¿Dónde está ese catequista que este año lo dejará todo? ¿Dónde están esos seres humanos que han aceptado dar muchas horas de su tiempo por jóvenes que no conocen?
¿Dónde están
esos corazones que quieren contagiar esa esperanza que recibieron en un retiro,
en una canción, en una oración frente al santísimo, en un viaje misionero, en
una contemplación frente al mar, en una conversación con otro hermano, o donde
sea se haya aparecido Dios?
¿Dónde están
esos tercos que se resisten a abandonar esa misión tan rara que el mundo de hoy
quizá no entiende?
¿Dónde están
estos obreros de la ciudad de Dios, que luchan para que todos y todas tengan un
lugar en la mesa donde junto a los hermanos nuestros podamos mirar a Dios y con
una sonrisa, decirle, gracias Padre Nuestro?
Así como el PSG, el
Manchester, el Barcelona o cualquier equipo de fútbol tiene un tiempo de
pretemporada antes de los partidos del campeonato, cientos de miles
de catequistas en todos los continentes están reuniéndose para planificar qué
nuevas forman se inventarán este año para comunicar el Evangelio.
Para revisar algunos conceptos
importantes, para recargar el corazón dejando que el Espíritu les inspire o
también para conocer a los nuevos cómplices con quienes empezarán un viaje
hermoso.
Departe de todo el equipo de
Catholic Link les mandamos un abrazo lleno de fuerza y de ánimo.
Cuentan con nuestras
oraciones, con nuestra admiración y con todo el contenido que podamos crear
para ayudarles a que sigan dando la vida por esos extraños que el Maestro los
llamó a amar como hermanos.
Quiero compartirles, después
de algunos años aprendiendo como catequista, unas ideas que me ayudan mucho
recordarlas. ¡Espero les sirva!
1. QUE TUS PALABRAS
SEAN UN SUBTÍTULO DE TU VIDA
Puedes decir todos los
discursos que quieras, las mejores conferencias, las prédicas más motivadoras,
las reflexiones más increíbles, pero si no lo vives, no funciona.
De nada sirve que como
catequista prepares una charla majestuosa sobre el amor incondicional de Dios
si no eres capaz de aprenderte el nombre de tu catecúmeno y tratarlo con amor y
no como un participante más.
De
nada sirve que hables sobre libertad si no revisas qué te está esclavizando en
este momento de tu vida (el qué dirán, el miedo a tener esa conversación de perdón con tu
hermano, el deseo de poder sobre todo si eres coordinador de catequesis, algún
vicio que daña tu cuerpo, el temor a ser honesto con tus amigos, o tantas
cosas).
Quizá estoy exagerando, todo
sirve al fin y al cabo, pero cuando tus palabras son el subtítulo de lo que
vives, cuando tu forma de vivir ilustra lo que tanto anuncias, el mensaje que
estás llamado a transmitir se vuelve más creíble y más real.
2. EL OBJETIVO NO ES
CUMPLIR UN PROGRAMA ES AMAR A TU HERMANO
Si solo estás pendiente de la
asistencia de los chicos, de que lleguen temprano, de que el horario se cumpla,
de que todos hagan silencio cuando sean las charlas, de que prendan su cámara,
de que todos se porten como quisieras que se porten, quizá corras el riesgo con
tu equipo de catequistas de distraerse y olvidarse del corazón de su misión.
El objetivo no es cumplir un
horario, el objetivo es amar a los chicos hasta el extremo, hasta que ellos
griten en su interior «¡miren como me aman! ¿Cuánto
más me amará Dios?» Para eso eres catequista, para anunciar el amor de
Cristo.
Para eso los miramos con
compasión, contemplamos sus historias, oramos con ellos, hablamos de Jesús y
con Jesús, nos interesamos por sus vidas, atendemos qué heridas necesitan
sanar, luchamos con
ellos por su libertad, traemos
esperanza, y todo lo que Espíritu Santo te vaya inspirando en el corazón.
3. NO NECESITAS SER
PERFECTO PARA CONVERTIRTE EN BUENA NOTICIA
Tranquilo, nadie es super
catequista en este planeta. Nadie es tan perfecto y tan puro para decir «soy el mejor», «miren cómo se hace».
Todos somos seres humanos,
historias llenas de decisiones incoherentes, heridas abiertas, egoísmos
camuflados. No te desanimes si cometes algún error, o tu vida empieza a
pesarte.
Esto no tiene la lógica de
videojuego, donde acumulas puntos, subes niveles y todo depende de ti.
Lo que pase en catequesis es
un proyecto que tiene a Dios en primera línea, y él no pretende que seas un Optimus Prime, Supermán
ni un nuevo héroe de película de Marvel. Tú eres un simple instrumento de Dios.
Es
que no se trata de ser perfectos, se trata de seguir amando y sobre todo, de dejarte amar
por esos brazos que están para consolarte, levantarte, empujarte, inspirarte,
iluminarte y mucho más.
4. DIOS TAMBIÉN TE
HABLA A TI, ERES MÁS QUE UN CATEQUISTA
Ser catequista no significa
haberte graduado en la vida cristiana. De hecho, nadie puede decir eso, ni el Papa Francisco.
Dios te seguirá hablando en
cada catequesis, en las charlas, en los retiros, en los temas. Sobre todo en
los sacramentos ¡También es para ti!
No
cierres los oídos, no dejes tu vida fuera de las sesiones, tú también estás
llamado a luchar por tu libertad, por tu
felicidad, por la justicia y por todo lo que implica seguir a Jesús.
No eres un trabajador de Dios,
no eres un operario que solo tiene cumplir un tarea. ¡No!
Eres su hijo, Él no solo quiere que le sirvas 2 horas a la semana, sobre
todo.
Es el que Él quiere
servirte en cada segundo de tu existencia.
5. CONTEMPLA EL
CORAZÓN DE LOS CHICOS
Podemos planificar 80 mil
ideas, pero si no sentimos
el corazón de los
chicos, quizá nuestras propuestas se vuelvan irrelevantes para ellos.
Podemos preparar los mejores
temas, con las mejores fuentes bibliográficas y con las mejores dinámicas.
Pero si no olfateamos las
necesidades de los corazones que vengan a catequesis, será como preparar
grandes medicinas sin ni siquiera conocer al enfermo y mucho menos a su
enfermedad.
Catequistas, somos familia,
somos hospitales de campaña. En la niñez y juventud de este 2022 hay mucha
soledad, miedo al futuro, depresión, ansiedad, y tantas cosas más.
Contemplemos lo que Dios nos
quiere decir con eso. La primera pregunta, quizá no es qué tema o charla toca,
sino qué necesita el corazón de los niños y jóvenes en este momento de la vida.
Quizá de esa manera, podamos
convertirnos en una verdadera buena noticia en medio de las historias que
nuestros catecúmenos estén viviendo.
¡Muchísimo ánimo y
que Dios los bendiga abundantemente por todo lo que hacen por el Reino!
Escrito por: Fernando Merino
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