2 Crónicas
20.12
Dios
siempre quiere lo mejor para nosotros, y está comprometido a mostrarnos cómo
seguir el plan específico que ha diseñado para cada uno de nosotros. Él quiere
que vivamos pendientes de su voz, para oír lo que quiere que hagamos y cómo
quiere que lo hagamos (Is 30.19–21).
Si
empezamos a desviarnos del curso que Dios ha fijado para nosotros, Él tomará
toda clase de medidas para captar nuestra atención y protegernos del peligro.
Él tiene una gran variedad de métodos para ayudarnos a ver la situación, entre
ellos:
1. Un
espíritu intranquilo
A veces
Dios nos llama la atención quitándonos el sueño (Est 6). Si experimenta algún
tipo de intranquilidad en lo profundo de su ser, o siente algo que no puede
identificar, deténgase y ore: «Señor, ¿estás tratando de decirme algo?» Cada
vez que Dios estuvo a punto de pasarme de una posición pastoral a otra, yo me
sentí muy inquieto.
2. Una
palabra específica
Dios
también capta nuestra atención utilizando las palabras de otros. Fue el método
que usó para darles un mensaje tanto al joven Samuel como al viejo sacerdote
Elí (1 S 3.4–18). Si varias personas empiezan a decirle lo mismo en un lapso
breve de tiempo, pregúntele al Señor si está tratando de hablarle a través de
ellos.
3. Una
bendición inusual
Dios puede
darle alguna bendición inusual para llamar su atención. Por supuesto, si usted
se considera una persona autosuficiente, el Señor probablemente usará otro
método para que usted fije su atención en Él, pero recuerde que Él expresa su
amor sin importar qué método utilice.
4. Una
oración no contestada
A veces la
respuesta de Dios a una oración es «no». A pesar de las oraciones de David para
preservar la vida del bebé que concibió en adulterio, el niño murió (2 S
12.15–18). El Señor puede guardar silencio ante nuestras oraciones para que
tomemos la iniciativa de examinar nuestro corazón.
5. Una
desilusión
Cuando la
nación de Israel desacató la instrucción divina de tomar posesión de la tierra
prometida, Dios juzgó al pueblo por su incredulidad. Luego cambiaron de parecer
y dijeron que ahora sí deseaban entrar a la tierra, pero el Señor les dijo que
no, que ya era demasiado tarde (Nm 14). Dios captó su atención mediante el
sentimiento de desilusión. De manera similar, el Señor puede permitir reveses
que nos impidan trazar nuestro propio rumbo.
Dios nos
indicará su voluntad
6.
Circunstancias extraordinarias
En algunas
ocasiones Dios usará circunstancias inusuales para que nos detengamos a
escuchar. Moisés vio una zarza ardiente que no se consumía. Cuando se acercó a
investigar, el Señor le habló desde el fuego (Éx 3). Usted y yo debemos
aprender a buscar la presencia de Dios en cada circunstancia de la vida. Él
deja sus huellas y evidencias de su obra en todo lo que nos rodea.
7. Derrotas
Dios puede
usar la derrota para mostrarnos la verdad. Tras su victoria aplastante sobre
Jericó, los israelitas abordaron una pequeña población con confianza de sobra,
ignorando el mandato del Señor (Jos 7). Dios captó toda la atención de Josué al
permitir que la nación sufriera una derrota vergonzosa. Este tipo de derrota
puede convertirse en una piedra que nos permite dar otro paso hacia el éxito,
si oramos: «Señor, ¿qué me estás diciendo? Ayúdame a ver cuál fue el error que
cometí».
8.
Problemas económicos
En el
tiempo de los Jueces «cada uno hacía lo que bien le parecía» (Jue 17.6) y la
nación cayó en idolatría y desobediencia. Dios trajo juicio por medio de los
madianitas, quienes devastaron el territorio. El pueblo clamó a Dios sólo
cuando Él les quitó toda posesión material (Jue 6.3–6). Dios sabía con
exactitud qué era necesario para llamarles la atención, y cuando ellos se
volvieron a Él de corazón, Él los libró de sus opresores y los bendijo.
9. Tragedias, enfermedades y aflicciones
Debemos
considerar nuestras tragedias y aflicciones como razones para preguntarle al
Señor: «¿Qué estás tratando de decir?» Cuando el rey Ezequías se llenó de
orgullo, Dios usó su enfermedad para alertarlo del problema (2 Cr 32.24). De
modo similar, cuando Saulo de Tarso persiguió a los cristianos, Dios lo hirió con
ceguera y así logró captar toda su atención (Hch 9.1–19).
Dios
siempre sabe dónde nos encontramos en nuestro peregrinaje de fe, y sabe
exactamente qué se requiere para llamarnos la atención. Por eso, esté alerta;
note si alguno de estos métodos divinos ocurren (o son recurrentes) en su vida.
Si lo son, pregúntele qué quiere decirle y dispóngase a escuchar, no para
informarse, sino para obedecer.
Extraído
de la Biblia Principios de Vida por Charles F. Stanley, © 2010.
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