El cantautor católico Martín
Valverde repite una frase en todas sus actuaciones llena de ingenio y con carga
de profundidad, “la lectura de la Biblia es altamente recomendable para
católicos”. La frase es clara, no solamente es recomendable leer la Biblia si no
que además, frente a nuestros hermanos cristianos separados, que tienen una
costumbre mayor que la nuestra de acercarse a ella e incluso aprenderse algunas
citas de memoria, los católicos muchas veces parece que tengamos la Biblia en
casa más que nada para hacer bulto en la estantería entre “El gran libro de los
arroces” y “El médico en casa”.
Que sea altamente recomendable
para católicos es evidente. Ella contiene, y así lo proclamamos, la palabra de
Dios y como tal nos da a conocer la buena nueva, el amor, la vida en plenitud,
los designios del creador para nuestra felicidad. Nos anima, nos consuela, nos
conforta y también, como no, nos amonesta cuando nuestra vida se convierte en
un ejercicio de egoísmo.
Pero además yo me atrevería a dar
otro paso, la Biblia es de lectura altamente recomendada para todos, incluso
los no creyentes y en especial para aquellos que simplemente les gustan leer.
Recuerdo una cita pero no su autor (igual alguno lo podéis identificar) que
decía algo así como “es bueno leer la Biblia aunque no la entiendas, porque tus
demonios sí la entienden”, así que su recomendación siempre es buena y si
además va acompañada de que su lectura sea explicada y profundizada en y por la
Iglesia, la recomendación se torna perfecta.
Los teólogos y exégetas hablan de
la “doble autoría” de la Biblia, de Dios y de los hombres. De Dios porque
contiene su palabra y es el Espíritu Santo quien la inspira y de los hombres en
tanto y cuanto ha sido redactada por muchos autores de distintas épocas y
estilos durante un milenio, cada uno con sus conocimientos y personalidad
propios. La Biblia contiene por tanto diversos géneros literarios y temas de
todos los estilos, poemas, refranes, acontecimientos históricos, hazañas
bélicas, intrigas palaciegas y traiciones, misterios, milagros, incestos,
sermones, asesinatos, normas y reglas de comportamiento, literatura erótica,
actas judiciales... y también muchas narraciones divertidas, curiosas y
humorísticas.
Con respecto a esto último estoy
convencido de que ninguno de los autores que escribió la Biblia, y fíjate que
los ha habido, tuvo la intención de crear relatos de humor, simplemente muchas
de las situaciones que aparecen en las Sagradas Escrituras son divertidas de
por sí y sus redactores no hicieron más que narrarlas tal cual. Si en el
artículo anterior de este blog hablé de que Jesucristo no respondía a la imagen
de blandengue y moñas que muchos tenían en la cabeza, con igual convicción
afirmaremos que el Padre para nada responde a esa imagen seria y adusta que
tantas veces nos han pintado, por la sencilla razón que Dios tiene muy buen
humor.
Tengo que confesar que desde hace
años barrunto la idea de escribir un libro titulado “La chispa de la Biblia”
(no es que sea muy creativo, ¿o sí?) recogiendo, versionando y comentando los
pasajes de las Sagradas Escrituras en este sentido, e incluso tengo ya algunos
capítulos medio hilvanados en alguna carpeta de mi ordenador esperando a que me
tome de una vez en serio (que paradoja) lo de completarlos. El día que así lo
haga es probable que me den para una o varias trilogías. Pero mientras ocurre
este acontecimiento, si es que finalmente llega a ocurrir algún día, propongo a
los lectores de este artículo que se acerquen a los pasajes curiosos que cito a
continuación con un breve resumen, que para muestra bastan 5 pequeños botones:
. El adivino Balaam, requerido
para maldecir al pueblo de Israel, es incapaz de ver al Ángel de Dios que tiene
en frente, mientras que su burra, que si lo vé, termina hablando y
diciéndoselo. Ver libros de Números cap 22
.El rey Saúl persigue a David
para matarlo cuando, en un apretón, entra en una cueva a hacer sus necesidades
sin saber que su perseguido se encuentra escondido dentro. Aunque tiene ocasión
para matarlo, David se acerca y le corta una punta de la capa mientras Saúl
está a la faena sin que se de cuenta y luego se lo hace ver. Está en el libro
Primero de Samuel capítulo 24
.A pesar de la respuesta seca de
Jesús, María pasa de su hijo y le “obliga” a manifestar su gloria antes de lo
previsto con un milagro (¡Bendita sea María). Lo podemos ver en el famoso
episodio de las bodas de Caná en la primera parte del capítulo 2 del Evangelio
de Juan.
. Jesús resucitado se aparece a
sus apóstoles y estos tratan de esconderse muertos de miedo pensando que es un
fantasma. Pasado el susto inicial y como no acababan de dar crédito a lo que
veían, se tiene que comer los restos de la cena para demostrárselo. Está en
Lucas 24, del versículo 36 en adelante.
. Tras un
milagro de Pablo, los griegos creen que él y Bernabé son los dioses del Olimpo
que han bajado en forma de hombres y deciden hacerles un sacrificio en su
honor. A duras penas consiguen sacarlos de su error. Lo leemos en el capítulo
14 de los Hechos de los apóstoles.
José Luis Rubio
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