Es verdad que en los evangelios se habla de «los hermanos y hermanas de Jesús».
Por: P. Paulo Dierckx - P. Miguel Jordá | Fuente:
Apostolado del Libro
En la Biblia leemos que los habitantes de Nazaret, hablando de Jesús, decían: «Este es el Hijo del Carpintero y su Madre es María, es
hermano de Santiago, José, Simón y Judas, y sus hermanas también viven aquí
entre nosotros.» (Mt. 13, 55-56)
En otra parte de la Biblia leemos: «Un día Jesús
estaba predicando y los que estaban sentados alrededor de él le dijeron: «Tu
madre y tus hermanos están afuera y te buscan».
(Mc. 3, 32)
Los que no conocen bien la Biblia sacan de estos textos la precipitada y
errónea conclusión de que María tuvo más hijos y que por tal razón no pudo
haber quedado virgen, como creen los católicos. Muchos hermanos evangélicos
hablan así, al parecer, no por amor a la verdad, sino simplemente para
desorientar a los católicos y para que la gente sencilla abandone la verdadera
fe en Cristo, en su Iglesia y en la Virgen María. En esta carta quiero
explicarles cuán equivocadas están estas personas que piensan que Jesús tuvo
más hermanos en el sentido estricto.
1) «HERMANOS Y HERMANAS» EN
EL SENTIDO BÍBLICO
Es verdad que en los evangelios se habla de «los
hermanos y hermanas de Jesús». Pero eso no quiere decir que sean
hermanos de sangre de Jesús, o hijos e hijas de la Virgen María.
Jesús, en su tiempo, hablaba el idioma arameo (que es como un dialecto del
hebreo) y en las lenguas arameas y hebreas se usaba la misma palabra para
expresar los distintos grados de parentesco cercano, como «primo», hermano», «tío», «sobrino», «primo segundo»... Y
para indicar estos grados de parentesco, simplemente, usaban la palabra «hermano o hermana.»
Por ejemplo: Abhraham llama «hermano» a su sobrino
Lot (Gén. 13, 8 y Gén 14, 14-16) Labán dice «hermano» a su sobrino Jacob (Gén.
29, 15).
Es decir, en la Biblia no se usan las palabras «tío»
o «sobrino», sino que a los que descienden de un mismo abuelo se les
llama hermanos.
Ahora bien, para evitar las confusiones, la Biblia usa varios modismos. Por
ejemplo: si se trataba de hermanos verdaderos, hijos de una misma madre, se
usaba la expresión: «Tu madre y los hijos de tu
madre.» Esta era la única manera correcta de expresarse. En Mateo16, 17
se usa la expresión «Simón, hijo de Jonás» para
decir que el papá de Simón es Jonás.
En ningún lugar del Evangelio se habla de los hermanos de Jesús en sentido
estricto, como «hijos de María». Por tanto
en la Biblia no aparece ningún hermano de Jesús según la carne.
En el Evangelio de Lucas leemos que Jesús subió a Jerusalén junto con María y
José. El niño Jesús tenía ya 12 años. Este relato no menciona ningún hermano de
Jesús en sentido estricto. Así el texto nos hace entender que Jesús es el hijo
único de María. (Lc. 2, 41-52).
Al momento de morir, Jesús confió su madre María al apóstol Juan, hijo de
Zebedeo, precisamente porque María quedaba sola, sin hijos propios y sin esposo.
Para los judíos una mujer que se quedaba sola era signo de maldición. Por eso
Jesús confía María a Juan y también Juan a María.
«Cuando Jesús vio a su madre, y de pie junto a ella
al discípulo a quien él quería mucho, Jesús dijo a su madre: «Madre, ahí tienes
a tu hijo. Luego le dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde entonces
ese discípulo la recibió en su casa» (Jn. 19, 26-27).
2) ¿QUIÉNES SON «ESTOS
HERMANOS DE JESÚS»?
La Biblia nombra a cuatro «hermanos» de
Jesús (Mat. 13, 55-56).
En Mt. 13, 55-56 encontramos los nombres de cuatro «hermanos»
de Jesús: Santiago (o Jacobo), José, Simón y Judas.
De estos cuatro hermanos de Jesús arriba mencionados, dos eran apóstoles: Santiago «el hermano del Señor» (Gál. 1, 19) es el
apóstol Santiago «el Menor» (Mc. 15, 40), y Judas, «servidor de Jesucristo y hermano de Santiago».
La madre del apóstol Santiago el Menor se llama María y esta María, madre de
Santiago y José, estaba junto a la cruz de Jesús (Mc. 15, 40) y era «hermana de María la Madre de Jesús» (Jn. 19, 25)
y tía de Jesús. Es la que el Evangelista llama María de Cleofás (Jn. 19, 25)
Comparando los textos bíblicos entre sí, está claro que ni Santiago ni los
otros tres nombrados «hermanos de Jesús» eran hijos de la Virgen María y José, sino
primos hermanos de Jesús.
