Por los años 50, en una casa de dos pisos, ubicada en la Avda. San Martín de Porres (Vispán), llamada antiguamente Avda. Nueva, sucedíanse cosas extrañas, como aquel incendio ocurrido, no obstante estar apagada la cocina.
En las
noches, la familia se alumbraba con cuatro lamparines y de un momento a otro
éstas se iban apagando de por sí, ante la sorpresa de los presentes. El temor
iba haciendo presa en ellos que hasta misa mandaron hacer, porque creían que
algún alma buscaba paz.
El jefe
de la casa don Asisclo Santos, tuvo que
ausentarse de la casa por unos días y cuenta su familia que en las noches,
alguien jalaba las frazadas mientras dormían, que sonaban los platos, cucharas,
ollas, etc. En la siguiente noche sentían el caminar de una persona, pero
cuando encendían el mechero, no veían a nadie. Al tercer día ninguno quería
dormir en la casa por temor a sentir los ruidos extraños. Esperaron a que
llegara don Asisclo para plantearle, que ya no querían vivir más allí y así
sucedió, porque al poco tiempo se fueron a vivir a Lima. Posteriormente la casa
fue arrendada a otra familia, que no duró mucho, por los ruidos extraños.
Una noche
cuando unos muchachos del barrio regresaban de una fiesta de Cruz Blanca y a la altura del domicilio del Dr.
Ramos, divisaron que una mujer de blanco cruzaba el camino con dirección a la
casa, motivo del relato, pero no le prestaron atención. Al momento en que iban
a pasar frente a la casa encantada, vieron a una mujer vestida de novia que
lloraba tristemente y las habitaciones estaban totalmente iluminadas. Uno de
ellos se acercó a preguntarle porqué lloraba, la mujer no respondió, entonces
trató de voltearla para ver de quién se trataba.
Se dio
con la sorpresa que era un esqueleto. Presas de miedo huyeron de aquel sitio.
Al otro día fueron al lugar de los acontecimientos y todo estaba como siempre
en la casa abandonada. Hasta ahora se observa la casa, pero nadie vive en ella.
Tradición oral recogida por: Natalio García.
Fuente: Mitos y leyendas de Huacho y distritos aledaños. 2017.
Compilador: Samuel Cornelio Abad.








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