UN ANÁLISIS DE MARCEL LEJEUNE (AUNQUE, DETALLA, LOS SACERDOTES SEGUIRÁN SIENDO LOS PASTORES)
Las personas en Occidente queremos ser tratadas de forma personalizada,
valga la redundancia. Podemos soportar de mal humor gestiones online y voces
artificiales al teléfono. Podemos soportar que la Administración
o ciertos funcionarios nos traten como un número o parte de una
masa... pero sólo un tiempo, y nos enfadamos cuando
sucede.
Nos enfadamos más y no lo toleramos si alguien a quien vamos a pagar nos
trata con un número más en una cinta transportadora (un médico, una empresa, un
servicio de atención)... Pronto abandonaremos sus servicios, especialmente si
alguien más ofrece un producto similar con una actitud más cercana y humana.
En la Iglesia cada vez más sucede eso. Queremos
que el párroco reconozca nuestra cara y sepa algo de nosotros. O al menos, otro
sacerdote. O al menos, alguien con algún cargo en la parroquia. También queremos tener alguien
con quien hablar de cosas espirituales, quizá en crisis importantes, o
precisamente para prevenirlas. Al menos, alguien que nos responda algún
Whatsapp. Pero a nuestra comunidad cristiana le queremos pedir más que un
Whatsapp.
La realidad que muchos prevén es que si los
curas son los únicos que van a acompañar a los fieles con su escucha,
enseñanza, oración y cercanía, sólo se mantendrán fieles los pocos feligreses
que puedan estar en su cercanía. Y
como cada vez hay menos sacerdotes, y estarán desproporcionadamente más
atareados, serán menos los fieles con acceso a esa cercanía.
HACER DISCÍPULOS... PERO, ¿QUÉ ES UN DISCÍPULO?
Marcel LeJeune, impulsor de Catholic Missionary Disciples, ha hecho números para mostrar que una iglesia en la que toda la atención pastoral recae en
los curas es una iglesia condenada a ser muy pequeña y también débil. Porque será una iglesia casi sin
discípulos.
LeJeune lo plantea a partir de ciertos hechos y del concepto clave en su
propuesta: hacer discípulos (Mateo 28,
19-20: "Id y haced discípulos").
Un discípulo es alguien que aprende del maestro
conviviendo con el maestro, tratándolo de cerca, comiendo con él, caminando con él, hablando con
él, hasta parecerse a él y llegar a ser maestro, invitando a otros discípulos a
su vez. Los discípulos deben llegar a ser capaces de enseñar y hacer más
discípulos, como le explicaba San Pablo a Timoteo: "Lo
que aprendiste de mí ante testigos, enséñaselo a hombres fieles capaces de
enseñar a otros", 2 Tim 2,2).
HECHO 1- Jesús
tenía discípulos, pero no muchos; lo limitó a 12.
Una vez escogidos, pasaba con ellos la mayor parte del tiempo, y los enseñó a
hacer lo mismo con otros. Jesús dedicó el tiempo (de su breve vida pública) a
esa cercanía personal.
HECHO 2 - Después
de Pentecostés, los Apóstoles formaron a sus propios discípulos. Al parecer, cada uno formó a
pocos: Pedro a Marcos, Juan a Ignacio y Policarpo.
HECHO 3 - Muchas
costumbres de las parroquias de hoy nacieron en una época en que había muchos
más clérigos y mucha menos población en una parroquia.
HECHO 4 - Cuando un
católico tiene una necesidad o crisis espiritual, la primera
persona que piensa consultar suele ser el sacerdote.
HECHO 5- Una persona normal puede tener una relación estable y significativa con
unas 150 personas, y
no más. Es la cifra que detectó en los años 90 el antropólogo Robin Dunbar (la "cifra de Dunbar").
Y, además, se necesita tiempo para crear esos lazos significativos. Un buen
párroco tendrá lazos significativos con unos 150 parroquianos... el resto de los miles de almas del barrio o la ciudad que
la iglesia le ha encomendado se le escaparán. Antes venían por rutina o cumplimiento,
pero cada vez serán menos.
HECHO 6- Después de muchos años
consultando sacerdotes, Marcel LeJeune señala que en realidad pocos de ellos
tienen relaciones significativas con 150 personas. La mayoría las
tiene con 40 o 50, con unas pocas docenas. No pueden dedicar mucho tiempo a las
relaciones -es decir, a la
pastoral de proximidad-, porque lo dedican a papeleo, logísticas, reuniones y sacramentos.
Y como cada vez hay menos curas, irá a peor.
HECHO 7 - En realidad, muchas necesidades espirituales de
los fieles (aunque no todas) las pueden
atender laicos si son
discípulos de Cristo.
LO QUE LAS MERAS REFORMAS ORGANIZATIVAS NO PUEDEN
CONSEGUIR
LeJeune está a favor de reorganizar y reformar muchas estructuras en la
Iglesia, pero señala que no servirán de nada si no se
orienta todo a "hacer discípulos", es decir, a formar cristianos maduros
que aprenden de Jesús (y otros discípulos) y a su vez evangelizan (llevan más
personas a Jesús).
Así, puede ser adecuado refundir un par de parroquias en declive,
mejorar mucho la música, la liturgia, la web de la parroquia, hacer
llamamientos a los fieles a "implicarse
más", e incluso contratar alguna persona más con un sueldo (cosa
común en las parroquias de EEUU pero casi inexistente en las de España).
Pero nada de eso servirá si la parroquia no está
orientada al mandato de "id y haced discípulos". "Si esto no está en el corazón de nuestra cultura
de parroquia, no cambiarán las cosas", advierte.