Hagamos el árbol
genealógico de las dos familias:
«Padre» + madre = hijo (José + María =Jesús)
Alfeo o Cleofás + María = hijos: Santiago, José, Simón y Judas.
3) JESÚS ES EL HIJO
PRIMOGÉNITO DE MARÍA:
Otros dicen que la Biblia nombra a Jesús como el «primogénito» o sea «el primer hijo de María» y eso es señal de que
María tuvo más hijos.
El hecho de que Jesús sea «primer hijo» no
significa que la Virgen María tuviera más hijos después de Jesús; de ninguna
manera quiere decir eso el Evangelio. «Y dio a luz
a su primer hijo» (Lc. 2, 7) quiere decir que «antes de nacer Jesús, la
Virgen no había tenido otro hijo».
Y esto era muy importante para los judíos, porque siendo Jesús el primogénito,
o sea, el primer hijo, quedaba consagrado completamente a Dios. (Ex. 13, 2). Y
es que la Ley del Señor mandaba que el primer hijo fuera consagrado u ofrecido
totalmente a Dios (Ex. 13, 12 y Ex. 34, 19). Por eso Jesús, por ser el
primogénito o primer hijo ya desde su nacimiento quedaba ofrecido y consagrado
totalmente al servicio de Dios.
Esto, y no otra cosa, es lo que enseña el Evangelio al decir que Jesús fue el
«primer hijo» (Primogénito) de la Virgen María. En ningún caso quiere decir el
primero entre otros hermanos.
4) EL USO DE LA PALABRA
«HERMANO» EN EL SENTIDO RELIGIOSO
Un día preguntó Jesús a sus discípulos: «¿Quién es
mi madre y quiénes son mis hermanos? Y mirando a los que estaban en torno a él
añadió: Aquí están mi madre y mis hermanos. Porque todo el que hace la voluntad
de Dios ese es mi hermano, mi hermana y mi madre» (Mt. 12, 49-50). Jesús
fue el primero en utilizar la palabra «hermano» no
en sentido carnal, sino en sentido figurado
En el Evangelio de Juan (20, 17), Jesús llama a sus discípulos y apóstoles: «mis hermanos» y en la carta a los Hebreos (2, 11)
todos los redimidos por Cristo son «sus hermanos.»
Cristo es «el Primogénito de estos hermanos.» (Rom.
8, 29).
En este sentido aparece la palabra «hermano» 160 veces en las cartas
apostólicas del N. T. «Hermanos pues, en este
sentido, hoy como ayer, son todos los que creen y aceptan a Jesús.» Y en
esto los hermanos evangélicos son muy inconsecuentes porque en sus sermones
usan a cada rato la expresión «hermanos» en sentido figurado (todo el mundo
entiende que no se trata de hermanos carnales) Pero cuando se trata de
interpretar esta palabra en el N. T., dicen que hay que entenderla en sentido
carnal, de verdaderos hermanos según la sangre.
La Iglesia Católica, al igual que las iglesias Evangélicas, tiene ahora también
la costumbre de llamar a sus fieles «hermanos y
hermanas». ¿Significa esto que todos somos hermanos según la carne? De
ninguna manera, sino que utilizamos la palabra «hermanos»
en sentido figurado. ¿Por qué, entonces, los
evangélicos tienen tanto empeño en interpretar la palabra «hermano» sólo en
sentido literal para concluir que la Virgen tuvo otros hijos? ¿No hay aquí una
tergiversación o mala interpretación de textos? ¿No será que se utilizan estos
textos tan sólo como un pretexto para confundir a los católicos poco
familiarizados con la Biblia?
Ojalá que estas palabras «hermano y hermana»
no sean para nosotros palabras conflictivas. Hermanos según la carne son
los hijos de unos mismos padres. Hermanos según el espíritu somos todos los
seres humanos, mayormente los que son miembros de una misma comunidad o familia
religiosa.
Queridos hermanos y amigos en Cristo: Creo que
estas explicaciones bastan para aclarar el sentido bíblico de la expresión
«hermanos y hermanas del Jesús.» Que nadie los venga a molestar ahora
con discursos erróneos y a decirles que María tenía muchos hijos... Los que
hablan así son personas que no conocen bien la Biblia; es gente que interpreta
la Palabra de Dios a su propio gusto y quiere solamente sembrar dudas y
mentiras. ¿No dijo el apóstol Pedro que debemos ser
prudentes con nuestras interpretaciones privadas de la Biblia? (2 Pedr.
1, 20).
Y por último, queridos hermanos, yo también los nombro con la palabra hermanos,
les pido que no hagan caso de palabrerías, sino que sean realmente capaces de
vivir este gran sueño de Jesucristo que es construir el Reino de Dios en que
todos los hombres volverán a ser hermanos.
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