Existen algunos medios en los que se apoya todo proceso de formación espiritual.
Por: Pilar Varela - Mayra Novelo | Fuente:
Herramientas para padres - Catholic.net
REZAR ES HABLAR CON DIOS
De la conciencia moral se pasa a la genuina experiencia religiosa del hombre.
Lo que primeramente define al hombre no es su libertad sino su dependencia de
Dios. Una persona que arrastra una fe frágil se torna frágil ella misma; por lo
contrario el pensamiento profundo y amable de la paternidad de Dios, de Jesucristo
como un verdadero amigo, de María como nuestra madre, cambia completamente la
vida, naciendo en el fondo del alma una fuerte seguridad.
FORMACIÓN ESPIRITUAL
El área de formación más importante y decisiva para un cristiano es la
formación espiritual. Por lo tanto, se trata de una formación vivencial más que
intelectual; es la experiencia del amor: comienza
por al amor a Dios y a los hombres, y termina en ese mismo amor fortalecido y perfeccionado.
Comenzar amando para terminar amando aún más.
Cuentan que un joven ateo entró un día a una iglesia católica para ver qué es
lo que hacían ahí. En ese momento celebraban la Santa Misa y el joven se
preguntaba qué pasaba. Una persona la empezó a explicar el sentido de cada
parte de la misa y al momento de llegar a la comunión le dijo que esas personas
se acercaban para recibir a Dios en el sacramento de la comunión. El joven se
quedó pensativo, después preguntó: Si los católicos realmente creen que en esa hostia está
su Salvador, ¿cómo es posible que tantos se quedan sentados sin recibirla?
Éste es un gran peligro que tenemos los católicos, podemos quedarnos con una fe
pequeña, de tradición y no una fe viva y operante que nos lleve a conocer cada
vez más a Cristo, a amarle más y a imitarle en cada momento. No hay mejor señal
de que nuestra vida espiritual va por buen camino que la transformación de nuestra
persona para parecernos un poco más a Cristo.
SEÑALES DE PELIGRO
Dureza de Corazón: Nos importa sólo nuestros propios intereses.
Únicamente hay lugar para lo que nos conviene a nosotros; no queremos
incomodarnos en nada para ayudar a los otros; no nos duele lastimar a Dios.
Dejarnos llevar por los sentimientos: El verdadero amor se demuestra con las obras y no
tanto con las buenas intenciones y sentimientos.
Soberbia y orgullo: Es una actitud de ponerse por encima de Dios y de los
demás. Nos lleva a vivir los propios caprichos y no queremos que nada ni nadie
nos estorbe.
Superficialidad y materialismo: ata el corazón y no lo deja elevarse a lo espiritual
porque estamos preocupados por las cosas materiales y muchas veces no
esenciales.
Egoísmo: pensar primero en uno
mismo
Pereza: No permite que haya
constancia en nuestro compromiso con Cristo. Nos dejamos llevar por lo más
fácil y cómodo.
VIRTUD DE LA PIEDAD
La piedad es una virtud que nos hace sentir profundamente hijos de Dios. Nos
presenta a Dios como Padre bueno y amoroso, y no sólo como soberano y dueño.
Hace que el corazón se dilate de amor y de confianza en Él.
También nos hace
tener una tierna devoción a las personas y a las cosas de Dios.
• A la Santísima Virgen modelo más acabado
de la nueva creatura surgida del poder redentor de Cristo.
• A los ángeles y a los santos.
• A la sagrada Escritura.
• A la Iglesia
• Al sumo Pontífice (Papa)
• A los instrumentos de Dios (sacerdotes, religiosas, etc…)
Y nos hace tener un sentimiento de fraternidad universal hacia todos los
hombres en cuanto hermanos e hijos del mismo Dios Padre que está en los cielos.
Para que la piedad sea sólida, no debe fundarse en vanos formulismos ni en
estados emocionales, sino en una fe honda y robusta y en una actitud de filial
amor, confianza y adoración a Dios.
Esta vivencia tiene su centro vital en Cristo y su fuente principal en el
Evangelio. Pero esta vida espiritual tiene un proceso dinámico: va del
conocimiento al amor y del amor a la imitación; quien ha conocido y ama a
Cristo, experimenta el deseo ardiente de comunicarlo a los demás, y su mejor
medio de comunicación es el propio testimonio.
