecha del oratorio original estaba el dormitorio de nuestra Señora, a la izquierda había otra habitación para ropa blanca y muebles.

Al lado de la casa se ofrecen servicios religiosos.
Encima del altar hay una imagen de hierro fundido, llamada Nuestra Señora de Panaya, sin manos y con la nariz rota. En 1896 embellecía ante un pedestal que estaba a la entrada de la explanada. Después de la primera guerra mundial unos soldados la encontraron en un barranco. Faltó en 1926 y no fue recuperada hasta 1931 en su actual estado: Ya que los brazos extendidos de María dan la bienvenida a todo el que llega, se decidió dejar la estatua como estaba, modelada según la Medalla Milagrosa. Mientras la Casa de María estaba oculta en un rincón del mundo, Ella era parte de la comunidad cristiana. Las excavaciones han descubierto esqueletos, monedas, jarrones, caños y jarras de agua, mosaicos, e incluso un molde de terracota estampado con uvas y trigo, usado para hacer Hostias. Los años, claro está, han hecho desde entonces desaparecer las huellas de lo que Ana Catalia Emmerich “vio” que era un vía crucis hecho por Nuestra Señora. Terminaba en una cueva, símbolo de aquella en la que su Hijo fue depositado. Cuando su gran deseo de unirse con Cristo llegaba a su fin, Ana tenía esto que decir: “Para llegar a la Estación del Santo Sepulcro se iba por encima de la colina y se llegaba a la losa en un hueco. Más abajo aún, al pie de la colina, en una cueva, estaba el sepulcro en el que la Santísima Virgen había sido enterrada. Creo que esta tumba debe existir todavía bajo la tierra y que un día saldrá a la luz“.

Los sacerdotes residentes que viven cerca de la casa son sostenidos por la Sociedad Americana de Éfeso, con sede en Lima (Ohio). George B. Quatman, padre, viajando a Éfeso en 1955, tuvo una inspiración divina de restaurar los lugares sagrados de Éfeso.

El y unos hombres de negocios, que se interesaron, fundaron la organización, teniendo por primera finalidad la Basílica y tumba de San Juan, para seguir luego por la Basílica de la Santísima Virgen y finalmente el Santuario de Nuestra Señora. La pequeña Casa no es el único testamento de Nuestra Señora en Éfeso. La Basílica de la Santísima virgen fue la primera iglesia cristiana dedicada a Ella. Es conocida también como la Iglesia Doble, ya que habían sido construidas dos iglesias en épocas diferentes sobre el sitio original. Con una largura de unos 261 metros, contenía hermosos mosaicos y era de arquitectura imponente. Pero lo más importante de todo es que aquí, en el Concilio III, en el año 431 fue proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción. El derecho canónico de aquel tiempo decretó que no se podía dedicar ninguna iglesia a un mártir o santo, a no ser donde habían vivido. Éfeso es hoy un punto pequeño en el mapa, situado aparte del Mar Egeo; su puerto natural, floreciente en un tiempo, fue cubierto por formaciones sedimentarias. Es famoso no sólo por el templo de la diosa de la fertilidad, Artemis, sino porque una vez fue la mayor ciudad romana de Asia Menor, con una población de un cuarto de millón de habitantes. De la gloria de ayer el viejo Éfeso ha quedado reducido a montones de escombros.
Y, aun con todo, como el ave fénix allí ha surgido del polvo antiguo no un glorioso sueño arquitectónico, sino una humilde casa.
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En ella vivió oscuramente una mujer, cuyas palabras resuenan hoy: “pues he aquí que todas las generaciones me llamarán bienaventurada”.
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La gente sube a millares de todo el mundo la Montaña de María hasta su pequeño santuario.
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A todos parecen transmitir las viejas piedras la paz y la serenidad de Nuestra Señora de Éfeso.

Fuentes:

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