Meditación al Evangelio 10 de octubre de 2023 (audio)
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net
Desde ayer iniciamos la lectura del libro de Jonás, lleno de enseñanzas y
sabiduría. Hoy continuamos con este muy pequeño pero interesante librito. Nos
encontramos ya en el capítulo tercero y vuelve a aparecer el llamado y la
misión dada por Dios a Jonás.
Parecería que el amor de Dios es
más insistente que la rebeldía y la oposición del hombre. Contra su voluntad,
va Jonás a predicar un castigo en el que él mismo no cree pero se le ha pedido
que anuncie. El profeta habla en nombre del Señor y a veces en contra de
sus propios deseos.
Es frecuente que encontremos
estas situaciones en los profetas: tienen que dar un mensaje que muchas veces
no les gusta y que de sus ganas no lo harían. Sin embargo ahí está el mensaje y
para su sorpresa el pueblo de Nínive se convierte y cambia de actitud.
Todos, desde hombres hasta
animales, se ponen o son puestos en ayuno. Manifiestan su arrepentimiento y
buscan dejar de cometer injusticias. Y Dios, al mirar cómo se convierten de su
mala vida, cambia de parecer y no les manda el castigo que había determinado
imponerles. Esto provoca un fuerte enojo y disgusto de Jonás, siente que
ha sido burlado y que no se le volverá a creer. Pone por encima de la voluntad
y el reconocimiento de Dios, su propia voluntad y su propio reconocimiento.
Quizás hoy nos falte insistir en
la conversión. Tanto fieles como pastores nos hemos concretado a anunciar
preceptos pero no a insistir que la Buena Nueva siempre inicia con un camino de
conversión. Y, atención, es propuesta de conversión, no es condena anticipada.
A mí siempre me sorprende que el amor y el perdón de Dios es más grande y
accesible que el perdón de los hombres.
Él siempre está en búsqueda de
cada uno de nosotros y espera nos convirtamos, que dejemos cada uno nuestra
mala vida y no volvamos a cometer injusticias. También tenemos que estar
atentos a no condenar a los demás y a alegrarnos con su arrepentimiento. Mirar
a cada persona como la miraría Dios, Padre amoroso, que sale en búsqueda de sus
hijos. Hoy es tiempo de conversión, de arrepentimiento y de acogida del
pecador. El Señor nos busca y nos espera en este día.
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