Aunque el Diccionario
de la Real Academia Española no lo recoja, se le llama “cantar a
capella” a la acción de cantar sin instrumentos, es decir con el solo
respaldo de los recursos vocales. Amén de constituir en sí mismo una modalidad
musical de `primera importancia, es hoy día un alarde que vemos practicar a los
grandes cantantes líricos para demostrar la calidad y fortaleza de su voz, como
fue el caso del tenor peruano Juan
Diego Flórez desde la ventana del Teatro Real el día 3 de junio de 2009.
La expresión proviene, como es bien notorio del italiano, y sin duda de ninguna clase del ámbito eclesiástico, haciendo referencia esa “capella” a las capillas de las iglesias.
Dos son las posibles vías en las que dichas capillas terminan relacionadas con una manera tan concreta de producir e interpretar música.
La primera la prohibición de tocar instrumentos musicales dentro de las iglesias desde la introducción del gregoriano hasta finales de la Edad Media, que obligaría al canto meramente vocal en las iglesias.
La segunda tendría que ver con los cantores formados en las escuelas eclesiásticas de canto y polifonía, y coros de niños de la catedral que conformaban la llamada Capilla de Música que, sin mayor acompañamiento instrumental y con solo sus selectas voces, deleitaban a fieles y peregrinos en el interior de los recintos eclesiástico.
El canto gregoriano (pinche aquí para conocer algo más sobre el canto gregoriano) es sin duda una expresión del “canto a capella”, aunque el auge de la técnica tiene lugar en los siglos XV y XVI, con las grandes obras vocales compuestas por compositores de la talla de Palestrina, Di Lasso o Venosa, autores de extraordinarias composiciones polifónicas corales para varias voces.
La expresión proviene, como es bien notorio del italiano, y sin duda de ninguna clase del ámbito eclesiástico, haciendo referencia esa “capella” a las capillas de las iglesias.
Dos son las posibles vías en las que dichas capillas terminan relacionadas con una manera tan concreta de producir e interpretar música.
La primera la prohibición de tocar instrumentos musicales dentro de las iglesias desde la introducción del gregoriano hasta finales de la Edad Media, que obligaría al canto meramente vocal en las iglesias.
La segunda tendría que ver con los cantores formados en las escuelas eclesiásticas de canto y polifonía, y coros de niños de la catedral que conformaban la llamada Capilla de Música que, sin mayor acompañamiento instrumental y con solo sus selectas voces, deleitaban a fieles y peregrinos en el interior de los recintos eclesiástico.
El canto gregoriano (pinche aquí para conocer algo más sobre el canto gregoriano) es sin duda una expresión del “canto a capella”, aunque el auge de la técnica tiene lugar en los siglos XV y XVI, con las grandes obras vocales compuestas por compositores de la talla de Palestrina, Di Lasso o Venosa, autores de extraordinarias composiciones polifónicas corales para varias voces.
Luis Antequera
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