El Papa también convocó "a los niños de todo el mundo" en un acto que tendrá lugar el próximo 6 de noviembre, en el Vaticano, "para aprender de ellos, su acogida y la limpidez de las relaciones".
Un rezo del Ángelus cargado de anuncios y muestras de cercanía por parte del Papa Francisco ha tenido lugar
este primer domingo de octubre en San Pedro del Vaticano, festividad
de Santa Teresita de Lisieux.
Precisamente en torno a ella
habló Francisco concluido el Ángelus, a la que se refirió como la "santa de la confianza", anunciando que
escribirá una exhortación apostólica para el
próximo día 15.
Durante todo el rezo del Ángelus
y el comentario del Evangelio, Francisco estuvo acompañado desde
su balcón por cinco niños procedentes
de los cinco continentes. Junto a ellos, también anunciaba que el próximo 6 de
noviembre se encontrará "con los niños de todo el
mundo" en el aula Pablo VI del Vaticano. El motivo, un
encuentro organizado por el Dicasterio para la Cultura y la Educación "para volver a tener sentimientos puros" y aprender de ellos "la limpidez de las relaciones, la acogida
espontánea de quien es forastero o
el respeto por toda la creación". "Os espero a todos para aprender yo
también de vosotros", dijo el Papa.
Entre otros saludos, Francisco
pidió oraciones por la celebración de la primera asamblea sobre la sinodalidad
en la Iglesia entre el 4 y el 29 de octubre. También pidió "un aplauso" por el recién
beatificado Giuseppe Beotti, sacerdote y mártir asesinado el 20 de julio de
1944 "por odio a la fe", que en
ningún momento dudó "ofrecer su propia vida
para proteger al rebaño a él confiado".
También aseguró su cercanía y
oración por los 100.000 desplazados de Nagorno Karabaj. La población armenia cristiana huye
(unos voluntariamente, otros obligados por las autoridades), tras el éxito del ataque de Azerbaiyán del 19 de septiembre, que ha provocado el
final de la independencia del enclave y la autodisolución de la república
de Artsaj. Una tragedia humana y cultural en beneficio de
Turquía -autora del genocidio armenio en 1915-, que ha contado con la pasividad
cómplice de la Unión Europea.
LOS
DOS HIJOS Y SU DIFERENCIA: ¿PECADOR Y/O CORRUPTO?
Minutos antes, Francisco comentó
el evangelio de este domingo, en el que San Mateo presenta la parábola de los dos hijos a los que el padre pide ir a trabajar a la viña. El primero, comenzó el Papa,
responde inmediatamente `sí´, pero luego no
va. El segundo, en cambio, al inicio se opone, pero
luego lo piensa bien y va".
Analizando ambas conductas, destacó
que el problema no reside tanto en la resistencia al trabajo en la viña "sino en la sinceridad frente al padre y frente a
uno mismo. Aunque ninguno de los dos hijos se porta de manera
impecable, el primero miente, mientras que el segundo se equivoca, pero
permanece sincero".
Francisco se detuvo inicialmente
en el primer hijo, que dice "sí" pero no lo
cumple.
"Él no quiere
hacer la voluntad del padre, pero tampoco quiere ponerse a discutir y hablar.
Así se esconde detrás de un `sí´, detrás de un falso asenso, que esconde su
pereza y por el momento le salva la cara. Se escabulle sin conflictos,
pero engaña y desilusiona a su padre, faltándole el respeto de
peor forma de lo que habría hecho un franco `no´".
Fue en este punto donde el Papa
destacó que "el problema" de
este comportamiento no es solo que "sea un
pecador", sino que también es "un corrupto", porque
"miente sin problemas para cubrir y camuflar
su desobediencia, sin aceptar algún dialogo, o enfrentamiento
honesto".
En cambio, continuó, el segundo hijo "no es perfecto pero es sincero". "Aunque nos hubiera gustado verlo decir `sí´, al menos
manifiesta de manera franca y en un cierto sentido valiente su reticencia. Se
asume la responsabilidad de su comportamiento. Luego, con esta honestidad de base,
termina llegando a entender que se ha equivocado y regresando por sus pasos.
Es un pecador, pero
no un corrupto” señala el
Papa.
"SIEMPRE
HAY ESPERANZA PARA EL PECADOR"
Con ambos casos, Francisco
destacó que si en el pecador "siempre hay
esperanza de redención", esta
es "mucho más difícil" para el
corrupto, ya que "sus falsos `sí´
aparentemente elegantes pero hipócritas y sus ficciones convertidas en hábito
son como un grueso muro detrás del cual se resguarda de la voz de la
conciencia".
Francisco concluyó dirigiendo
unas preguntas a los fieles y congregados en San Pedro: "¿Frente al cansancio de vivir una vida honesta y generosa, de
comprometerme según la voluntad del Padre, estoy dispuesto a decir `sí´ cada
día, aunque cueste? Y cuando no lo conseguimos, ¿soy sincero en el enfrentarme
con Dios sobre mis dificultades, mis caídas, mis fragilidades? ¿Cuándo me
equivoco, estoy dispuesto a arrepentirme y a regresar sobre mis pasos?
¿O hago como si nada y vivo llevando una máscara, preocupándome solo en aparecer
como bueno y correcto? En definitiva, soy un pecador, como todos, ¿o hay en mí algo
de corrupto?".
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