A
– LA OPRESIÓN
(Viene
de LA LIBERACION)
La
opresión es la acción de Satanás sobre los cuerpos o las cosas. Por ejemplo,
ruidos en la noche, cosas que se mueven, luces que se apagan, voces, ciertas
enfermedades raras que no tienen explicación médica, etc. Se trata de acciones
exteriores.
El
P. Emiliano nos dice que un día un Obispo del Caribe le envió a su prima que
sufría cierta enfermedad muy extraña. Oraron y el Señor la liberó. Luego le pidieron que fuera a su casa porque
sucedían cosas raras. Le respondió que no iría; para eso tenía a su primo
Obispo; que le pidiera bendecir su casa. Al ir el Obispo y bendecir el hogar
cesó el problema. Fue todo muy sencillo porque para Jesús todo es muy sencillo.
Nosotros
dividimos los problemas en fáciles y difíciles, pero para Jesús todos los
problemas son fáciles, si no, no sería el Señor.
Añade
el P. Emiliano: recuerdo otro caso muy importante. Era un hombre llamado Julio
Núñez que no podía caminar y gateaba como un animalito. El Señor lo curó en una
asamblea de oración.
Fue
tan impactante su curación que daba testimonio por todas partes. En una ocasión
una señora lo reconoció y le preguntó:
-
¿No
eres tú el tullido?
-
Sí,
pero el Señor ya me enderezó…
Incluso
lo invitamos varias veces a acompañarnos, testificando en diferentes retiros la
maravillosa curación que había recibido.
Un
año después, el párroco de San Francisco de Macoris nos pidió hacer un retiro
carismático. Invite a Julio Núñez, pensando que su testimonio sería más fuerte,
por ser él miembro de esta parroquia.
Al
llegar y preguntar por Julio se me acercó una señora muy triste:
-
Padre,
a Julio le volvió la cosa esa… Si, padre, no puede caminar y anda otra vez a
gatas.
-
¿Desde
cuándo anda así?
-
Desde
hace cinco días…
Mandé
que fueran a buscarlo y lo trajeron a caballo. Comenzamos a orar por él. Yo le
decía al Señor:
-
Señor,
no puedes quedar mal aquí que es la parroquia de Julio…
Pero
el Señor no lo sanaba. Entonces comenzamos a orar en lenguas y me vino a la
mente como un flechazo: “espíritu de enfermedad”. Entonces impere y dije:
-
Espíritu
de enfermedad, te ordeno en el nombre de Jesús que salgas y dejes libre a este
hijo de Dios. Te mando en el nombre de Jesús que te vayas a los pies de Jesús
para que disponga de ti y te prohíbo que vuelvas a molestarlo porque es hijo de
Dios y nada en él te pertenece.
Julio
sintió un escalofrió, luego, con toda sencillez se levantó y comenzó a caminar.
Satanás
lo estaba oprimiendo para que no diera el testimonio de su curación. Pero Dios
es más inteligente y, restablecido Julio, su testimonio fue doble: su curación
y de como Dios lo había liberado de esa opresión.
En
la oración en lenguas el Señor vino en ayuda de nuestra debilidad y nos dio su
discernimiento carismático para señalarnos lo que le pasaba a Julio; sufría de
un espíritu de enfermedad.
Esto
puede parecer extraño a los que no han leído el Evangelio pero allí encontramos
un caso muy parecido: Había una mujer a la que un espíritu tenía enferma por 18
años; estaba encorvada y no podía en modo alguno enderezarse. (Lc 13, 11).
Jesús hizo una liberación cuando le dijo: Mujer, quedas libre de tu
enfermedad.
En
los Hechos consta que la gente llevaba a los enfermos y atormentados por los
espíritus con los apóstoles.
(continúa
la obsesión)
B
– LA OBSESIÓN
Llamamos
obsesión a la influencia y acción del Enemigo sobre la mente de las personas.
Si la opresión se manifiesta en lo exterior y material, la obsesión se
manifiesta en el interior.
Existen
personas atormentadas con tremendas obsesiones sexuales, ideas de suicidio,
espíritu de blasfemia, autodestrucción, desprecio, sentirse indigno del perdón
de Dios, etc. En estos casos a veces la causa no solo es física o sicológica,
sino que están atormentadas por una obsesión que las esclaviza, no teniendo
fuerza para salir victoriosas.
Podría
decir que la obsesión se parece a una tentación; pero en vez de ser pasajera es
permanente, además de tener una fuerza e intensidad que va más allá de nuestras
capacidades humanas para vencerla.
Un
día en México me llevaron a una mujer que tenía muchos años sufriendo cosas muy
extrañas. Oramos por ella y le pedimos que nos acompañara en la recitación del
Padre Nuestro. Pero, ella no podía decir “perdónanos como nosotros perdonamos a
los que nos han ofendido”. Tenía un gran rencor en su corazón porque un
enemigo, para vengarse, le echó un maleficio. A raíz de eso comenzó a sufrir
mucho y a odiar a ese hombre. No era simple resentimiento sino una verdadera
esclavitud que la mantenía atada. Oramos por su liberación del odio pero no
había resultado alguno. Me acorde de aquel joven al que los discípulos no
habían podido liberar de las ataduras de Satanás y lo llevaron donde
Jesús. Entonces nos acercarnos al
sagrario y le pedimos a Jesús que la liberara por su sangre preciosa. El Señor
actuó inmediatamente liberándola del espíritu de brujerías y de rencor. Por
primera vez en mucho tiempo pudo recitar completo el “Padre Nuestro”.
