Estoy muy triste con la posible invasión de Ucrania por parte de Putin. Las víctimas, por igual, serán rusos y ucranianos. Mi compasión va hacia los dos bandos. Víctimas de un impresionante ego que ya ni las fronteras rusas son capaces de contener.
Si
finalmente se produce la invasión, no pienso que eso incendie el mundo con más
guerras; el mal quedará contenido en Ucrania. Pero sí que se dará comienzo a
una época en que alguna otra potencia puede seguir por el mismo camino de
obligar a los demás a aceptar los hechos consumados.
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No importa
qué negro se ponga el cielo, no importa cuántas batallas venza un ególatra. El
número de batallas ganadas resulta indiferente. Solo importa a quién le conceda Dios la
victoria final.
Durante los
cuatro meses de la Batalla de Inglaterra, se decidió si Hitler consolidaba o no
sus conquistas. Estados Unidos ya había dejado claro de forma rotunda que no
iba a intervenir en esa guerra.
2550
aeronaves alemanas se enfrentaron a 1964 naves inglesas y aliadas. 544
británicos y aliados murieron. Hitler no pudo consolidar su imperio del Mal a
causa de quinientas personas que se sacrificaron hasta la muerte. Gracias a
esos 500 caídos, el parlamentarismo, la tolerancia, la libertad volverían a brotar
en el Viejo Continente.
Sin el
sacrificio hasta la muerte de esas concretas 544 personas, el invierno del
fascismo hubiera durado dos o tres generaciones.
Hitler en
1940 lo tenía todo. Lo único que no se le había concedido de lo alto fue la
victoria final.
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Si Rusia
invade Ucrania, ese error traerá consigo nuevos errores: prisión, torturas,
represión. Aunque no llegue a clavar su puñal, el tirano ya ha amagado con
hacerlo, ya ha amenazado al inocente en la plaza, delante de todos. Aunque no
lo haga, él ya se ha quitado la máscara.
Putin ahora
está empeñado en repetir todos los errores de la historia. Como le dijo el
enviado británico a Milosevic al final de la entrevista, como despedida: “La próxima vez nos volveremos a ver cuando sea usted
juzgado en el Tribunal Internacional de la Haya”.
P. FORTEA
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