PROCESO DINÁMICO EN LA VIDA
ESPIRITUAL
Tratemos de
explicar un poco más en qué consiste este dinamismo.
• Conocer a Cristo: hay
que ayudar a los chicos a encontrarse con Cristo, con el Cristo vivo y real que
se acerca a nosotros a través del Evangelio, que se hace presente en la
Eucaristía y que se comunica con nosotros en la oración. Enseñarles a conocer
sus criterios, su manera de pensar, de sentir, de querer. Para esto es preciso
que sepas presentar un Cristo atrayente, el auténtico Cristo que es capaz de
conquistar a cualquier persona.
• Amar a Cristo: el conocimiento personal es la puerta del
amor. Hay que enseñar a tus hijos a
vivir su vida diaria en un clima de amistad íntima y profunda con Jesucristo.
• Imitar a Cristo: quien ama piensa en el amado, busca estar con él.
Enseñarles a mirar siempre a Cristo como modelo; basta hacer referencia a él
cuando queremos ilustrarles una virtud, cuando les corregimos y les aconsejamos
que él sea siempre su meta, su modelo de vida.
MEDIOS PARA LA FORMACIÓN
ESPIRITUAL
Existen algunos medios en los que se apoya todo proceso de formación
espiritual. Son medios que van modelando nuestra personalidad, nos acercan a
Dios, modelan nuestro corazón de apóstoles, nos abren a los valores del espíritu
y nos sostienen en nuestro camino de santificación. Lejos de ser una añadidura
que “roba tiempo”, las siguientes son
necesidades profundas y exigencias normales de una auténtica vida Cristiana.
• LA
ORACIÓN
Es fuente de luz, ella robustece la fe. La oración es generadora de amor, en
ella la voluntad se identifica con el querer de Dios. La oración es vigorosa
promotora de acción, en ella Dios nos llena de celo en su servicio y en la
entrega a los demás.
Es importante aprender a rezar, buscarle el gusto a la oración. Se trata de un
diálogo íntimo y personal con Dios que ilumina y robustece en la mente, en la
voluntad y en el corazón, la decisión de identificarse con la voluntad de Dios.
No podemos llenar el día de actividades, estudio, trabajo, diversiones, y darle
a Dios las migajas de nuestro tiempo.
Es necesario también orientar a los chicos para que quieran orar, que aprendan a hacerlo y oren de hecho. Un hogar Cristiano debe ser una escuela de oración. Es importante que los papás enseñen a los hijos a orar especialmente en temprana edad, dirigiéndoles, por ejemplo, la acción de gracias después de la comunión, las oraciones de la mañana para ofrecer el día y al acostarse para dar gracias a Dios por todas las bendiciones recibidas, bendecir los alimentos…
¿Cuáles son los momentos que tenemos para la oración? Definitivamente,
no existe tiempo o un lugar exclusivo para orar, puede hacerse siempre que se
desee; sin embargo, es conveniente tener algunos momentos determinados que
ayudan a formar el hábito:
• Ofrecer con gozo al Señor cada nuevo día
• Leer un pasaje del evangelio para conocer más a Cristo
• Rezar un misterio o el Rosario completo a María
• Comulgar siempre que te sea posible
• Asistir a Misa todos los domingos
• Acercarte con periodicidad a la confesión, movido por el espíritu de
arrepentimiento y el deseo de conversión, haciendo de la confesión un encuentro
personal con Cristo misericordioso.
• Hacer una visita a Cristo en el Sagrario
• Dar gracias a Dios por la noche, por el don de la vida, de la fe, de la
perseverancia y pedir perdón por las faltas que haya ofendido su corazón.
En un
salón de clases se pueden encontrar también estos pequeños sagrados momentos.
VIDA LITURGICA Y SACRAMENTAL
Se trata de ayudar a los alumnos a comprender los sagrados ritos y a
participar en ellos con toda el alma (misa, periodos litúrgicos importantes
Adviento, Navidad, Cuaresma, semana Santa, Pascua…; los sacramentos
principalmente la Eucaristía y la Confesión). Esto se vuelve cada vez más
importante en la edad adolescente y en la juventud. Es normal que en su proceso
de maduración pidan explicaciones acerca de todo y que surjan inquietudes
espirituales. No hay que tener miedo a enseñar la fe como es, es el momento
ideal para ayudarles a comprender la importancia y la vivencia de estos actos
para que los vayan aceptando e interiorizando con mayor firmeza, y estos
resortes espirituales saltarán cuando ellos más lo necesiten.
SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN
El amor a la Eucaristía es la manifestación de nuestro aprecio por el don que
Cristo nos hace de sí mismo. Cristo desde el sagrario, forma el carácter y las
virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles… Cristo está ahí,
esperándonos siempre que vayamos a visitarlo.
La recepción frecuente del sacramento de la confesión nos ayuda a conocernos
más a nosotros mismos, a aumentar la delicadeza de conciencia y fortalece la
voluntad para no volver a caer en pecado. Es muy importante prepararse para
recibir este sacramento a través del examen de conciencia y el deseo de reparar
el corazón de Jesús, de tal manera que hagamos del sacramento de la confesión
un verdadero encuentro con el amigo, un encuentro personal lleno de fe y de
sencillez, para que sea fuente de renovación interior y progresiva unión con
Dios.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Es un medio excelente de conocimiento personal. Todo comerciante necesita hacer
sus cuentas y sacar sus conclusiones necesarias para prosperar en el futuro,
así debe ser nuestro trabajo espiritual. Un trabajo consciente en la vida
espiritual también pide detenerse unos minutos cada día para hacer un balance
personal y constatar los progresos o deficiencias personales en la relación con
Dios, con nosotros mismos y con los demás. ¿De qué
debemos examinarnos? De todo lo importante en nuestra vida: fidelidad a nuestros
compromisos con Cristo, a nuestras oraciones, nuestra entrega a los demás,
nuestra caridad, obediencia, generosidad, fidelidad a la conciencia, el trabajo
, el estudio, el aprovechamiento del tiempo, las faltas de omisión, etcétera.
VIRTUDES TEOLOGALES
La fe ha de dar sentido a nuestra vida, debe iluminar nuestro camino hacia el
destino eterno; sólo ella nos brindará la fuerza necesaria para superar los
obstáculos y las dificultades. La fe no es un mero sentimiento de la presencia
de Dios; la fe es mucho más: “…es caminar, sufrir,
luchar, caer y levantarse, tratando de ser fiel a un Dios que me llama y a
quien no veo…Para mí creer es sobre llevar con alegría las confusiones, las
sorpresas, las fatigas y los sobresaltos de mi fidelidad. Para mí creer es
fiarme de Dios y confiar en él”. La esperanza nos da la seguridad que
sólo puede dar la palabra de Dios y la certeza del triunfo. Es confiar
plenamente en la omnipotencia de Dios. La caridad nos lleva a responder al amor
de Dios. Es el primero y más grande de los mandamientos: “Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y
con todas tus fuerzas, y a prójimo como a ti mismo”.
DEVOCIÓN A LA SANTÍSIMA
VIRGEN
Cultivar hacia ella una tierna devoción. Que no pase un día que tengamos un
rato de conversación y trato íntimo y filial con ella nuestra madre del cielo.
Aunque todos estos son medios importantes en nuestra vida espiritual, no
podemos olvidar que lo fundamental es el cultivo de la vida de gracia,
es decir la amistad con Dios que se pierde ante la presencia del pecado mortal
en el alma.
Cuando los hijos son pequeños, se les deba hablar de Dios, pero a medida que
crecen se les debe hablar más de Dios y hablarle a Dios de nuestros de ellos.
COMO FORMAR EN ESTA VIRTUD
• Antes que nada el testimonio. Enséñale con tu
testimonio a darle el primer lugar a Dios: misa, confesión frecuente, rezar con
fervor…
• Participaren algún retiro donde se hable de Dios y de la necesidad que tienen
los hombres de este amor.
• Hacer misiones en donde tengan que hablar de Dios, de su fe.
• Dar realce a tiempos litúrgicos, viviéndolos profundamente ya sea en el salón
de clases o en casa.
• Fomentar en ellos la generosidad, enseñar a dar a los demás, a la Iglesia,
un poco de su tiempo, del esfuerzo, de su colaboración también material.
• Hacer vida lo que se cree
• Hablar con aquel a quien creemos y que sabemos que nos ama.
