“Cuando lleguemos a la estación sucederá!”, exclamamos.
“Cuando cumpla los dieciocho.”
“Cuando compre un BMW.”
“Cuando se hayan graduado mis hijos.”
“Cuando pague la casa”.
“Cuando consiga un ascenso.”.
“Cuando me jubile, ¡Qué Feliz voy a ser por el resto de mi vida!.
“Cuando cumpla los dieciocho.”
“Cuando compre un BMW.”
“Cuando se hayan graduado mis hijos.”
“Cuando pague la casa”.
“Cuando consiga un ascenso.”.
“Cuando me jubile, ¡Qué Feliz voy a ser por el resto de mi vida!.
Tarde o temprano comprendemos que no existe tal estación; no hay un sitio
al que llegar de una vez para siempre.
El verdadero gozo de la vida está en el viaje. La estación es solo un
sueño. Se aleja de nosotros sin cesar.
“Disfruta el momento” es un buen lema, sobre todo si lo complementas con el
Salmo 118:24: “Este es el día que ha creado el Señor; regocijémonos en él”.
No son las cargas del hoy lo que enloquece al hombre. Son los
arrepentimientos por el ayer y el miedo al mañana.
Por eso, deja ya de recorrer los pasillos y contar los kilómetros. En
Cambio, escala más montañas, toma más helado, camina descalzo con más
frecuencia, zambúllete en más ríos, contempla más atardeceres, ríe más, llora
menos…
Es preciso vivir la vida en pleno viaje. La estación llegará demasiado
pronto.
2 Corintios 5:17
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
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