Así con sus años… con sus tantas primaveras, con sus recuerdos, con sus vivencias.
Muchos
ven sus arrugas, yo veo sus batallas, muchos ven sus canas, yo veo su
experiencia, es cierto que su piel ya no es tan tersa, pero aún su piel se
eriza, ya no tiene las curvas como cuando tenía veinte, pero aún conserva su
silueta, y aún detiene el tráfico cuando camina.
Veo
tantos otoños en su mirada, y en su sonrisa aún se asoma la primavera, aún se
pone zapatillas, y su aroma… sigue inquietando mi alma.
Conoce
todos los cuentos de hadas, y sabe que la luna nadie se la puede bajar, le
gusta la poesía, pero no tan fácil se deja endulzar el oído, y disfruta de un
buen café por la noche.
Usted… me atrae con ese fuego que hay en su mirada, con esa tentación de sus labios rojos, y que puedo decir cuando sonríe… cuando a veces la dejo sin palabras…
Tal vez
sea un niño para usted, y lo que menos quiere es lidiar con alguien, pero si me
da una oportunidad… yo conoce el arte del amor, y como un beso puede durar toda
una noche, y yo le haré poemas… en sus pechos… y también en su espalda, algunos
versos dejaré en sus piernas, y en esa boca.
Usted
señora mía… inquieta mi corazón, y me gusta cómo se sonroja…
Me gusta
esa chispa que mantiene su esencia, y esa pasión que con los años no se
extingue, sino todo lo contrario…
Duerme…
pero una vez que se despierta… florece en todo su ser… esa belleza que la hace
única.
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