lunes, 7 de julio de 2014

DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN GUINEA ECUATORIAL


El gran exponente, que no el único, de la lengua española en África, no es otro que Guinea Ecuatorial, cuya Constitución, aprobada en el año 2012, dice lo siguiente sobre la lengua del país:

“Artículo 4: La lengua oficial de la República de Guinea Ecuatorial es el Español. Se reconoce las lenguas aborígenes como integrantes de la cultura nacional”.

Guinea Ecuatorial es un gran desconocido en nuestro país. España y los españoles observamos respecto del país que fue parte de nuestro territorio en Africa y donde nuestro idioma es más respetado que en algunas partes de nuestro propio país, una actitud que oscila entre la prepotencia y el desdén. Actitud con la que, por cierto, también obsequiamos a otros países que nos son muy cercanos, fraternales y amigables mientras rendimos pleitesía a otros que consideramos más chulis.

Cada vez que una autoridad española ha de rendir visita de cortesía, casi nunca en una reunión bilateral de sana amistad sino simplemente en foros internacionales en los que ambas naciones coinciden, la autoridad en cuestión se siente obligada a realizar un nuevo acto de desprecio y de descortesía para quienes con nosotros comparten lengua en África, y a la furibunda prensa española, presa de furibundos ataques de erisipela, todo acto de humillación le parece poco.

Lo paradójico de la cuestión es que mientras, pongo por caso, el presidente del Gobierno español pergeña la siguiente humillación que le va a propinar a la que fuera la nuestra perlita de la corona en África cuyo cariño por la que fuera madre patria no puede disimular, nuestro monarca, por ejemplo, puede estar realizando una visita en serie a todas las crueles dictaduras del Golfo mientras se besuquea con todos los golfos de esas dictaduras, en algunas de las cuales todavía se practican crucifixiones (y no me refiero a Siria precisamente, donde también, pinche aquí si no se lo cree), las mujeres, entre otras lindezas, no pueden ni conducir un coche, o no se puede realizar un oficio cristiano ni siquiera en casas particulares… y todo ello sin que a la política exterior española se le mueva el bigote.

Un país, Guinea Ecuatorial en el que existe una dictadura, claro que sí, como existe en más de ciento cincuenta de los doscientos países del mundo con los que España se relaciona con toda normalidad, pero en el que, sin embargo, no hemos oído hablar ni de amputaciones, ni de lapidaciones, ni siquiera de ejecuciones o especiales desórdenes.

Así que a veces me pregunto si en este extraño país que es el nuestro, lo que más moleste a algunos de Guinea Ecuatorial sea justamente el respeto y el cariño con el que hablan la bella lengua nacida en la tierra de los castillos, expresado en ese artículo 4 de su Constitución. Pero así de raros somos los españoles, algunos españoles, muchos españoles. Que se le va a hacer.

Que hagan Uds. mucho bien y que no reciban menos.

Luis Antequera

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