NO HE PODIDO PERDONAR A MI PADRE. ¡AÚN ME DUELE MUCHO CUANDO RECUERDO LO QUE ME HIZO!
5 CLAVES PARA PODER PERDONAR DE CORAZÓN
Por: P. Adolfo Güémez, L.C. | Fuente:
www.padreadolfo.net
Mucha gente piensa que no ha perdonado de corazón porque sigue sintiendo dolor,
coraje, rabia o impotencia frente a una ofensa que ha recibido. ¿Es correcto
esto?
No lo
creo. Perdonar no significa que ya no me duela
algo. De hecho, la mayor parte de las veces, cuando la ofensa ha sido profunda,
el dolor podrá acompañarte por una larga temporada, incluso por toda la vida.
No es el
dolor lo que mide si perdonaste o no. Lo que lo determina es la
voluntad de aceptar que el otro se equivocó –como yo también me puedo equivocar–, y que merece mi compasión.
De hecho,
el Diccionario define el perdón como la «remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o
de alguna deuda u obligación pendiente». Es decir, perdonar consiste en no exigir
compensación por algo que tal vez lo merezca.
Si yo me
someto a una intervención quirúrgica de ligamento de rodilla, saldré de la sala
de operaciones con un dolor que me podrá acompañar varios días y semanas. Eso
no significa que no esté curado, sino que debo de trabajar para rehabilitarme
de manera completa.
Asimismo, perdonar me sana, porque extrae de mí un
tumor que de otra manera terminará por carcomerme. Pero no basta
con echarlo fuera, ahora tengo que trabajar para fortalecerme. ¿En qué puede consistir esta terapia?
1. ELIGE EL AMOR, NO EL RENCOR: el rencor es como un ácido que
poco a poco carcome el alma. Es como tragarse pedazos de vidrio. Si no se saca,
terminará por destruirte por entero.
Elegir el amor es aceptar al otro como es, con sus
defectos y sus cualidades. Sin dejar que sus errores
empañen sus aciertos.
2. ELIGE LA COMPASIÓN, NO LA VENGANZA: ser compasivo es ponerse en el
lugar del otro, es intentar experimentar su propio arrepentimiento, o, en su
defecto, su debilidad.
La venganza no sana el corazón, más bien lo
envenena más profundamente. Porque la
ofensa que alguien nos hace será siempre desde fuera, pero la venganza la
creamos nosotros en nuestro interior.
3. ELIGE CRECER, NO ESTANCARTE EN LO
MISMO: el perdón nos debe llevar a
crecer, a ser más maduros y más fuertes.
Una
persona en una ocasión me confesó que el haber perdonado a su marido que
llevaba años de infidelidad le había dado la libertad necesaria para amar de
una manera más profunda y consciente.
4. ELIGE LA HUMILDAD, NO LA SOBERBIA: es muy
fácil juzgar a los demás por lo que han hecho, sobre todo cuando se trata de
una ofensa clara hacia mí. Pero, ¿quién te asegura que tú no harás lo mismo
con el pasar de los años?
Elegir la humildad significa reconocer que yo
tampoco soy perfecto, que me puedo equivocar y
que soy capaz de cometer los mismo errores, o incluso peores. El soberbio se
cree por encima de los demás, cuando no es más que otro ser humano tan
imperfecto como todos.
5. ELIGE LA FUERZA DE DIOS, NO LA TUYA: este último ejercicio es el más
importante. Porque perdonar de
corazón sólo es posible si se hace desde el Corazón del mismo Jesús. Porque
Él mismo nos dijo: «Amen a sus enemigos y rueguen
por los que los persigan, para que sean hijos de su Padre celestial, que hace
salir el sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.» Mt 5,
44-45
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