sábado, 8 de enero de 2022

LOS CURANDEROS

 El viejo ómnibus se detuvo en la esquina del mercado, donde tres mujeres con faldellines, dirigiéndose al chofer le preguntaban.

-¿Este carro va a la campiña?

-¿No sabe leer? El letrero ¿Qué dice? Luriama, Chonta, Zapata.

-Intonces tú conoces al curandero don Gucho que lo cura con huevo.

-¿Que si lo conozco? si es mi compadre…

-¿Nos podrás llevar intonces?

-Suban, suban que cuando estemos cerca de don Gucho les avisaré.

-El carro abandonó la ciudad pasando las avenidas de San Lorenzo, El Milagro y al cruzar Luriama, el chofer advierte a las mujeres:

-A ver, a ver, a todas las que quieren que les pasen el huevo vayan desatando el nudo y alisten sus cuarenta soles.

Una viejita medio dormida que venía detrás de él, al oír esto se despierta sobresaltada y dirigiéndose por su apelativo le dice:

-¿Cómo don “Sangre´e muca”? ¿ahora lo cobran?

-Sí, le responde molesto el chofer, la pasada vale plata.

-¡Gua! exclamó la vieja, qué desvergonzados se han vuelto hoy los hombres, antes para pasarlo su huevo a una lo pagaban.

FRAGMENTO DE “LOS CURANDEROS” DE ALBERTO BISSO SÁNCHEZ (+), DE SU LIBRO “UN SALTA PA’TRÁS” (1985).

Alejandro Smith Bisso

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