Vimos ya
en su día que el s. XX ha sido prolífico en el descubrimiento de
importantísimos manuscritos que han servido para arrojar luz sobre la siempre
dinámica e interesantísima exégesis bíblica (pinche aquí si desea conocer sobre el tema).
Evidentemente este próximo s. XXI seguirán realizándose fabulosos
descubrimientos en el campo de la arqueología bíblica. Pues bien, me voy a
permitir expresarles mis preferencias por lo que a esos descubrimientos se
refiere. Seis son los papiros que mayor alegría me producirían si un día algún
investigador probablemente por nacer anunciara a bombo y platillo haber descubierto.
Son los siguientes:
1º.- La tercera Epístola de Pablo a los Corintios, de la que ya tuve ocasión de hablar a Vds. por lo que remito a lo que ya escribí entonces (pinche aquí si desea conocer sobre el tema).
2º.- La obra de Nicolás de Damasco o Damasceno, historiador y biógrafo de Herodes el Grande y puede que también de Arquelao su hijo, de cuya existencia conocemos por las citas que de él hace en su obra Flavio Josefo, y a la que ya me refería en su día, por lo que invito al lector interesado en pinchar aquí para conocerla mejor.
3º.- Las memorias escritas por el propio Herodes el Grande, que también menciona Flavio Josefo en su obra.
4º.- El acta que presumiblemente pudo haber escrito el gobernador Poncio Pilatos sobre la crucifixión de Jesús de Nazaret y otros dos presos en las cárceles romanas el 7 de abril del año 30, en las que incluso puede que mencione los extraños acontecimientos sucedidos en los días posteriores, documento al que ya me referí en su día por lo que le invito a pinchar aquí si desea tener más información sobre el mismo.
5º.- Los libros 7 al 10 y parte del 11 de la obra “Anales” de Tácito, actualmente desaparecidos (pinche aquí para conocerlos), en los que narra el reinado de Tiberio, que es, precisamente, el emperador que reinaba en Roma cuando tiene lugar la crucifixión de Jesús de Nazaret.
6º.- El Documento “Q” (pinche aquí si desea más información sobre él), una entelequia producto de la sesuda investigación de muchos biblistas que muy probablemente poco tendrá que ver con lo que éstos proponen, hasta el extremo de que una vez descubierto si tal ocurriera, incluso es posible que los investigadores no lo identificaran como tal.
Y sin más por hoy y como todos los días, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
1º.- La tercera Epístola de Pablo a los Corintios, de la que ya tuve ocasión de hablar a Vds. por lo que remito a lo que ya escribí entonces (pinche aquí si desea conocer sobre el tema).
2º.- La obra de Nicolás de Damasco o Damasceno, historiador y biógrafo de Herodes el Grande y puede que también de Arquelao su hijo, de cuya existencia conocemos por las citas que de él hace en su obra Flavio Josefo, y a la que ya me refería en su día, por lo que invito al lector interesado en pinchar aquí para conocerla mejor.
3º.- Las memorias escritas por el propio Herodes el Grande, que también menciona Flavio Josefo en su obra.
4º.- El acta que presumiblemente pudo haber escrito el gobernador Poncio Pilatos sobre la crucifixión de Jesús de Nazaret y otros dos presos en las cárceles romanas el 7 de abril del año 30, en las que incluso puede que mencione los extraños acontecimientos sucedidos en los días posteriores, documento al que ya me referí en su día por lo que le invito a pinchar aquí si desea tener más información sobre el mismo.
5º.- Los libros 7 al 10 y parte del 11 de la obra “Anales” de Tácito, actualmente desaparecidos (pinche aquí para conocerlos), en los que narra el reinado de Tiberio, que es, precisamente, el emperador que reinaba en Roma cuando tiene lugar la crucifixión de Jesús de Nazaret.
6º.- El Documento “Q” (pinche aquí si desea más información sobre él), una entelequia producto de la sesuda investigación de muchos biblistas que muy probablemente poco tendrá que ver con lo que éstos proponen, hasta el extremo de que una vez descubierto si tal ocurriera, incluso es posible que los investigadores no lo identificaran como tal.
Y sin más por hoy y como todos los días, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
Luis
Antequera
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