viernes, 18 de julio de 2014

LA LIBERACION - CONTINUACION


A – LA OPRESIÓN

(Viene de LA LIBERACION)

La opresión es la acción de Satanás sobre los cuerpos o las cosas. Por ejemplo, ruidos en la noche, cosas que se mueven, luces que se apagan, voces, ciertas enfermedades raras que no tienen explicación médica, etc. Se trata de acciones exteriores.

El P. Emiliano nos dice que un día un Obispo del Caribe le envió a su prima que sufría cierta enfermedad muy extraña. Oraron y el Señor la liberó.  Luego le pidieron que fuera a su casa porque sucedían cosas raras. Le respondió que no iría; para eso tenía a su primo Obispo; que le pidiera bendecir su casa. Al ir el Obispo y bendecir el hogar cesó el problema. Fue todo muy sencillo porque para Jesús todo es muy sencillo.

Nosotros dividimos los problemas en fáciles y difíciles, pero para Jesús todos los problemas son fáciles, si no, no sería el Señor.

Añade el P. Emiliano: recuerdo otro caso muy importante. Era un hombre llamado Julio Núñez que no podía caminar y gateaba como un animalito. El Señor lo curó en una asamblea de oración.

Fue tan impactante su curación que daba testimonio por todas partes. En una ocasión una señora lo reconoció y le preguntó:

-          ¿No eres tú el tullido?

-          Sí, pero el Señor ya me enderezó…

Incluso lo invitamos varias veces a acompañarnos, testificando en diferentes retiros la maravillosa curación que había recibido.

Un año después, el párroco de San Francisco de Macoris nos pidió hacer un retiro carismático. Invite a Julio Núñez, pensando que su testimonio sería más fuerte, por ser él miembro de esta parroquia.

Al llegar y preguntar por Julio se me acercó una señora muy triste:

-          Padre, a Julio le volvió la cosa esa… Si, padre, no puede caminar y anda otra vez a gatas.

-          ¿Desde cuándo anda así?

-          Desde hace cinco días…

Mandé que fueran a buscarlo y lo trajeron a caballo. Comenzamos a orar por él. Yo le decía al Señor:

-          Señor, no puedes quedar mal aquí que es la parroquia de Julio…

Pero el Señor no lo sanaba. Entonces comenzamos a orar en lenguas y me vino a la mente como un flechazo: “espíritu de enfermedad”. Entonces impere y dije:

-          Espíritu de enfermedad, te ordeno en el nombre de Jesús que salgas y dejes libre a este hijo de Dios. Te mando en el nombre de Jesús que te vayas a los pies de Jesús para que disponga de ti y te prohíbo que vuelvas a molestarlo porque es hijo de Dios y nada en él te pertenece.

Julio sintió un escalofrió, luego, con toda sencillez se levantó y comenzó a caminar.

Satanás lo estaba oprimiendo para que no diera el testimonio de su curación. Pero Dios es más inteligente y, restablecido Julio, su testimonio fue doble: su curación y de como Dios lo había liberado de esa opresión.

En la oración en lenguas el Señor vino en ayuda de nuestra debilidad y nos dio su discernimiento carismático para señalarnos lo que le pasaba a Julio; sufría de un espíritu de enfermedad.

Esto puede parecer extraño a los que no han leído el Evangelio pero allí encontramos un caso muy parecido: Había una mujer a la que un espíritu tenía enferma por 18 años; estaba encorvada y no podía en modo alguno enderezarse. (Lc 13, 11). Jesús hizo una liberación cuando le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad.

En los Hechos consta que la gente llevaba a los enfermos y atormentados por los espíritus con los apóstoles.

(continúa la obsesión)

B – LA OBSESIÓN

Llamamos obsesión a la influencia y acción del Enemigo sobre la mente de las personas. Si la opresión se manifiesta en lo exterior y material, la obsesión se manifiesta en el interior.

Existen personas atormentadas con tremendas obsesiones sexuales, ideas de suicidio, espíritu de blasfemia, autodestrucción, desprecio, sentirse indigno del perdón de Dios, etc. En estos casos a veces la causa no solo es física o sicológica, sino que están atormentadas por una obsesión que las esclaviza, no teniendo fuerza para salir victoriosas.

Podría decir que la obsesión se parece a una tentación; pero en vez de ser pasajera es permanente, además de tener una fuerza e intensidad que va más allá de nuestras capacidades humanas para vencerla.

Un día en México me llevaron a una mujer que tenía muchos años sufriendo cosas muy extrañas. Oramos por ella y le pedimos que nos acompañara en la recitación del Padre Nuestro. Pero, ella no podía decir “perdónanos como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”. Tenía un gran rencor en su corazón porque un enemigo, para vengarse, le echó un maleficio. A raíz de eso comenzó a sufrir mucho y a odiar a ese hombre. No era simple resentimiento sino una verdadera esclavitud que la mantenía atada. Oramos por su liberación del odio pero no había resultado alguno. Me acorde de aquel joven al que los discípulos no habían podido liberar de las ataduras de Satanás y lo llevaron donde Jesús.  Entonces nos acercarnos al sagrario y le pedimos a Jesús que la liberara por su sangre preciosa. El Señor actuó inmediatamente liberándola del espíritu de brujerías y de rencor. Por primera vez en mucho tiempo pudo recitar completo el “Padre Nuestro”.

