VATICANO, 13 Jun. 17 / 04:47 am (ACI).- Una de las principales
misiones que tiene el cristiano es ser luz y sal para el mundo, y el Papa
Francisco se refirió precisamente a ello en la Misa que celebró en Santa
Marta al recordar lo que es capaz de hacer Dios en la vida de las personas.
El Pontífice invitó a no buscar las “seguridades
artificiales” si no a tener como objetivo el anuncio del Evangelio que
es “decisivo”.
“En Jesús se cumple todo lo que ha sido prometido y
por este Él es la plenitud”, aseguró. “En
Jesús no hay un ‘no’: siempre ‘sí’, por la gloria del Padre. Pero también
nosotros participamos de este ‘sí’ de Jesús, porque Él nos ha conferido la
unción, nos ha puesto el sello, nos ha dado el ‘depósito’ del Espíritu”.
“Nosotros participamos porque somos ungidos,
sellados y tenemos en la mano la seguridad. El Espíritu que nos llevará al ‘sí’
definitivo, también a nuestra plenitud. También, el mismo Espíritu nos ayudará
a ser luz y sal, es decir, el Espíritu que nos lleva al testimonio cristiano”.
El Papa afirmó que “el testimonio cristiano”
es “sal y luz”. “Luz para iluminar, y quien
esconde la luz hace un contra-testimonio”. “Tiene luz, pero no la dona, no la
hace ver y si no la hacer ver no glorifica al Padre que está en los cielos”. Y
“tiene la sal, pero la toma para sí mismo y no la
dona para que se evite la corrupción”.
Así, destacó que “lo superfluo proviene del
maligno” y, al contrario, “la actitud de la
seguridad y del testimonio es lo que el Señor ha confiado a la Iglesia y a todos nosotros
bautizados”.
“Seguridad en la plenitud de las promesas en
Cristo: en Cristo todo se ha cumplido. Testimonio hacia los demás; don recibido
de Dios en Cristo, que nos ha dado la unción del Espíritu por el testimonio. Y
esto es ser cristiano: iluminar, ayudar a que el mensaje y las personas no se
corrompan, como hace la sal; pero si se esconden, la luz y la sal se convierte
en insípidas, sin fuerza, se debilita. El testimonio será débil. Pero esto
sucede cuando yo no acepto la unción, no acepto el sello, no acepto ese
‘depósito’ del Espíritu que está en mí. Y esto se hace cuando no acepto el ‘sí’
en Jesucristo”.
La propuesta cristiana “es decisiva y
hermosa, y da mucha esperanza”. “¿Yo soy luz –podemos preguntarnos– para los
otros?, ¿soy sal para los demás que da sabor la vida y la defiende de la
corrupción?”.
El Santo Padre observó que “cuando una
persona está llena de luz, decimos que ‘es una persona soleada’. Esto nos puede
ayudar a entenderlo”.
“Pidamos esta gracia de estar aferrados, radicados
en la plenitud de las promesas en Cristo Jesús que es ‘sí’, totalmente ‘sí’, es
llevar esta plenitud con la sal y la luz de nuestro testimonio a los otros para
dar gloria al Padre que está en los cielos”.
Por Álvaro de Juana
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