Ningún matrimonio es
exitoso a menos que lo hagas exitoso y eso requiere persistencia, esfuerzo y
una humilde y constante confianza en Dios.
Por: Fr. Lawrence G. Lovasik | Fuente: Catholic Exchange // Pildoras de fe
Por: Fr. Lawrence G. Lovasik | Fuente: Catholic Exchange // Pildoras de fe
La felicidad
en el matrimonio, es algo que debemos ganarnos. Es
algo que debes trabajar por ti mismo, principalmente para olvidarte de ti mismo
y servir a otros. El matrimonio implica el arte de las relaciones humanas, la
psicología de los niños, la economía de una casa en funcionamiento, el
mantenimiento de la salud, pero, sobre todo, el desarrollo de la vida
espiritual y moral de la familia. Todo eso exige una amplia gama de talentos y
habilidades. Ningún matrimonio es
exitoso a menos que lo hagas exitoso, y eso requiere persistencia,
esfuerzo y aún más, una humilde y
constante confianza en Dios.
OCUPARSE DEL MATRIMONIO
El objetivo supremo de su lucha y esfuerzo es la
familia. Ustedes trabajaron duro y ahorraron con el fin de poder casarse y
tener una casa propia. Una vez casados, trabajaron y ahorraron para poder
llevar con éxito una familia. Tus propósitos en el matrimonio deben ser: traer
más hijos de Dios al mundo y criarlos apropiadamente, ser uno en cuerpo y alma
con tu cónyuge y construir un hogar feliz. Ustedes se deben ayudar el uno al
otro y a sus hijos en cualquier forma posible, en especial para poder llegar al
cielo, que es la meta final y el destino eterno de todos nosotros.
Usted y su cónyuge, deben estar dispuestos a
ocuparse de su matrimonio como el mejor trabajo de sus vidas, y no desertar
cuando surjan los problemas. Cuando se casaron, cada uno de ustedes asumió la
responsabilidad de una parte del trabajo necesario para la formación de un
hogar. Ambos asumen la tarea de alentarse
y ayudarse mutuamente, en la medida de lo posible, en las tareas
específicas diseñadas para cada uno. Asumiendo la formación de los hijos como
una responsabilidad de ambos.
Por lo tanto, el matrimonio requiere entrega
total de cada uno. Solo cuando estás dispuesto a asumir tu parte en la vida
matrimonial, puede esperar tener verdadero amor y paz.
EQUILIBRO Y ALEGRÍA EN EL MATRIMONIO
El matrimonio es, normalmente, una fuente de
equilibrio para cada uno, ya que proporciona placeres legítimos y saludables.
Pero el equilibrio requiere un esfuerzo para dejarse guiar por la razón en
todas las actividades. Dando la bienvenida, sin una mentalidad cerrada ni
debilidades, a la alegría que el matrimonio ofrece, utilizando la razón para afrontar las dificultades que el
matrimonio inevitablemente conlleva.
Si tu temperamento es inherentemente inestable,
si tu vida está abrumada por las condiciones desfavorables, puedes recobrar la
salud de tu vida emocional y espiritual, solo si buscas lo que es realmente
correcto de acuerdo a la sana razón que Dios te dio y te comprometes a
hacerlo. Solo ese esfuerzo puede traerte la alegría que es digna de ti.
EVITE LA TENDENCIA A SER IRRESPONSABLE.
El amor puede ser destruido si no muestra ningún
interés en ofrecer ayuda o apoyo al trabajo de su pareja, o lo que es peor, si
elude y abandona sus responsabilidades individuales con la familia.
La irresponsabilidad es fallar al asumir las
obligaciones básicas del matrimonio. Un marido irresponsable, se considera a sí
mismo con todos los derechos del matrimonio, pero ignora la mayor parte de sus
responsabilidades. El egoísmo invade por completo el carácter de una persona
así. Con frecuencia evita pensar en los demás o en aceptar la responsabilidad,
teniendo como resultado inmadurez emocional, egoísmo e irresponsabilidad
social.
Algunas mujeres perjudican sus hogares, a sus
esposos, a sus hijos y a ellas mismas por el exceso de actividades externas que tienen, como organizaciones,
sociedades, grupos de almuerzo, clubs, y comités cívicos. Otras causas son
demasiadas riquezas o lujos, y el exceso de tiempo libre, de modo que las
madres de familias de tamaño considerable, pueden contratar a personas que se
encarguen de hacer la mayor parte de su trabajo y dedicarse ellas a las
actividades de prominencia social.