• El cultivo de la vida de gracia en todo momento: los chicos especialmente
adolescentes son muy sensibles al tema de la amistad, cuando comprenden que
Cristo es un amigo, harán todo lo posible por no traicionar esta amistad. Ellos
comprenden perfectamente esto. Para ello deben hacer la experiencia del amor de
Cristo.
ALGUNOS PROPÓSITOS
Te presentamos
algunos propósitos que puedes trabajar con los alumnos estas semanas:
Primera semana: Buscar un momento donde le
ayudes a prepara una buena y sincera confesión, ayúdate de una guía y buscando
sobre todo que sea un encuentro con el amigo.
Segunda semana: leer un pasaje del evangelio para
conocer cómo era Jesús, cómo hablaba, ómo trataba a los demás… Comentarlo con
ellos
Tercera semana: hacer una semana de oración y
pequeños sacrificios por la Iglesia, por el Papa, por las personas que más lo
necesitan.
AUTOANÁLISIS
1. ¿Procuro rezar con mis hijos/ alumnos en
algún momento del día?
2. ¿Cuál es mi actitud antes de ir a misa cada
domingo? ¿voy sólo para llevar a mis hijos / para decirle a mis alumnos que
fui, o por amor y gratitud a Dios?
3. ¿Qué lugar ocupa Dios en la jerarquía de
valores de mi vida? ¿Hay sectores de mi vida en los cuales prácticamente Dios
no entra: profesión, diversiones, aficiones, disponibilidad de tiempo?
4. ¿Vivo a veces como si Dios no existiera o
nada tuviera que ver yo con Él?
5. ¿He experimentado alguna crisis de fe no
superada? ¿Por qué no las he superado? ¿Por soberbia o intelectualismo?¿Por
llevar una vida desordenada? ¿Por falta de formación religiosa? ¿por no
seleccionar bien mis lecturas?¿Me ha faltado oración?¿me fío solamente de mis
pensamientos y criterios o me confío en Dios?
6. ¿Cómo es mi trato con Dios en la vida diaria?
¿Sé acudir a Él en mis alegrías, mis tristezas, mis proyectos, mis luchas, mis esfuerzos,
mis logros? ¿Me acuerdo de Él sólo cuando se presentan los problemas? ¿Cuándo
me sobra el tiempo?
7. ¿Busco con convicción los motivos que tengo
para estar agradecida (o) con Dios?
8. ¿Creo verdaderamente que tengo una madre en
el cielo: La Virgen María? ¿Acudo a ella?
9. ¿Trato de ver a Cristo detrás de cada
persona: mis hijos, esposo, alumnos, compañeros de trabajo?
10. ¿Cuál es mi oración favorita y por qué?
EJERCICIO DE ESTA SESIÓN
Como una manera de iniciar tu labor de formación de la virtud de la piedad, lee
con tus alumnos el relato que te presentamos, coméntalo tratando de que sean
ellos mismos los que saquen las conclusiones sobre la importancia de esta
virtud. De esta manera también abres una puerta para hablar de cómo es Dios y
escuchar lo que ellos piensan y sienten con este tema.
APRENDÍ DE MIS PADRES
“Mi padre, al rezar, se arrodillaba en el piso;
apoyaba sus codos en una silla y se cubría el rostro con las manos. No se
movía, no nos miraba ni se impacientaba.
Yo pensaba: debe ser grande Dios, si mi padre
cuando le habla, se pone de rodillas. Dios debe ser también muy bueno,
si mi padre le habla sin quitarse su saco y su corbata.
Mi madre rezaba todas las mañanas las oraciones sin perderse una sílaba, pero
siempre en voz muy baja. Nos miraba pero no nos decía nada, ni siquiera cuando
los más pequeños la molestaban o cuando había tormenta o cuando el gato se
cometía alguna travesura.
Yo pensaba: Dios
debe ser muy sencillo si mi madre puede hablar con ese delantal encima y
teniendo un niño en brazos. Y también pensaba: Dios debe ser un personaje muy importante, si mi madre
cuando le habla, ya no le hace caso ni al gato ni a la tormenta.
Las manos de mi padre y los labios de mi madre me enseñaron mucho más que el
mejor libro de catecismo.
(Zanuso, Hermenegildo. Op. Cit., p.89)
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