Los pobladores de esta zona cuentan que un antiguo pescador llamado Claudio Alcántara, en una oportunidad se dirigió a la caleta de Carquín a mariscar (sacar mariscos) y notó que el mar estaba en bonanza (mar baja), lo que le permitió bajar al fondo de un acantilado más o menos a 80 metros de profundidad para sacar mayor cantidad de mariscos.
Cuando
estaba pescando sintió que el mar se agitaba (embravecía)
y viendo que no podía salir se metió a un huequerón llamado Volantín
para refugiarse. Y se dio con la sorpresa que en este lugar había un hermoso
valle con muchos sembríos, especialmente frutales. Además, vivían muchas
personas de piel blanca con cabellos dorados (gringos). Había más mujeres que
hombres, una de ellas se le acercó e interrogó ¿Qué
hacía en ese lugar? y él le contó a la mujer lo que le había sucedido,
entonces ella le dijo que tenía que regresar inmediatamente a su sitio porque
faltaba poco tiempo para que llegue el guardián de éste lugar, y que él se
quedaría encerrado como ella para siempre, de no salir a tiempo.
Entonces
el señor Alcántara buscó la manera de salir del huequerón, luego se dio cuenta
que éste se estaba cerrando con el mar, por lo que él se apresuró en salir. Una
vez fuera sintió que el mar, estaba calmado y ayudándose con una soga se subió
arriba del acantilado logrando salir. Al llegar a su destino buscó su ropa que
había dejado, pero no encontró nada, entonces inmediatamente se dirigió a su
casa y al llegar su familia extrañada le recibió con abrazos y llanto. Él se
quedó como sorprendido, luego su familia le preguntó ¿dónde
había estado? y él le contó lo sucedido, por lo que decidió ir en buscar
el huequerón, pero ya no estaba.
Tradición oral recogida por: Virginia Huertas Salcedo.
Fuente: Mitos y leyendas de Huacho y distritos aledaños. 2017.
Compilador: Samuel Cornelio Abad.
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