domingo, 20 de marzo de 2022

PAPA FRANCISCO: DE DIOS NUNCA PUEDE VENIR EL MAL

Durante el rezo del Ángelus este domingo 20 de marzo, el Papa Francisco destacó que “de Dios no puede venir nunca el mal” por lo que pidió estar atentos para no “echarle la culpa a Dios” ante hechos terribles como la guerra o la pandemia.

Al reflexionar en el pasaje del Evangelio de este domingo de San Lucas, el Santo Padre planteó una pregunta “que parece acompañar estas trágicas noticias: ¿quién tiene la culpa de estos hechos terribles? ¿Quizás aquellas personas eran más culpables que otras y Dios las ha castigado?”

“Son interrogantes siempre actuales; cuando las noticias negativas nos oprimen y nos sentimos impotentes ante el mal, a menudo se nos ocurre preguntarnos: ¿se trata de un castigo de Dios? ¿Es Él quien envía una guerra o una pandemia para castigarnos por nuestros pecados? ¿Y por qué el Señor no interviene?”, señaló el Papa.

En esta línea, el Santo Padre pidió “tenemos que estar atentos: cuando el mal nos oprime, corremos el riesgo de perder lucidez, y para encontrar una respuesta fácil a cuanto no logramos explicarnos, terminamos por echarle la culpa a Dios”.

Además, el Papa lamentó “el feo y mal hábito de blasfemar” y cuestionó cuántas veces atribuimos a Dios “nuestras desgracias y atribuimos las desventuras del mundo a Él que, en cambio, nos deja siempre libres y, por tanto, no interviene nunca imponiéndose, tan solo proponiéndose; a Él, que nunca usa la violencia sino que, por el contrario, sufre por nosotros y con nosotros”.

En este sentido, el Santo Padre aconsejó en vez de culpar a Dios, dice Jesús, tenemos que mirar nuestro interior: es el pecado el que produce la muerte; son nuestros egoísmos los que laceran las relaciones; son nuestras decisiones equivocadas y violentas las que desencadenan el mal”.

De Dios no puede venir nunca el mal, porque Él ‘no nos trata según nuestros pecados’ conforme a su misericordia. Es el estilo de Dios, no nos puede trata de otra forma, siempre nos trata con misericordia”, afirmó.

INVITACIÓN A LA CONVERSIÓN

Luego, el Papa explicó que en el Evangelio de este domingo “el Señor ofrece la verdadera solución, la conversión: ‘Si no se convierten -dice- perecerán todos del mismo modo’ es una invitación apremiante especialmente en este tiempo de Cuaresma, acojámoslo con el corazón abierto, convirtámonos del mal, renunciemos a ese pecado que nos seduce, abrámonos a la lógica del Evangelio porque donde reinan el amor y la fraternidad el mal no tiene más poder”.

Sin embargo, el Santo Padre reconoció que “Jesús sabe que convertirse no es fácil, que muchas veces volvemos a caer en los mismos errores y en los mismos pecados; que nos desanimamos y, quizá, nos parece que nuestro esfuerzo por el bien es inútil en un mundo donde el mal parece reinar”.

De este modo, el Papa subrayó que Jesús “después de su llamado, nos anima con una parábola que ilustra la paciencia que Dios -debemos pensar en la paciencia de Dios- la paciencia que tiene con nosotros” al relatar “la consoladora imagen de una higuera que no da frutos en el periodo establecido, pero cuyo dueño no la corta: le concede más tiempo, le da otra posibilidad”.

“A mí me gusta pensar que un lindo nombre de Dios sería el ‘Dios de otra posibilidad’, siempre nos da otra oportunidad, siempre, siempre, así es su misericordia. Así hace el Señor con nosotros: no nos aleja de su amor, no se desanima, no se cansa de darnos confianza con ternura”, dijo el Santo Padre.

Por último, el Santo Padre aseguró “hermanos y hermanas, ¡Dios cree en nosotros! Dios se fía de nosotros y nos acompaña con paciencia. La paciencia de Dios con nosotros. No se desanima, sino que pone siempre esperanza en nosotros”.

“Dios es Padre y te mira como un padre: como el mejor de los papás, no ve los resultados que aún no has alcanzado, sino los frutos que puedes dar; no lleva la cuenta de tus faltas, sino que realza tus posibilidades; no se detiene en tu pasado, sino que apuesta con confianza por tu futuro. Porque Dios es cercano a nosotros, Él es cercano a nosotros -el estilo de Dios, no olvidemos, cercanía, Él es cercano, con misericordia y ternura, así nos acompaña Dios, cercano, misericordioso y tierno- pidamos, por tanto, a la Virgen María que nos infunda esperanza y valor, y que encienda en nosotros el deseo de conversión, concluyó el Papa.

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

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