«¡El Hijo del hombre!» (Mt 24-39)
Es
el título y el sobrenombre que más gusta a Cristo..., y el más repetido.
Como
si temiera nuestra dificultad en aceptar la perfecta condición humana de Jesús:
Con su nombre escrito en el padrón municipal
Con sus alegrías bulliciosas de escolar en tardes de vacaciones
Con sus astillas clavadas e infectadas en sus manos ásperas de peón.
Con su bagaje molesto de digestiones pasadas y noches de
insomnio.
Con sus marchas fatigosas por caminos polvorientos y castigados
por un sol de fuego.
Un
hombre…
Como
tú.
«En todo semejante a nosotros menos en el pecado»
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