El Chullu en el lenguaje visual del mundo andino. El chu'llu tiene un origen prehispánico. Antes que pisaran nuestro territorio los españoles, el uso de tocados para la cabeza tenía un significado muy especial en el lenguaje visual del mundo andino. Esta prenda servía para reconocer el rango, la clase social e incluso la etnia a la que pertenecían quienes la portaban.
Según Rosie Barnes, desde los inicios de nuestra historia,
la cabeza tuvo una importancia fundamental en el imaginario de nuestros
pobladores. Lo evidencian las cabezas clavas de
Chavín, las cabezas trofeos de la cultura
Nasca, las deformaciones craneanas y
trepanaciones de los paracas y las cabezas reducidas de los shuar amazónicos,
además de las representaciones en cerámica y las bordadas en los textiles.
Dado el
clima extremo de nuestros andes, resultaba necesario proteger la cabeza. Los
primeros tawantinsuyanos utilizaron diversos materiales para ello, como: pieles de animales pequeños, hojas y hasta pastos; en
épocas de intercambio y de inicio de las rutas comerciales, se pudo obtener la
fina fibra de camélidos andinos. Hoy, resulta fácil identificar la
procedencia de viajeros y comerciantes por sus gorros e indumentarias.
LA
COMPLEJIDAD Y BELLEZA DE LOS TEXTILES PREHISPÁNICOS SON APRECIADOS
MUNDIALMENTE.
Su uso
estaba destinado a los gobernantes y para rendir culto a sus deidades. Con el
transcurrir del tiempo, los diseños textiles se convirtieron en medios de
comunicación para enviar mensajes. En su elaboración de los tocados para la
cabeza, se utilizaron diversos materiales (madera, plumas y metales)
aplicándose técnicas variadas.
Rosie
Barnes afirma que los españoles trajeron
tres técnica nuevas: el crochet, encaje real y el
palito o agujas con el que se empezaron a tejer los ch'ullus.
Los
primeros vestigios de la técnica del tejido a palitos en el Tawantinsuyu fueron
encontrados hacia 1578 en el pueblo colonial de Magdalena
de Cao Viejo, cerca de Trujillo. Luego vendrían drásticos cambios
culturales impuestos por los españoles, que se reflejaron en las expresiones
culturales de la clase popular, incluyendo el uso de decoraciones en su
vestimenta. En las descripciones y dibujos de los cronistas, el nativo es
mostrado con ojotas, en contraste, el español siempre usaba medias y zapatos.
Para Rosie Barnes, resulta difícil establecer
cuándo se comenzaron a tejer ch'ullus aquí, pero probablemente no fue mucho
después de la introducción de las medias en los nuevos territorios, puesto que
básicamente los dos son tejidos de tubos que se alargan. Lo cierto es que la
confección de ch'ullus representan la culminación de un largo proceso de
saberes y técnicas tradicionales.
La
sencillez y facilidad del tejido a palitos, lo ha hecho una práctica cotidiana
en nuestros andes. El ch'ullu es una de las prendas que habitualmente se tejen
en distintas formas y tamaños, con diseños que reflejan el imaginario de sus
creadores y que simbolizan su identidad.
"La iconografía de los ch'ullus puede parecer simple, pero refleja
la procedencia, anhelos y deseos de su creador. Los pallays, de complejos
diseños, son minitutras de su mundo y una manera de relacionarse con sus
creencias. A través de ellos, los tejedores se diferencian unos de otros,
demostrando su destreza y sus habilidades al interior de su comunidad. Por ejemplo,
el ch'ullu de Ocongate se elaboraba originalmente para conseguir una esposa,
comunicando a las mujeres la experiencia y riqueza del hombre que la
tejió" explica Rosie
Barnes.
Sin
embargo, también se advierte que el ch'ullu en su identidad andina van
desapareciendo, al ser absorbida por la modernidad que se fabrican de forma
genérica.
Autoría de la nota: tomado del muro de Siku Mamani.
Alejandro Smith Bisso
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