EL RELIGIOSO BILBAÍNO HABLA A CREO TV DE LOS ORÍGENES DEL HOGAR NAZARET Y SUS PRÓXIMOS PROYECTOS
El padre Ignacio María Doñoro fundó el Hogar
Nazaret en Perú hace una década: actualmente da cobijo y ayuda a más de 300
niños, y son miles los que de una forma u otra han recibido su apoyo.
Desde hace algo más de dos
semanas, miles de espectadores en España se han unido al impacto mundial
generado por Sound
of Freedom y su denuncia del tráfico de niños.
Una lucha que tiene sus
militantes de primera línea como el protagonista de la cinta, Tim Ballard. En
su mis atrinchera se encuentra precisamente un sacerdote con
amplia experiencia militar, que
ha plasmado sus vivencias en libros como El fuego de María.
Se trata del padre Ignacio María Doñoro, sacerdote bilbaíno que ejerció durante
años como capellán castrense y que nunca tuvo miedo de arriesgar su vida por
defender a los más pequeños.
Es conocido el episodio en el
que se hizo pasar como traficante para salvar la vida de
Manuel. Fue en El Salvador,
cuando supo que el joven de 14 años iba a ser vendido por 21 euros a
traficantes de órganos. Él identificó a la familia, les ofreció más dinero
y se convirtió en una de las primeras -y muchas- vidas salvadas por el
capellán. Hoy se cuentan por miles.
"En unas décimas de segundo me di cuenta de
que aquello era el tren que pasa
una vez por tu vida, que o lo tomas o lo dejas", declaró hace algunos meses.
El tren que decidió coger le ha
llevado casi hasta la misma muerte, lo que narra en uno de sus últimos
libros, El secreto es Jesús, que
actualmente promociona.
Entrevistado por Álex Navajas
para El Buscador,
de CREO TV, relató
otros episodios de cómo sufrió en sus carnes el precio a pagar por llevar la
luz del Evangelio y la caridad a niños que viven en el infierno.
Se encontraba en Puerto
Maldonado, en Perú, levantando uno de los primeros capítulos de lo que más
tarde sería una extensa obra llamad Hogar Nazaret. El apostolado, dedicado al rescate de niños de
los narcos que les obligaban a trabajar en la minería ilegal, debía ser eliminado. Cada
vez rescataba a más víctimas.
"Si moría, debía
hacerlo perdonando"
Recuerda que estaba en su casa,
como una noche cualquiera, cuando aparecieron los sicarios.
"Me
pusieron tres pistolas en la cabeza, me dieron una soberana paliza y me ataron de pies y manos", recuerda. En un principio, trató de defenderse. Pensó que puestos a
morir, lo haría "rabiando" y
lamentando no tener una pistola ante las amenazas. Pero en medio de un dolor
creciente que pronto lo llevaría a la práctica pérdida de la conciencia,
recordó que si moría, "debía hacerlo perdonando".
"En esa
situación, en medio del dolor, en la pérdida del conocimiento, sentí
un gozo y hasta el perdón, dando gracias a Dios. Cuando unos
sicarios se han tomado tantas molestias en poner precio a mi cabeza, algo bueno
habríamos hecho", pensó.
El sacerdote pensó que si no
reaccionaba, le darían por muerto. Solo eso podría explicar por qué no lo
remataron, a lo que ni el policía encontró una respuesta. "No era una advertencia", confirmó el
sacerdote.
Precisamente Puerto Maldonado vio
temblar su status quo criminal cuando el sacerdote fundó uno de sus hogares de
rescate en una gran casa en medio de una plaza, rodeada de prostíbulos.
Pero los
traficantes no fallarían una segunda vez. Doñoro sabía que no podía permanecer ahí con vida.
"EL
SECRETO ES JESÚS"
Así, tras ser reconstruido y
recuperarse de una paliza cuyas secuelas aún hoy perduran, fundó como tal el
Hogar Nazaret en 2022, en la prelatura de la Amazonia peruana de Moyobamba, uno
de los principales focos productores de droga y exploración.
