miércoles, 30 de julio de 2014

LA BELLEZA DE LOS RITUALES


He leído hoy en el antiguo Ceremonial de Obispos el ritual que se usaba en la Iglesia para reconciliar un lugar sagrado, cuando éste había sido profanado. Un ritual solemne y que respira seriedad. Parte de las oraciones se hacían delante de la puerta principal de la iglesia, parte delante del lugar donde se colocó la primera piedra cuando se erigió. Después hay una postración ante el altar.

Se recorre tres veces la iglesia por dentro, aspergiendo las paredes en la parte superior la primera vez, en la parte inferior la segunda, y el pavimento de la iglesia en la tercera. Se aspergen especialmente los lugares contaminados, cuando la iglesia ha sido manchada o violada.

Después, en voz normal (no con solemnidad) el obispo pronuncia una oración con las manos extendidas, pero a la altura del pecho.

Cambiando de tema. Si tenéis tiempo, escuchad esta magnífica conferencia sobre las cruzadas:


P. FORTEA

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