lunes, 5 de junio de 2017

CONSAGRACIÓN DE SÍ MISMO A JESUCRISTO, LA SABIDURÍA ENCARNADA, POR MANOS DE MARÍA


¡Sabiduría eterna y encarnada! ¡Amabilísimo y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre virgen! Te adoro profundamente en el seno y en los esplendores de tu Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María, tu dignifica Madre, en el tiempo de tu Encarnación.

Te doy gracias de que te has anonadado tomando la forma de esclavo, para sacarme de la cruel esclavitud del demonio. Te Alabo y te glorifico, porque has tenido la bondad de someterte en todo a María, tu Santa Madre, con el fin de hacerme por medio de Ella, un fiel esclavo tuyo.

Pero, desgraciadamente ¡ingrato e infiel como soy!, no he observado los votos y promesas que con tanta solemnidad te he hecho en mi Bautismo: no he cumplido con mis obligaciones. No merezco llamarme hijo tuyo, ni esclavo; Y, como no hay nada en mí que no merezca tus rechazos y tu cólera, ya no me atrevo a acercarme por mi mismo a tu Santa y Augusta Majestad.

Por eso he recurrido a la intercesión y a la misericordia de tu Santísima Madre, que me has dado como Mediadora para contigo; y es por medio de Ella que espero obtener de Ti la contrición y el perdón de mis pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría.

Te saludo pues ¡Oh María Inmaculada! Vivo Tabernáculo viviente de la Divinidad, en donde la Sabiduría eterna escondida quiere ser adorada por los Ángeles y por los hombres.

Te saludo, ¡Oh Reina del Cielo y de la tierra!, a cuyo imperio todo está sometido, todo lo que está debajo de Dios.

Te saludo ¡Oh seguro refugio de los pecadores! cuya Misericordia no faltó a nadie. Escucha los deseos que tengo de la Divina Sabiduría, y recibe, para ello los votos y los dones que mi bajeza te presenta.

Yo, ___________________________, infiel pecador, renuevo y ratifico hoy en tus manos los votos de mi Bautismo: renuncio para siempre a Satanás, a sus seducciones y sus obras; y me doy a enteramente a Jesucristo, la Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz tras Él todos los días de mi vida, y para que yo le sea más fiel de cómo lo he sido hasta ahora.

Te escojo hoy, en presencia de toda la Corte celestial, como Madre y Señora mía. Te entrego y consagro, en calidad de esclavo, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y el valor de todas mis buenas acciones, pasadas, presentes y futuras, dejándote un entero y pleno derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, según tu agrado, a la mayor gloria de Dios, en el tiempo y en la eternidad.

Recibe ¡Oh Virgen bondadosa!, esta pequeña ofrenda de mi esclavitud, en honor y en unión con la sumisión que la eterna Sabiduría Encarnada gustosamente quiso observar para con tu maternidad, en homenaje al dominio que ustedes, los dos, tienen sobre este pequeño gusano y miserable pecador; y en acción de gracias por los privilegios con los que la Santísima Trinidad te ha favorecido.

Proclamo que desde ahora quiero, como verdadero esclavo tuyo, procurar tu honor y obedecerte en todo.

¡Oh Madre admirable! Preséntame a tu querido Hijo, en calidad de eterno esclavo, para que Él, que por Ti me rescató, por Ti, me reciba.

¡Oh Madre de Misericordia! Hazme la gracia de obtener la verdadera Sabiduría de Dios y de colocarme, para eso, en el número de las personas a las que amas, instruyes, guías, alimentas y proteges como a hijos y esclavos tuyos.


¡Oh Virgen fiel! vuélveme en todo un perfecto discípulo, imitador y esclavo de la Sabiduría Encarnada, Jesucristo, Hijo tuyo, tanto que por tu intercesión y con tu ejemplo yo llegue, a la plenitud de su edad en la tierra y de su Gloria en los Cielos. Amen.

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