Hoy, su hogar acoge a más de 300 niños. Muchos acuden por el boca a
boca, otros gracias a la propia prelatura, pero prácticamente todos tienen una
cosa en común: sus casos, dice, "son de
auténtica película, de los que saldrían
en los telediarios".
Muchos llegan desfigurados, en
deplorables condiciones a consecuencia de los malos
tratos, los parásitos y enfermedades y
"por su puesto", sin bautizar ni escolarizar. Por eso explica
cómo auténticos milagros el poder ver como cada niño "cambia",
creciendo de una forma "irreconocible".
Como se lee precisamente en su
libro, explica que "el secreto" de su
apostolado "es Jesús". También la Virgen, la capilla que preside el
Hogar y la oración de los jóvenes que alberga.
"Mirar con los
ojos del Señor, sin juzgar"
También es crucial "el perdón" y "mirar
como lo haría Jesús". Algo que ejemplifica con un pequeño tocayo
suyo, de dos meses, cuya familia le había arrojado al canal, esperando que muriese.
Cuando se enteró, al sacerdote no
le detuvo que a aquella zona no entrase ni la misma policía. Él solo se acercó
a una de las responsables del intento de matar al bebé, mientras suplicaba en
sus oraciones "poder mirarles con los ojos del Señor, sin juzgarles".
-Si Jesús viniera aquí,
¿qué haría?, le preguntó.
-Ayudar.
-Y eso es lo que he
venido a hacer.
Hoy, el pequeño tiene
7 años y Doñoro habla de él como "el rey de la casa". Y como
las buenas noticias nunca vienen solas, la madre del niño acabó confesando que
tenía otro hijo de 9 años en la montaña, Álex. Sufría una enfermedad similar a
la lepra. Fue otro "ángel" al que
Doñoro pudo sanar, y que mostró que "cuando no
juzgas a la persona, le das una oportunidad para amar".
"Un cortijo
andaluz" en Perú, paraíso de las víctimas.
Actualmente, el Hogar Nazaret es
un gigantesco "cortijo andaluz" que no para de crecer, tanto en
huéspedes correteando, sanando y aprendiendo como en proyectos.
El más pequeño es
Bryan, de un año y siete meses, y el
mayor, un joven de 22 que de ser atendido en el Hogar Nazaret ha pasado a
enseñar a otros de los niños como profesor.
A esta iniciativa se suman otras
para darle continuidad, como es el convenio con un colegio público de gestión privada, el Corazón
Inmaculado de María, que se complementa con una escuela de fútbol con "muchísimo
tirón".
"Los niños
-más de cien- se levantan a las 5:30 de la mañana, hacen cien flexiones, media
hora de adoración, desayunan como salvajes y se van al colegio", explica.
También tienen en proceso de
construcción una réplica del santuario del Rocío,
que contrasta con la selva y las chabolas que lo rodean.
Entre otros proyectos en marcha,
se encuentra el de terminar este último y la escuela de fútbol, edificar dos
colegios y nuevos alojamientos para más de cien niños y la gran "apuesta", el Hogar Nazaret
Santa Teresa de Calcuta. Se trata de un vasto terreno de decenas de
hectáreas con las que Doñoro pretende "asegurar la
sostenibilidad" del
Hogar y que este pueda ser autosuficiente para el abastecimiento de alimentos.
Entre risas, menciona que "no tienen móvil ni
televisión, pero que ninguno se ha muerto" por ello.
Doñoro, en un tractor adquirido
para trabajar las plantaciones del Fundo Santa Teresa de Calcuta.
En el horizonte de los sueños se
encuentra la de levantar una universidad que permita a
los cientos de niños que entran en el Hogar Nazaret disponer de una titulación
universitaria.
Un aspecto que, matiza Doñoro,
aunque es importante, no es el fin del Hogar.
"Los
niños me llaman `papá´ y yo quiero que vayan al Cielo. Siempre les digo que lo que más quiero es que
vayamos todos. Al principio me chocó bastante esto de aceptar ser padre. Pero
somos una familia sobrenatural, que llevamos la misma sangre, la de Cristo que
no une, y la misma madre, que es la Virgen", concluye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario