George Weigel, biógrafo del Papa San Juan Pablo II y experto académico católico, escribió un artículo en el que critica la “deconstrucción de la teología moral católica” al punto de negar que existan actos “intrínsecamente malos”, una perspectiva que se presenta como nueva pero que en realidad es antigua y que se puede ver en algunas universidades católicas de Roma.
En un artículo titulado “Reciclando las
mismas cosas viejas”, publicado
el 22 de junio en la revista First Things, Weigel recordó que en diciembre de
2021 estuvo en Roma dando un curso sobre San Juan Pablo II a gente católica de
distintos contextos, que se sorprendieron por algo que les explicó.
El Concilio Vaticano II, el
evento eclesial y mundial más importante del siglo XX realizado en la década de
1960 para actualizar algunas cosas en la Iglesia, “llamó
correctamente a una renovación de la teología moral católica. Lo que siguió fue
su deconstrucción”, explicó Weigel.
Esa deconstrucción llegó al punto
en el que “prominentes teólogos morales alegaban
que no había tal cosa como los ‘actos intrínsecamente malos’: es decir un acto
moralmente grave por su naturaleza, siempre y donde fuese, sin considerar las
intenciones de la persona y las consecuencias de sus actos”.
Weigel dijo además a sus alumnos
que una de las intenciones del Papa San Juan Pablo II, cuando escribió su
encíclica Veritatis Splendor (El esplendor de la verdad) fue precisar que sí
existen los actos intrínsecamente malos, una convicción repetida luego en la
encíclica Evangelium Vitae (El evangelio de la vida) que Karol Wojtyla escribió
en 1995.
Como responsables de la
perspectiva de la no existencia de los actos intrínsecamente malos, Weigel citó
a los filósofos Emmanuel Kant y David Hume, “cuyo
trabajo erosionó una de las convicciones fundamentales de la civilización
occidental: que hay verdades construidas en el mundo y en nosotros, verdades a
las que podemos llegar por la razón”.
EL
ERROR EN UNIVERSIDADES PONTIFICIAS DE ROMA
Ante este avance de ideas
erradas, continuó Weigel, en los últimos 25 años sí ha habido un trabajo
correcto en la teología moral, “pero en los últimos
nueve años los viejos errores han reaparecido y algunos son dominantes en
universidades pontificias romanas”.
Aunque no lo menciona, uno de
esos ejemplos es el sacerdote
jesuita español Julio Luis Martínez Martínez, exrector de la Pontificia Universidad Comillas
de Madrid y profesor visitante en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma,
quien a fines de mayo dijo a la revista estadounidense jesuita America, que la
exhortación apostólica Amoris laetitia, que el Papa Francisco escribió sobre el
amor en la familia, “desató los nudos” sobre el matrimonio que dejaron los
Papas San Pablo VI y San Juan Pablo II.
La perspectiva antigua, que ahora
se presenta como nueva, de que no hay actos intrínsecamente malos, denunció Weigel,
es algo “viciado, intelectualmente estéril,
pastoralmente infértil y socialmente irresponsable”.
El biógrafo de San Juan Pablo II
dijo luego que si el bien avanza en algunas regiones de la Iglesia se debe a
que “entienden que la verdad y la misericordia van juntas, y que la Iglesia como
‘hospital de campaña’ no debe solo vendar las heridas temporalmente sino curar
a las personas y enviarlas como testigos del poder de Cristo”.
ATAQUES
CONTRA SAN JUAN PABLO II
Sobre los ataques contra San Juan
Pablo II en la teología moral, Weigel indicó que “ningún
Papa en la historia moderna de la Iglesia ha hecho tan grandes esfuerzos para
explicar las verdades de la fe católica a los escépticos y cínicos”.
“Quienes atacan el
heroísmo intelectual y moral de Juan Pablo en un triste intento de defender lo
viejo, el catolicismo líquido que ha probado ser un fracaso evangélico en todos
lados, pueden creerse sensibles pastoralmente y ciertamente algunos lo son”.
Sin embargo, concluyó Weigel, “para mis alumno solo parecen ejemplos del cansancio
intelectual y la cobardía evangélica ante la agresión cultural woke”.
La palabra woke, que puede
traducirse del inglés al español como “despierto”, comenzó a usarse en Estados
Unidos como una referencia a la conciencia sobre el racismo. Poco a poco se fue
extendiendo a otros campos como la desigualdad social desde la perspectiva de
la izquierda, la ideología de género, el lobby LGBT
y el feminismo radical.
POR
WALTER SÁNCHEZ
SILVA | ACI Prensa
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