Catequesis del Papa Francisco, 18 de octubre de 2023.
Por: Adriana Masotti | Fuente: Vatican News
"Hoy quisiera hablarles de un hombre que hizo
de Jesús y de sus hermanos más pobres la pasión de su vida", anunció
el Papa Francisco a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro para la
audiencia de los miércoles. Es san Carlos de Foucauld, testigo del celo en el
anuncio del Evangelio y testigo de la mansedumbre, de la búsqueda del diálogo y
de la cercanía con todos. En el centro de su vida está la Eucaristía, ante la
que se detiene largamente en oración y adoración, sintiendo que sólo Jesús,
allí presente, puede acercarle a tantos hermanos y hermanas no cristianos.
"PERDÍ MI CORAZÓN POR JESÚS"
"San Carlos de
Foucauld, corazón palpitante de caridad en la vida oculta", es el título de la catequesis. Después de una juventud -dice el Papa
Francisco- vivida en la lejanía de Dios, habiéndose convertido, san de Foucauld
dice de sí mismo: "Perdí mi corazón por Jesús
de Nazaret". Continúa el Papa:
“El Hermano Carlos nos recuerda así que el primer
paso para evangelizar es tener a Jesús en el corazón, es "perder la
cabeza" por Él. Si esto no sucede, difícilmente podremos demostrarlo con
nuestras vidas. En cambio, corremos el riesgo de hablar de nosotros mismos, de
nuestro grupo, de una moral o, peor aún, de un conjunto de reglas, pero no de
Jesús, de su amor, de su misericordia. (...) Creo que hoy sería bueno que cada
uno de nosotros se preguntara: "¿Tengo a Jesús en el centro de mi corazón?
¿He perdido un poco la cabeza por Jesús?"”
DAR A CONOCER A JESÚS CON TODA LA VIDA
De Focauld quiere profundizar en
el conocimiento de Jesús y quiere imitarlo, por eso visita Tierra Santa, donde
vivió, "pasa largas horas leyendo los
Evangelios", y conociéndolo siente el deseo de darlo a conocer a
los demás. "Cuando cada uno de nosotros -añade
el Papa Francisco- conoce a Jesús, surge el deseo de darlo a conocer, de
compartir este tesoro."
“Sí, pero ¿cómo? Como María en el misterio de la
Visitación: "en silencio, con el ejemplo, con la vida" . Con la vida,
porque "toda nuestra existencia -escribe el Hermano Charles- debe gritar
el Evangelio". Y muchas veces nuestra existencia grita mundanidad, grita
muchas estupideces, cosas extrañas, y él dice: "No, toda nuestra
existencia debe gritar el Evangelio".”
¿CREEMOS EN EL PODER DE LA EUCARISTÍA?
Charles decide entonces
trasladarse a tierras lejanas, se instala en el desierto del Sahara entre los
Tuaregs que no son cristianos, y a ellos lleva su amistad y el testimonio
silencioso y manso del Evangelio. Tiene a Jesús presente junto a él en la
Eucaristía y le confía todo. Continúa el Papa:
“Así,
permanece en oración a los pies de Jesús, ante el sagrario, durante unas diez
horas al día, seguro de que allí reside el poder de la evangelización y
sintiendo que es Jesús quien le acerca a tantos hermanos y hermanas lejanos. Y
nosotros, me pregunto, ¿creemos en el poder de la Eucaristía? Nuestra salida
hacia los demás, nuestro servicio, ¿encuentra ahí, en la adoración, su comienzo
y su plenitud? Estoy convencido de que hemos perdido el sentido de la
adoración: debemos recuperarlo.”
"TODO CRISTIANO ES UN APÓSTOL"
El Papa Francisco describe otro
aspecto de la espiritualidad de san Carlos de Foucauld que "anticipa los tiempos del Concilio Vaticano II"
y es la convicción de que "todo
cristiano es apóstol" y que el anuncio del Evangelio es
responsabilidad de todo el pueblo de Dios. Pero esto sólo es posible en actitud
de oración y de escucha del Espíritu, siempre creativo. Y respecto a los
laicos, "santos, no escaladores, enamorados de
Jesús", el Papa observa: "Cuánta
necesidad tenemos los sacerdotes de tener a nuestro lado a estos laicos que
creen en serio y con su testimonio nos enseñan el camino". Y
continúa:
“San Carlos de Foucauld, figura profética para
nuestro tiempo, dio testimonio de la belleza de comunicar el Evangelio mediante
el apostolado de la mansedumbre: él, que se sentía "hermano
universal" y acogía a todos, nos muestra la fuerza evangelizadora de la
ternura (...) Vivir la bondad de Jesús le llevó a forjar lazos fraternos de
amistad con los pobres, con los Tuareg, con los más alejados de su mentalidad.
Poco a poco, esos lazos generaron fraternidad, inclusión, aprecio por la
cultura del otro.”
LA IMPORTANCIA DE REGALAR INCLUSO UNA
SONRISA
La bondad también se demuestra
con una sonrisa, y el Papa concluye invitando a todos a preguntarse, por tanto,
si "llevamos alegría cristiana, mansedumbre
cristiana, ternura cristiana, compasión cristiana, cercanía cristiana" a
nosotros mismos y a los demás.
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