UN DISCÍPULO PUEDE SER LAICO O CLÉRIGO PERO HA DE
SER CAPAZ DE:
- evangelizar,
- ayudar a otros con sus cargas,
- ayudar a otros en su vida de oración,
- estar disponible en momentos de crisis personal...
LA GENTE VALORA LA CERCANÍA, ATENCIÓN Y ESCUCHA
"La mayor parte de la gente hoy valora una
buena comida con unos pocos amigos cercanos más que un bar ruidoso lleno de
gente aunque den barra libre de comida de poco valor nutritivo. Las
personas quieren pasar tiempo en comunidad, amistad, conversaciones
significativas y oportunidades para ser escuchadas. Y después
aprender más a crecer como discípulos", asegura LeJeune.
Eso no sucede en grandes grupos. Los párrocos apenas logran hacerlo con
los que ya son feligreses practicantes.
"La respuesta es que se necesitan grupos pequeños
conducidos por laicos, en relaciones de uno a uno", detalla LeJeune, a partir de
su experiencia en muchas parroquias con Catholic Missionary Disciples, y lo que
ha visto en otras realidades eclesiales.
Sacerdote y catequistas de LifeTeen en La Solana, Ciudad Real.
LifeTeen es un sistema de catequesis adolescente que insiste mucho en el
discipulado: el sacerdote ha de formar y cuidar a los catequistas, de cerca,
que a su vez cuidarán de cerca a los adolescentes (escuchando sus historias,
rezando con ellos, conociendo las inquietudes de cada uno, etc...)
LO QUE NO HA DE CAMBIAR
Que los laicos sean discípulos, evangelizadores y responsables de más y
más grupos pequeños y tareas no significa que haya que desdibujar la diferencia
entre laicos y clérigos.
"Sólo nuestros sacerdotes pueden darnos
los sacramentos. Sólo ellos pueden pastorear nuestras parroquias.
Sólo los clérigos pueden predicar homilías durante la misa", detalla LeJeune. Eso no ha de
cambiar.
Pero la idea de que el laico simplemente reza, obedece lo que le diga
algún clérigo y paga, no se sostiene. Un discípulo hará mucho más. Sólo un sacerdote puede confesar y absolver pecados.
Pero escuchar a un feligrés,
joven o anciano, hablar con él
de temas de fe, de la vida, de sus dificultades, rezar
con él, acompañarle en peregrinaciones o
encuentros parroquiales... eso pueden hacerlo laicos sin son discípulos de
Jesús.
CÓMO SON LOS DISCÍPULOS LAICOS
1-ORIENTAN SU ACCIÓN
Y CORAZÓN A EVANGELIZAR FUERA DE LA PARROQUIA
LeJeune dice que la formación y la oración que se recibe en la parroquia
y en la devoción personal debe servir a la misión, es decir, a evangelizar, con
amor y Espíritu Santo, a llegar a los alejados e invitarlos a acercarse a
Cristo.
2- TIENEN AMISTADES
REALES, Y PROPÓSITO EVANGELIZADOR
Las amistades espirituales requieren auténtica intimidad y cercanía
sincera. Y eso significa dedicarle tiempo y esfuerzo. Los párrocos deben
intentar esa cercanía con sus discípulos laicos, y ellos a su vez con otras
personas. "Caminamos juntos al desarrollar
relaciones más profundas entre nosotros y con Cristo. Es ineficaz pensar que
nuestro clero pueda hacer eso con todo el mundo. Necesitamos laicos que también
lo hagan", dice LeJeune.
3- PARROQUIA, CLERO
Y LAICOS, TIENEN LA VISIÓN DE CRECER
Las amistades son cosas buenas en sí mismas, pero la misión pide que
sean también herramientas para equipar a los otros. Una clave de la
evangelización es el concepto "equipar" o
"capacitar", que podemos encontrar
en Efesios 4,12: Equipar [o capacitar] a los santos [es decir, a los
cristianos] para la obra del ministerio [es decir, para servir], para edificar
el cuerpo de Cristo [es decir, la Iglesia].
LeJeune señala que si se crean grupos con la
etiqueta "de formación", sólo
recibirán formación intelectual, quizá devocional, pero no evangelizarán,
no llegarán a otras personas ni alejados ni tibios.
Pero si se crean grupos con el objetivo claro de que sean
evangelizadores, siempre incluirán algo de formación, siempre
exhortarán a una vida santa y devota, y además evangelizarán. Así, los grupos
de laicos deben tener una orientación evangelizadora, de hacer crecer la
parroquia o comunidad, lo que incluye formación doctrinal, crecimiento
espiritual y una vida orientada a Dios.
VENTAJAS DE QUE LOS LAICOS HAGAN PASTORAL EN LAS
PARROQUIAS
LEJEUNE SEÑALA UNAS CUANTAS VENTAJAS DE ESTE
MODELO:
- QUITA
CARGAS A LOS SACERDOTES; un feligrés, antes de ir al sacerdote a contarle una dificultad, tendrá
hermanos discípulos maduros a los que consultar y con los que rezar. Los fieles
se sienten acompañados y cuidados. Es una ventaja sobre la pastoral "sacerdote-céntrica" que "no es escalable" (llega a pocas
personas).
- FORTALECE PUNTOS
DÉBILES DE LAS PARROQUIAS: Hoy por hoy, muchos feligreses no encuentran nada significativo en la
parroquia. Con más laicos en pastoral, se avivan las conversaciones
significativas, las relaciones espirituales y disminuye la cultura de "mero consumidor de sacramentos".
- MULTIPLICA
LOS EVANGELIZADORES: más laicos en el acompañamiento pastoral significa orientar la parroquia
a hacer discípulos y equiparlos, que es el mandato de Jesús a la comunidad
cristiana, permite hacer madurar a los feligreses y convertirlos en
evangelizadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario