Son algunas de las llamativas declaraciones que Jesús Soriano Carrillo, el hombre de mayor rango en la masonería española, ha concedido al periódico de Tenerife Diario de Avisos. Soriano, que es Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33° y último del Rito Escocés Antiguo y Aceptado para España -una de las mayores autoridades masónicas- fue entrevistado recientemente con motivo de su visita a Santa Cruz de Tenerife para la puesta de la primera piedra de la rehabilitación de lo que será "un templo único en el mundo" para la masonería.
La rehabilitación del templo,
definida por el alcalde José Manuel Bermúdez como "una
vieja aspiración" de la localidad tendrá un coste de 3,2 millones de
euros procedentes del Ministerio de Hacienda.
Una vez finalicen las obras de "recuperación" -se espera que a lo largo
de 2023- Soriano ha confirmado que el "templo"
erigido por la Logia Azaña se convertirá en un "centro
de interpretación" en el que "la
biblioteca, los muebles y los archivos de la logia" -actualmente en
Salamanca- se llevarán de vuelta "mediante algún
tipo de convenio con el Estado", según el dirigente
masón.
"Colaboraremos
en todo. Será un templo único en el mundo. Cuando cuentas esto a mis
colegas del resto del mundo quedan encantados, porque es una cosa tan
excepcional lo que pasó en España, que ahora podamos recuperar este templo es
una auténtica maravilla", afirma en referencia a la Ley de Represión de
la Masonería y el Comunismo aprobada en 1940.
Según esta ley, "pertenecer a la masonería, al comunismo y demás
sociedades clandestinas" estaba tipificado como delito por promover "ideas disolventes contra la Religión", estando penada la pertenencia con "reclusión menor" salvo que se
concurriese en "circunstancias
agravantes" como "haber obtenido
algunos de los grados del 18 al 33 -el de Soriano-".
Con todo, el dirigente masón
afirmó que durante la "represión" no
pocos masones fueron salvados por esta legislación.
"Hasta que se
dictó en 1940, te fusilaban directamente. Con esa ley no te podían
fusilar, eso sí, te mandaban a la cárcel", explicó.
Sin embargo, Soriano no muestra
dudas en reconocer la regularización que las últimas legislaciones españolas
están concediendo a su institución en España.
"Gracias a la
nueva Ley de Memoria Democrática todos los juicios que se
hicieron en base a esa ley han sido declarados nulos. Todo eso se arregla ahora
con esta nueva ley, que viene a reconocer que la masonería es una institución
honorable, hecha de buenas personas", afirma.
¿ENEMIGOS
DE LA IGLESIA? "NO, HOMBRE, NO…"
Hablando del estatus quo de la
masonería en España, Soriano destaca que actualmente son tres sus focos
principales: Canarias, junto con Cataluña y Madrid son "los
más importantes, donde más hermanos hay". En el caso del Supremo
Consejo, añade, "hay logias en todas las Islas
[Canarias] salvo en La Gomera y El Hierro".
Preguntado en otra ocasión por
el Periódico de Ibiza y Formentera sobre
si se da una incompatibilidad entre la Iglesia y la Masonería, Soriano no duda:
"No, hombre no, en absoluto. Nosotros
respetamos cualquier creencia religiosa y de hecho en nuestra orden hay
hermanos de todas las religiones… Si bien es verdad que en algún momento de la
historia para la Iglesia católica los masones éramos gente peligrosa e
incluso llegamos a estar excomulgados. Ahora eso ya no es
así"
Una postura que ya ha
desarrollado en otras ocasiones, como fue su conferencia impartida en el Colegio
de Abogados de Madrid en febrero de 2017 con ayuda del jesuita Pedro
Álvarez, Masones y Católicos.
Este planteamiento, sin embargo,
contrasta con la condena mantenida por la Iglesia Católica de manera
ininterrumpida desde la bula In eminenti de Clemente XII publicada en 1738 y continuada por decenas
de encíclicas, bulas y Códigos de Derecho Canónico.
El Código de Derecho Canónico
vigente desde 1983 señala en su canon 1374: "Quien se inscribe en una asociación que maquina
contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o
dirige esta asociación ha de ser castigado con entredicho". La excomunión del sacerdote masón Pascal Vesin -todo sobre este hecho aquí-
en el pontificado de Francisco no hace más que
confirmarlo. Fue el mismo pontífice el que rechazó en 2017 la designación
del gobierno de Libano del diplomático Johnny Ibrahim como embajador ante la
Santa Sede porque pertenecía a la masonería.
Interrogado por quienes vinculan
a la masonería con el satanismo, el masón destaca que quien así opine "es un inculto". La negativa es, al
menos en parte, cierta, ya que, según sostiene esta secta, la vinculación es de
una "filiación luciferina". Hecho que ha sido admitido por altos
grados de la masonería simbólica como Serge Abad Gallardo,
exmiembro de la logia Derecho Humano y autor de Serví a Lucifer sin saberlo.
"Lucifer,
príncipe de la luz, está en el origen de su gnosis y no pueden negarlo", afirma el doctor en historia y
experto en masonería Alberto Bárcena.
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