En 1982, San Juan Pablo II visitó Fátima y rezó esta oración a Dios para que el mundo se salvara de una guerra global.
Compuso una letanía muy específica a Dios, pidiéndole a Él y a Nuestra Señora de Fátima que salvaran al mundo.
¡Corazón Inmaculado, ayúdanos a vencer la amenaza del mal, que tan fácilmente se arraiga en los corazones de los hombres de hoy y cuyos efectos inconmensurables pesan ya sobre nuestra época y dan la impresión de cerrar el camino, hacia el futuro!
¡Del
hambre y de la guerra, líbranos!
¡De la
guerra nuclear, de una autodestrucción incalculable y de todo tipo de guerra,
líbranos!
¡De los
pecados contra la vida del hombre desde sus primeros instantes, líbranos!
¡Del odio
y del envilecimiento de la dignidad de los hijos de Dios, líbranos!
¡De toda
clase de injusticia, nacional e internacional, líbranos!
¡De la
facilidad de pisotear los mandamientos de Dios, líbranos!
¡De los
pecados contra el Espíritu Santo, líbranos! ¡Líbranos!
¡Acoge,
Madre de Cristo, este grito cargado del sufrimiento de todos los hombres, cargado
del dolor de la sociedad entera!
¡Se
manifieste, una vez más, en la historia del mundo el infinito poder del Amor
misericordioso!
¡Que este
amor detenga el mal!
¡Que
transforme las conciencias!
¡En tu
Corazón Inmaculado se revele a todos la luz de la Esperanza!
Amén
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