miércoles, 23 de marzo de 2022

LA RECIENTE REFORMA DE LA CURIA ROMANA Y EL OPUS DEI

 Estos días se han suscitado algunos comentarios (o muchos comentarios) en el clero acerca del Opus Dei en la nueva reorganización de la curia romana. Permítaseme dar mi opinión, (una vez más, ¡otra!).

Ya expresé mi parecer hace casi diez años sobre la conveniencia o no de que el Opus Dei fuera una prelatura:

https://blogdelpadrefortea.blogspot.com/2016/08/cuestiones-canonicas-acerca-de-la.html

https://blogdelpadrefortea.blogspot.com/2016/08/las-prelaturas-personales-mas.html

https://www.blogger.com/u/4/blog/post/preview/35878920/2074582310150799869

https://www.blogger.com/u/4/blog/post/preview/35878920/2074582310150799869

No tengo ni idea de quién ha aconsejado al papa, pero hacer que el Opus Dei, en el que la inmensa mayoría de sus miembros son laicos tengan como interlocutor al Dicasterio para el clero no ha sido la más indiscutible de las decisiones. (Obsérvese la caridad y finura de esta última afirmación).

¿Quién debía ser su interlocutor? Indudablemente el “Dicasterio para los laicos”. Si hay sacerdotes de la prelatura, es PARA los laicos de la prelatura. O ese dicasterio o el que se encarga de las realidades asociativas que cuentan entre sus miembros con laicos y clero. En este momento (y más tras la reforma de hace pocos días) todavía no tengo claro el límite de jurisdicción de ambos dicasterios, pero espero enterarme antes de una semana.

Cuando el Opus Dei ha dicho que la nueva reforma de la curia romana no les afecta y que solo cambia su interlocutor, tiene razón, toda la razón. Esa reforma cambia a la curia, pero para nada a la prelatura.

Ahora bien, el último cambio sí que va en la línea (sin decirlo) de que el Opus Dei es preferible que no tenga a un obispo como prelado, pues eso lo asemejaría demasiado a una iglesia particular. Que es casi imposible no leer tal intencionalidad resulta un hecho insoslayable.

Yo que amo al Opus Dei, aunque no pertenezco a él, he recordado siempre que el Opus Dei no es otra cosa que una asociación con clero y fieles. Si a través de la creación de una terminología especial se intenta hacer creer que es otra cosa, se equivoca. Eclesiológicamente es eso. Incluso si en la asociación hubiera obispos, presbíteros y laicos no dejaría de ser como un instituto secular con esos tres elementos integrantes.

Situar un obispo en la cúspide de un instituto secular podía hacer pensar que era otra cosa diferente a una asociación dentro de la diócesis, la que sea. No es la prelatura y la diócesis, sino una asociación dentro de la diócesis.

El ser cabeza de todo el rebaño, el estar constituido en autoridad máxima de las comunidades, estaba unido al hecho de haber recibido una consagración sagrada: el tercer grado del orden. El Opus Dei, lo miremos como lo miremos, es una realidad asociativa, eclesiológicamente no es una “iglesia”. ¿Por qué debería ser obispo su superior? No es un despropósito si se le eleva al episcopado, pero deja menos clara la peculiaridad de la figura del obispo diocesano.

Las diócesis personales son rebaños totales: todas las personas que pertenecen al Ejército, todas las personas de rito melquita, etc. La diócesis personal es “total”, incluye a todas las ovejas, la pertenencia no es fruto de una opción personal. Y aun así la coexistencia entre diócesis personales y territoriales no deja de poder ser una fuente de problemas. No será fuente de conflictos mientras esas diócesis personales sean tan pequeñas que solo susciten la caridad por parte de la gran diócesis en la que se haya inserta. 

Pero si en un territorio, una tercera parte de los fieles perteneciera a una diócesis personal y dos terceras partes a la diócesis territorial, los conflictos no tardarían en aparecer. ¿Habría una cierta bicefalia? Por supuesto. Y las invisibles líneas de lo personal y lo territorial crearían inevitables fricciones y problemas. 

P. FORTEA

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