Algunos padres, participan poco en la
administración de sus hogares y la crianza de sus familias. Algunas veces
utilizan sus trabajos como un pretexto para la apatía en cuanto a sus deberes
en casa, pueden desbordar energía cuando se trata de hacer dinero y salir
adelante, pero se niegan a ayudar a sus esposas en la crianza de sus hijos. El matrimonio es una sociedad, en la cual el
esposo y la esposa, están destinados a trabajar juntos en el
mantenimiento de su hogar, y sobre todo, en la supervisión y la crianza
adecuada de los niños.
RESPONSABILIDAD COMPARTIDA
A parte de ganarse la vida con su trabajo, el
esposo está obligado a ayudar a su esposa con sus tareas de cualquier forma que
pueda. Fallar o negarse a hacer esto, es no solo egoísta, sino también injusto.
El esposo puede tener un trabajo extra para ayudar económicamente a su familia,
o hacer estudios adicionales para ser apto para un mejor trabajo; pero él debe
hacer estas cosas sin dejar a un lado a su esposa e hijos.
También está el esposo que adopta el principio
de que, además de ser fiel a su esposa, la única otra contribución que debe
hacer para el mantenimiento del hogar y la crianza de los hijos, es el dinero.
Egoístamente piensa que corresponde a su esposa mantener la casa ordenada,
hacer la comida, lavar la ropa y cuidar, corregir y educar a los niños, es
decir, cree que ella debe hacer sola todo el trabajo necesario para mantener el
hogar y criar a los niños.
Un marido así, demuestra ser perezoso,
desconsiderado, independiente y egoísta. Él puede trabajar ocho horas en la
oficina o en la tienda, pero el trabajo
de su esposa nunca termina y le exige que se ocupe de la casa dieciséis horas
al día. Llega del trabajo, se instala frente al televisor, o lee el
periódico, o se encierra en una habitación y rara vez se levanta para ayudar en
las tareas del hogar o para mantener a los niños ocupados de una manera sana.
Los sábados, domingos y días festivos sucede exactamente lo mismo.
No importa la excusa, eso es un abuso, y una de
las causas del fracaso de muchos matrimonios. La irresponsabilidad es la tercera causa de divorcio. Padres así
de irresponsables, encuentran una manera de excusarse, en lugar de participar
del intercambio activo de las tareas de la casa.
La esposa de un marido irresponsable, tiene
derecho a exigir una mayor consideración de su parte. Si él no puede prestar
atención a las sugerencias, una buena esposa solo tendrá el consuelo de la
familia que está construyendo, y del hecho de que su ejemplo y su paciencia,
podría algún día causar una impresión en su esposo egocéntrico y hacerlo
cambiar de hábitos.
Tampoco podemos descartar que una de las causas
por las cuales un marido desperdicia una buena parte de su tiempo y dinero
fuera de casa es que no encuentra ningún incentivo para hacer algo mejor con
ellos o se siente poco valorado en su hogar, tal vez al llegar a casa solo
encuentra quejas y críticas sobre su comportamiento. Una buena esposa debe darle ese incentivo, haciéndolo querer estar
con ella. Debe hacer todo lo posible para que su hogar sea un lugar agradable
para su marido, donde él se sienta contento de estar. Ella puede mantener su
apariencia externa, vestirse con esmero y apropiadamente, y educar a sus hijos
para que sean buenos con su padre cuando están con él, buscar los momentos
apropiados para conversar con él de los problemas pero nunca olvidar hacerlo
sentir amado y respetado. Una recomendación práctica para las esposas es evitar quejarse con su esposo sobre lo
difícil que es la vida que están llevando o las carencias que tal vez
puedan tener, agradeciendo el esfuerzo y el amor que él pone para el
sostenimiento del hogar.
Cuando un hombre ve a su esposa sacrificar sus
propios gustos por los de él, muy posiblemente puede verse movido por un
sentido de respeto que lo llevará también a sacrificar sus gustos por los de
ella. Con el tiempo se dará cuenta de que tiene un hermoso hogar, una esposa
inteligente y unos hijos de los cuales sentirse orgulloso. Él apreciará esas
cosas y se sentirá motivado a dar también lo mejor de sí mismo.