En la Republica Dominicana había un hombre casado con una mujer joven. Tenía dos hijitos. A pesar de todo, él no podía dejar de tener relaciones sexuales con prostitutas. Era un deseo superior a sus fuerzas que no podía dominar. Él se esforzaba pero no le daba resultado. Entonces hicimos oración de liberación por el pero hubo resultados, hasta que comprendimos que solo estábamos ocupándonos de expulsar al espíritu impuro. Pero al Evangelizarlo el Señor hizo su obra y fue liberado de esa obsesión.

En Quebec había una religiosa que cuando iba a comulgar sucedía como si en su mente comenzara a correr una grabación llena de blasfemias. Ella lloraba y sufría mucho por eso. Habló con su confesor y éste le aconsejó que rezara mucho a la Virgen María. Ni penitencias ni ayunos le daban resultados pues todo aquello continuaba.

Un día un sacerdote carismático de Quebec fue al convento, oro por ella para que fuera liberada de ese espíritu de blasfemia. Ella fue restablecida completamente gracias a esa oración.

En el nuevo testamento encontramos diferentes clases de espíritus que valen la pena conocer:

-          Espíritu inmundo o impuro, que es el más frecuente: (Mt 12, 43; Mc 1, 23.26.27; 3, 11; 5, 2.8.13; 7, 25; Lc 4, 33.36; 6, 18; 8, 29; ), 42; 11, 24)

-          Espíritu mudo: (Mc 9, 17)

-          Espíritu sordo y mudo: (Mc 9, 25b)

-          Malos espíritus: (Lc 7, 21; Hech 19, 12)

-          Espíritus malignos: (Lc 8, 2)

-          Espíritu adivino: (Hech 16, 16)

-          Espíritu del mal: (Ef 6, 12)

-          Espíritus engañadores: (1 Tm 4, 1)

B – LA OBSESIÓN

Llamamos obsesión a la influencia y acción del Enemigo sobre la mente de las personas. Si la opresión se manifiesta en lo exterior y material, la obsesión se manifiesta en el interior.

Existen personas atormentadas con tremendas obsesiones sexuales, ideas de suicidio, espíritu de blasfemia, autodestrucción, desprecio, sentirse indigno del perdón de Dios, etc. En estos casos a veces la causa no solo es física o sicológica, sino que están atormentadas por una obsesión que las esclaviza, no teniendo fuerza para salir victoriosas.

Podría decir que la obsesión se parece a una tentación; pero en vez de ser pasajera es permanente, además de tener una fuerza e intensidad que va más allá de nuestras capacidades humanas para vencerla.

Un día en México me llevaron a una mujer que tenía muchos años sufriendo cosas muy extrañas. Oramos por ella y le pedimos que nos acompañara en la recitación del Padre Nuestro. Pero, ella no podía decir “perdónanos como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido”. Tenía un gran rencor en su corazón porque un enemigo, para vengarse, le echó un maleficio. A raíz de eso comenzó a sufrir mucho y a odiar a ese hombre. No era simple resentimiento sino una verdadera esclavitud que la mantenía atada. Oramos por su liberación del odio pero no había resultado alguno. Me acorde de aquel joven al que los discípulos no habían podido liberar de las ataduras de Satanás y lo llevaron donde Jesús.  Entonces nos acercarnos al sagrario y le pedimos a Jesús que la liberara por su sangre preciosa. El Señor actuó inmediatamente liberándola del espíritu de brujerías y de rencor. Por primera vez en mucho tiempo pudo recitar completo el “Padre Nuestro”.

En la Republica Dominicana había un hombre casado con una mujer joven. Tenía dos hijitos. A pesar de todo, él no podía dejar de tener relaciones sexuales con prostitutas. Era un deseo superior a sus fuerzas que no podía dominar. Él se esforzaba pero no le daba resultado. Entonces hicimos oración de liberación por el pero hubo resultados, hasta que comprendimos que solo estábamos ocupándonos de expulsar al espíritu impuro. Pero al Evangelizarlo el Señor hizo su obra y fue liberado de esa obsesión.

En Quebec había una religiosa que cuando iba a comulgar sucedía como si en su mente comenzara a correr una grabación llena de blasfemias. Ella lloraba y sufría mucho por eso. Habló con su confesor y éste le aconsejó que rezara mucho a la Virgen María. Ni penitencias ni ayunos le daban resultados pues todo aquello continuaba.

Un día un sacerdote carismático de Quebec fue al convento, oro por ella para que fuera liberada de ese espíritu de blasfemia. Ella fue restablecida completamente gracias a esa oración.

En el nuevo testamento encontramos diferentes clases de espíritus que valen la pena conocer:

-          Espíritu inmundo o impuro, que es el más frecuente: (Mt 12, 43; Mc 1, 23.26.27; 3, 11; 5, 2.8.13; 7, 25; Lc 4, 33.36; 6, 18; 8, 29; ), 42; 11, 24)

-          Espíritu mudo: (Mc 9, 17)

-          Espíritu sordo y mudo: (Mc 9, 25b)

-          Malos espíritus: (Lc 7, 21; Hech 19, 12)

-          Espíritus malignos: (Lc 8, 2)

-          Espíritu adivino: (Hech 16, 16)

-          Espíritu del mal: (Ef 6, 12)

-          Espíritus engañadores: (1 Tm 4, 1)

P. Emiliano Tardif

Fuente: JESÚS ESTÁ VIVO

Publicado por: José Miguel Pajares Clausen

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