Olvidándome de mi edad camino serena y en paz, ya no tengo prisa, dejo atrás el ansia de llegar, cualquier lugar es perfecto.
Los
sonidos del silencio cobijan mis suspiros, el canto de la lluvia adormece mis
dolores, la caricia del sol me bendice cada mañana y la luna acuna mi soñar
cada noche.
No
puedo más que agradecer mi permanencia aquí y a partir de hoy:
No más
luchas, acepto con amor cada nueva experiencia bendiciendo los retos y
aprendizajes; con esta sabiduría que la vida me tatuó en recuerdos, cicatrices,
abrazos y descalabros...
Porque
cada mano que tocó mi piel, cada camino que pisaron mis pies, cada paisaje que
mis ojos miraron, cada canción que resonó en mi corazón y cada palabra que
emocionó o hirió mi alma dieron vida a lo que ahora soy.
¡Un
ser viviendo la más hermosa experiencia en este espacio de tierra, en esta
línea de tiempo!
-Maria Márquez
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