Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad (28 de septiembre al 6 de octubre)
Por: Redacción | Fuente: devocionario.com
ORACIÓN INICIAL
¡Oh Madre
y clementísima Virgen del Rosario! Vos que plantasteis en la Iglesia, por medio
de vuestro privilegiado hijo Domingo, el místico árbol del Santo Rosario, haced
que abracemos todos tu santa devoción y gocemos su verdadero espíritu; de
suerte que aquellas místicas rosas sean en nuestros labios y corazón, por los
pecadores medicina y por los justos aumento de gracia. Amén.
Pedir
aquí con confianza la gracia que se desea obtener con esta novena.
DÍA PRIMERO
"Dios
te salve". ¡Cuánto mi alma se alegra, amantísima Virgen, con los dulces
recuerdos que en mi despierta esta salutación! Se llena de gozo mi corazón al
decir el "Ave Maria", para acompañar el gozo que llenó Vuestro
espíritu al escuchar de boca del Ángel, alegrándome de la elección que de Vos
hizo el Omnipotente para darnos el Señor. Amén.
DÍA SEGUNDO
¡"María"
nombre santo! Dignaos, amabilísima Madre, sellar con vuestro nombre el memorial
de las súplicas nuestras, dándonos el consuelo de que lo atienda benignamente
vuestro Hijo Jesús, para que alcancemos aburrimiento grande a todas las
vanidades del mundo, firme afición a la virtud, y ansias continuas de nuestra
eterna salvación. Amén.
DÍA TERCERO
"Llena
eres de gracia". ¡Dulce Madre! Dios os salve, María, sagrario riquísimo en
que descansó corporalmente la plenitud de la Divinidad: a vuestros pies se
presenta desnuda mi pobre alma, pidiendo la gracia y amor de Dios, con el que
fuisteis enriquecida, haciéndote llena de virtud, llena de santidad, y llena de
gracia. Amén.
DÍA CUARTO
"El
Señor es contigo". ¡Oh Santísima Virgen! Aquel inmenso Señor, que por su
esencia se halla con todas las cosas, está en Vos y con Vos por modo muy
superior. Madre mía venga por Vos a nosotros. Pero ¿como ha de venir a un
corazón de tan poca limpieza, aquel Señor, que para hacernos habitación suya,
quiso con tal prodigio, que no se perdiese, siendo Madre vuestra virginidad?
¡Oh! muera en nosotros toda impureza para que habite en nuestra alma el Señor.
Amén.
DÍA QUINTO
"Bendita
Tu eres entre todas las mujeres" Vos sois la gloria de Jerusalén: Vos la
alegría de Israel: Vos el honor del pueblo santo de Dios. Obtenga por vuestra
intercesión nuestro espíritu la más viva fe, para considerar y adorar con
vuestro santo Rosario las misericordias que en Vos y por Vos hizo el Hijo de
Dios. Amén.
DÍA SEXTO
"Bendito
es el fruto de tu vientre Jesús". Lloro, oh Madre mía, que haya yo hecho
tantos pecados, sabiendo que ellos hicieron morir en cruz a vuestro Hijo. Sea
el fruto de mi oración, que no termine nunca de llorarlos, hasta poder bendecir
eternamente aquel purísimo fruto de vuestro vientre. Amén.
DÍA SÉPTIMO
"Santa
María, Madre de Dios". No permitáis se pierda mi alma comprada con el
inestimable precio de la sangre de Jesús. Dadme un corazón digno de Vos, para
que amando el recogimiento, sean mis delicias obsequiaros con el santo Rosario,
adorando con él a vuestro Hijo, por lo mucho que hizo para nuestra redención, y
por lo que os ensalzó, haciéndote Madre suya. Amén.
DÍA OCTAVO
"Ruega
por nosotros pecadores". ¡Madre de piedad! A Vos solo dijo aquel Rey
soberano de la gloria: Vos sois mi Madre. Alcanzadme humildad y plena
confianza, dispuesto de este modo, con el auxilio de Dios, a recibir los
favores de la Divina misericordia, por los méritos de vuestro Hijo y Redentor
nuestro. Amén.
DÍA NOVENO
"Ahora,
y en la hora de nuestra muerte", estamos siempre expuestos a perder la
gracia de Dios. Haced que no se aparte de mi memoria al último momento de la
vida, que habrá de ser decisivo de mi eterna suerte. ¡Oh Madre de piedad!
concededme el consuelo de morir bajo la vuestra protección y en el amor de mi
Jesús. Amén.
ORACIONES FINALES
Rezar
tres Avemarías y Glorias en reverencia de las tres órdenes de misterios del
Santo Rosario. Terminar con la siguiente oración:
¡Oh
Santísima Virgen, Madre de Dios, dulce refugio y consuelo piadoso de todos los
afligidos! Por aquella confianza y autoridad de Madre con que podéis presentar
nuestros ruegos al que es árbitro soberano de nuestro bien empeñad una y otra
en favor nuestro. Conseguidnos el reformar con el Santo Rosario nuestras vidas,
estudiando en tan dulce libro la fiel imitación de vuestro Hijo Jesús, hasta
que podamos adorarlo y amarlo por todos los siglos de los siglos. Amén.
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