PONGA SU FAMILIA POR DELANTE DE SUS ACTIVIDADES FUERA DE
CASA.
El
matrimonio exige compañerismo. El deseo de estar con el ser querido es un
signo de amor verdadero, sentirse satisfechos de estar el uno con el otro, sólo
es posible, cuando se puede evitar tomar el amor por sentado. Algunos maridos
se defienden haciendo referencia a los pecados que no cometen, o con el dinero
que aportan, o con el trabajo que realizan en el hogar.
A veces, como padre, se puede preferir pasar las
noches en un club o en una reunión que en casa con su esposa e hijos; o como
madre, se puede preferir la participación en actividades fuera de la casa que
en hacer un verdadero hogar para su marido y sus hijos. Sus sentimientos deben
estar sujetos tanto a su sentido del deber, como a los deseos de su pareja y
sus hijos.
Así que muchas personas llenan sus vidas con
demasiada actividad y sacan de su horario algunas de las cosas que les gustaría
hacer o deberían hacer. Ellos están haciendo muchas cosas que son buenas, pero
están descuidando otras cosas que son mejores y más importantes. Tal vez eso
sucede porque pierden de vista la primacía de las obligaciones derivadas de su
familia y el hogar.
Tu
primer deber es tu hogar y familia. Has jurado solemnemente mantener la obligación
de trabajar por su felicidad y por la salvación. Para tener éxito, las familias
deben ser felices; y para ser feliz, los miembros deben anticipar y satisfacer
las necesidades y deseos razonables, los unos a los otros.
Está el marido que siente que debe tener salidas
nocturnas y sus días de descanso para los bolos, el golf, el club, el bar, y el
encuentro con los chicos, pero que rara vez le da a su esposa una oportunidad
para la relajación lejos de los deberes constantes de la casa. Él considera que
está por debajo de su dignidad llevar a su esposa con él de vez en cuando,
podría muy bien decir que ella debe quedarse en casa y disfrutar de trabajar
todo el tiempo, como si no fuera un ser humano y por lo tanto, no necesitaba la
recreación.
Es bastante razonable para una mujer, cuya vida
se limita casi exclusivamente a los deberes de la casa, necesitar un tiempo
para disfrutar de algo relajante y cambiar de vez en cuando. Un marido debe estar dispuesto a hacer el
sacrificio de algunas de las cómodas noches en casa, para que pueda
ofrecer a su esposa las oportunidades para relajación que necesita. Él puede
tener que reducir algunas de sus actividades fuera del hogar, si cede un poco
más de tiempo para hacer a su esposa e hijos felices, encontrará que, él mismo
está recibiendo una buena cantidad de relajación y descanso, compartiendo con
ellos las alegrías simples de una noche ocasional juntos.
CONFIANZA EN DIOS.
Usted está seguro de la ayuda de Dios. La
Iglesia enseña que a través del sacramento del matrimonio, usted y su cónyuge,
tienen la seguridad de la ayuda constante de Dios. Por lo tanto, debe confiar
firmemente en Dios. En la próxima vida, puede esperar aún mayores bendiciones
en la tierra, si ha tratado de construir su casa en el modelo de la Sagrada
Familia de Nazaret.
Dios nunca se deja a un lado la generosidad. Si le sirves tanto como te es posible, puedes
estar seguro de que Él te bendecirá abundantemente. Si, por el
contrario, rompes deliberadamente sus leyes, puedes estar seguro de que te
estás privando a ti y tu familia de sus bendiciones.
El requisito principal para la felicidad de la
familia es la unión con Dios, que es la fuente de toda felicidad en este mundo
y en el próximo. Nadie tiene medios más poderosos y más frecuentes
oportunidades de estar unidos con Dios, que un católico de conciencia.
Manténgase en contacto con Dios a través de la recepción frecuente de los
sacramentos, de la Penitencia, de la Eucaristía y de mucha oración.
Trabaja
duro para tu familia y su felicidad, como
si todo dependiera de ti. Ruega a Dios y confía en Él aún más, porque todo depende
realmente de Él. Nuestro Señor dijo: "Permaneced
en mí, y yo en vosotros. ... Sin mí no podéis hacer nada.”
Artículo originalmentte
publicado en Catholic Exchange
Adaptado y traducido al español para PildorasdeFe.net por Quiannette Quero
Adaptado y traducido al español para PildorasdeFe.net por Quiannette Quero
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