En
la Republica Dominicana había un hombre casado con una mujer joven. Tenía dos
hijitos. A pesar de todo, él no podía dejar de tener relaciones sexuales con
prostitutas. Era un deseo superior a sus fuerzas que no podía dominar. Él se
esforzaba pero no le daba resultado. Entonces hicimos oración de liberación por
el pero hubo resultados, hasta que comprendimos que solo estábamos ocupándonos
de expulsar al espíritu impuro. Pero al Evangelizarlo el Señor hizo su obra y
fue liberado de esa obsesión.
En
Quebec había una religiosa que cuando iba a comulgar sucedía como si en su
mente comenzara a correr una grabación llena de blasfemias. Ella lloraba y
sufría mucho por eso. Habló con su confesor y éste le aconsejó que rezara mucho
a la Virgen María. Ni penitencias ni ayunos le daban resultados pues todo
aquello continuaba.
Un
día un sacerdote carismático de Quebec fue al convento, oro por ella para que
fuera liberada de ese espíritu de blasfemia. Ella fue restablecida
completamente gracias a esa oración.
En
el nuevo testamento encontramos diferentes clases de espíritus que valen la
pena conocer:
-
Espíritu
inmundo o impuro, que es el más frecuente: (Mt 12, 43; Mc 1, 23.26.27; 3, 11;
5, 2.8.13; 7, 25; Lc 4, 33.36; 6, 18; 8, 29; ), 42; 11, 24)
-
Espíritu
mudo: (Mc 9, 17)
-
Espíritu
sordo y mudo: (Mc 9, 25b)
-
Malos
espíritus: (Lc 7, 21; Hech 19, 12)
-
Espíritus
malignos: (Lc 8, 2)
-
Espíritu
adivino: (Hech 16, 16)
-
Espíritu
del mal: (Ef 6, 12)
-
Espíritus
engañadores: (1 Tm 4, 1)
B
– LA OBSESIÓN
Llamamos
obsesión a la influencia y acción del Enemigo sobre la mente de las personas.
Si la opresión se manifiesta en lo exterior y material, la obsesión se
manifiesta en el interior.
Existen
personas atormentadas con tremendas obsesiones sexuales, ideas de suicidio,
espíritu de blasfemia, autodestrucción, desprecio, sentirse indigno del perdón
de Dios, etc. En estos casos a veces la causa no solo es física o sicológica, sino
que están atormentadas por una obsesión que las esclaviza, no teniendo fuerza
para salir victoriosas.
Podría
decir que la obsesión se parece a una tentación; pero en vez de ser pasajera es
permanente, además de tener una fuerza e intensidad que va más allá de nuestras
capacidades humanas para vencerla.
Un
día en México me llevaron a una mujer que tenía muchos años sufriendo cosas muy
extrañas. Oramos por ella y le pedimos que nos acompañara en la recitación del
Padre Nuestro. Pero, ella no podía decir “perdónanos como nosotros perdonamos a
los que nos han ofendido”. Tenía un gran rencor en su corazón porque un
enemigo, para vengarse, le echó un maleficio. A raíz de eso comenzó a sufrir
mucho y a odiar a ese hombre. No era simple resentimiento sino una verdadera
esclavitud que la mantenía atada. Oramos por su liberación del odio pero no
había resultado alguno. Me acorde de aquel joven al que los discípulos no
habían podido liberar de las ataduras de Satanás y lo llevaron donde Jesús. Entonces nos acercarnos al sagrario y le
pedimos a Jesús que la liberara por su sangre preciosa. El Señor actuó
inmediatamente liberándola del espíritu de brujerías y de rencor. Por primera
vez en mucho tiempo pudo recitar completo el “Padre Nuestro”.
En
la Republica Dominicana había un hombre casado con una mujer joven. Tenía dos
hijitos. A pesar de todo, él no podía dejar de tener relaciones sexuales con
prostitutas. Era un deseo superior a sus fuerzas que no podía dominar. Él se
esforzaba pero no le daba resultado. Entonces hicimos oración de liberación por
el pero hubo resultados, hasta que comprendimos que solo estábamos ocupándonos
de expulsar al espíritu impuro. Pero al Evangelizarlo el Señor hizo su obra y
fue liberado de esa obsesión.
En
Quebec había una religiosa que cuando iba a comulgar sucedía como si en su
mente comenzara a correr una grabación llena de blasfemias. Ella lloraba y
sufría mucho por eso. Habló con su confesor y éste le aconsejó que rezara mucho
a la Virgen María. Ni penitencias ni ayunos le daban resultados pues todo
aquello continuaba.
Un
día un sacerdote carismático de Quebec fue al convento, oro por ella para que
fuera liberada de ese espíritu de blasfemia. Ella fue restablecida
completamente gracias a esa oración.
En
el nuevo testamento encontramos diferentes clases de espíritus que valen la
pena conocer:
-
Espíritu
inmundo o impuro, que es el más frecuente: (Mt 12, 43; Mc 1, 23.26.27; 3, 11;
5, 2.8.13; 7, 25; Lc 4, 33.36; 6, 18; 8, 29; ), 42; 11, 24)
-
Espíritu
mudo: (Mc 9, 17)
-
Espíritu
sordo y mudo: (Mc 9, 25b)
-
Malos
espíritus: (Lc 7, 21; Hech 19, 12)
-
Espíritus
malignos: (Lc 8, 2)
-
Espíritu
adivino: (Hech 16, 16)
-
Espíritu
del mal: (Ef 6, 12)
-
Espíritus
engañadores: (1 Tm 4, 1)
P.
Emiliano Tardif
Fuente:
JESÚS ESTÁ VIVO
Publicado
por: José Miguel Pajares Clausen
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